Camargue

En un principio puede parecernos un hermoso caballo blanco, pero el camargue es en realidad un caballo negro. De jóvenes los podemos apreciar de este oscuro color aunque cuando alcanzan la madurez sexual desarrollan el pelaje blanco.

No son especialmente grandes pues miden entre 1,35 y 1,50 metros de altura hasta la cruz, aún así el camargue posee una gran fuerza, suficiente para ser montado por jinetes adultos. Es un caballo fuerte y robusto, pesa entre 300 y 400 kilogramos. El camargués es un caballo que actualmente se utiliza en la doma clásica, como raza de trabajo o el ecuestre general.

El camargués por lo general es un caballo inteligente y tranquilo que se relaciona fácilmente con su cuidador, con quien adquiere confianza rápidamente.

Deberemos proporcionarle agua limpia y fresca en abundancia, esencial para su desarrollo. El pasto y los concentrados de alimentación son importantes, si es a base de heno, deberemos asegurarnos de ofrecerle al menos un 2% de su peso de este alimento cada día.

Un cobertizo le ayudará a soportar las condiciones meterorológicas pues el viento y la humedad no son favorables para ellos.

Si le montamos con regularidad debemos asegurarnos de que los cascos estén limpios y no tengan grietas o estén sueltos. Las patas son una herramienta básica del caballo y no prestar atención a sus patas puede derivar en graves problemas futuros.

La limpieza de su establo es también muy importante pues si no se tiene cuidado pueden afectar a los cascos o pulmones. La candidiasis es la enfermedad relacionada con la falta de higiene.

Con regularidad le haremos revisiones en busca de rasguños, cortes y contusiones. Te recomendamos tener un botiquín de primeros auxilios a mano para proporcionarle una cura si lo necesita.

Si observas signos de enfermedad como ojos o nariz llorosa e incluso tos o saliva en exceso deberás acudir a un veterinario para que lo examine a fondo y descartar así cualquier problema grave.