¿Los perros pueden comer huesos crudos?

Los huesos crudos

Los huesos carnosos crudos son muy buenos en muchos aspectos para la correcta salud de tu perro, además, serán masticados, triturados y comidos, prácticamente, por completo por los dientes, la mandíbula y el organismo del perro. Para finalizar, cuando llegue a su estómago, este hará el último trabajo.

El estómago canino es mucho más ácido que el humano y está diseñado para descomponer los huesos y alimentos crudos. Este tipo de hueso es el mejor porque es más suave y flexible. Los huesos crudos raramente se astillan y son digeribles en tu totalidad, incluso las proteínas de colágeno que algunas personas dicen que puedan ser indigestas.

Los problemas pueden ocurrir con cualquier tipo de alimentos, huesos, croquetas, etc. Con respecto a los huesos podemos decir que son inofensivos, siempre y cuando, el perro no se desespere y lo trague por completo, ya que podría atragantarse, así mismo, no se le debe dar al perro huesos en forma pequeñas como las alas y los cuellos de pollo.

Los huesos cocidos

Por otro lado, los huesos cocidos son muy peligrosos. Estos si son afilados, pueden astillarse y causar asfixia, así como una gran cantidad de daño interno al cuerpo de un perro, ya que pueden abrir agujeros en sus intestinos. Al cocinar los huesos crudos cambiamos la estructura molecular y física del hueso, haciéndolo indigesto y fácilmente astillable. En pocas palabras: siempre que le vayas a dar huesos a tu perro, que sean crudos.

Ahora que sabemos que los perros pueden comer huesos crudos, debemos conocer también qué ventajas les ofrece comer este tipo de alimento y por qué deberíamos ofrecérselos.

Los beneficios de los huesos crudos para los perros se extienden hasta el marco de enfermedades graves como, por ejemplo, el cáncer. Estudios afirman que una dieta cruda, en la que se incluyan los huesos carnosos crudos tiene las facultades para impulsar el sistema inmunológico de un perro hasta el punto donde la enfermedad tiene menos oportunidades de recurrir.

También ayuda con las alergias y las caries. Adicionalmente, los huesos crudos contienen una buena cantidad de calcio y fósforo que son fundamentales para el buen estado del esqueleto canino.

Y hablando de caries y de salud bucal, debemos destacar que los huesos carnosos crudos son excelentes cepillos dentales. Raspan y sacan fuera los restos de alimentos, ayudando a prevenir las enfermedades de las encías causadas por la acumulación de la placa. A nivel físico, el roer en el hueso (actividad que les encanta a los perros) es también una forma natural de ejercitar las mandíbulas, al mismo tiempo, que proporciona la estimulación mental.

¿Quieres empezar a incluir la ingesta de huesos crudos en la dieta de tu perro porque has visto lo bueno que puede ser para su salud? Para que puedas estar tranquilo al hacerlo, en ExpertoAnimal te daremos las pautas que debes seguir.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que para evitar la presencia de parásitos y patógenos congelemos los huesos 72 horas como mínimo antes de ofrecérselo a nuestro perro.

Los huesos carnosos crudos congelados son mucho más indicados, ya que el perro tendrá que trabajar en ellos mucho más y bajará la velocidad y voracidad de su ingesta. Esto será muy positivo también para relajarlo. Las piezas más grandes obligan al perro a ralentizar y masticar cuantas veces sea necesario.

Otros consejos a tener en cuenta pueden ser:

• No le des a tu perro aquellos grandes huesos de herbívoros que soportan peso, como el fémur de vaca y todos los llamados "huesos para sopa". Estos son extremadamente duros y son especialistas en agrietar y romper dientes.
• Aliméntalos con huesos considerados "carnosos" que estén en mejor calidad y los que están envueltos por abundante carne. Evita los huesos esqueléticos o aquellos que apenas tengan carne como huesos de costillas y alas de pollo. Ten en cuenta que demasiado hueso y poca carne puede producir estreñimiento.
• Dale a tu perro las piezas adecuadas para su tamaño. Si es un perro de tamaño muy grande, dale los huesos de, prácticamente, un pollo entero y viceversa.
• Ignora por completo los huesos cortados que tengan bordes agudos. Por ejemplo, no cortes huesos del cuello, la cola de buey y huesos de los nudillos. Ten en cuenta que los tamaños pequeños promueven la mala masticación y por lo tanto hará que el perro trague de forma torpe y rápida.
• Recuerda que si entras en pánico cuando tu perro come su delicioso y preciado hueso, lo que te queda será vigilarlo mientras se alimenta. No le interrumpas ni le hables o le des indicaciones mientras lo haga. Todos merecemos comer en paz.

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