¿Cómo piensan los gatos?

Pocos animales necesitan tener tanto control sobre su entorno como los gatos, es por ello que los felinos son los animales más propensos a sufrir estrés así como las peligrosas consecuencias de este estado cuando es prolongado en el tiempo.

¿Pero cómo es posible que un animal con tanta sensibilidad no tenga conciencia sobre su propia existencia? Bueno, lo cierto es que esto no es exactamente así, lo que sucede es que los estudios científicos acerca de la conciencia en animales utilizan principalmente un espejo para observar las reacciones y determinar el grado de conciencia, y el gato no reacciona.

No obstante los amantes de los gatos sostienen (y parece lo más razonable) que esta falta de reacción se debe a que los gatos no perciben ningún olor en el espejo y por lo tanto nada les atrae lo suficiente como para que puedan acercarse a su reflejo e interaccionar con él.

El biólogo Doctor John Bradshaw, de la Universidad de Bristol, lleva ya 30 años estudiando a los felinos y los resultados obtenidos a través de sus distintas investigaciones son sorprendentes ya que ha determinado que los gatos no nos perciben como humanos, ni como amos, sino como versiones gigantes de ellos mismos.

En este sentido el gato nos concibe como si fuéramos simplemente un gato más con el que puede socializar o no, según el momento, sus intereses y sus apetencias, pero bajo ninguna circunstancia cree que somos una especie que los pueda llegar a dominar.

Esta característica es evidente si comparamos a los gatos con los perros, ya que los perros no interactuan con los humanos del mismo modo que lo hacen con otros canes, en cambio, los gatos no alteran su comportamiento cuando están delante de un humano.

Obviamente un gato puede ser adiestrado para saber qué es lo que no puede hacer en su hogar humano y al igual que un perro, también responde bien al refuerzo positivo, pero esto no se debe confundir con un proceso de domesticación.

Los expertos consideran que la domesticación de los primeros perros puede haber ocurrido hace aproximadamente 32.000 años, en cambio, los gatos empezaron su relación con los humanos hace alrededor de 9.000 años.

Lo importante es entender que en estos 9.000 años los gatos no se han dejado domesticar, sino que han aprendido a cohabitar con humanos para aprovechar todos los beneficios colaterales que estos "gatos gigantes" pueden brindarles, como por ejemplo, comida, agua y un entorno cómodo donde descansar.

Los gatos son extremadamente inteligentes, tanto es así, que son capaces de adiestrarnos sin que apenas nos demos cuenta.

Los gatos observan continuamente a los humanos, que ellos ven simplemente como gatos gigantes, saben por ejemplo, que al ronronear es muy posible despertar nuestros instintos de protección, lo que la mayoría de las veces acaba en una recompensa en forma de comida, por lo tanto, no dudan en utilizar el ronroneo como medio de manipulación.

También saben que al emitir ciertos ruidos, uno acude en busca de ellos o por el contrario, sale de la habitación donde ellos se encuentran, y es través de la observación continua hacia su familia humana que el gato adapta nuestras respuestas a sus necesidades.

Pero eso no es todo, los gatos también pueden sentir instintos de protección hacia nosotros... ¿Alguna vez tu gato te ha dejado una pequeña presa en la entrada de casa? Esto lo hace porque si bien te ve como un gato gigante, también te considera un gato torpe que puede tener dificultades en conseguir comida, y bueno, muy entrañablemente, decide ayudarte en esta importante tarea.

El gato considera que él debe adiestrarte a ti, en cierto modo porque como mencionábamos cree que eres torpe (no débil ni inferior), también por este motivo tu gato se frota contra ti, marcándote así con tus feromonas, como si tú fueras de su propiedad. En otras ocasiones simplemente quiere asearse o utilizarte como rascador, pero esto es buena señal, ya que indica que no nos ven como rivales hostiles.

El pensamiento de los gatos se debe a distintos factores, aunque generalmente los más determinantes son su instinto, las interacciones que realiza y sobre todo el registro de experiencias pasadas.

Es importante que sepas que todos los estudios que intentan descifrar el pensamiento felino concluyen que sólo se debe interaccionar con el gato cuando él lo pide, ya que de lo contrario, sufren un gran estrés.

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