Appaloosa

Los caballos de raza appaloosa o caballos moteados o pecosos, debido a las motas presentes en sus coloridos pelajes. Estos caballos son considerados una raza realmente antigua, extendida por prácticamente todo el mundo. Sin embargo, fueron los nativos americanos de la tribu Nez Perce los que lo denominaron appaloosa en honor al río Palousse. También fue esta tribu la que vio en estos caballos al compañero ideal para que los ayudara en labores tan diversas como la caza o la guerra, domesticándolos y seleccionando a los ejemplares más adecuados para estas labores durante más de 200 años.

Se considera que los appaloosa pueden tener como precursores los caballos españoles que los colonizadores llevaron consigo cuando llegaron a América, allá por el siglo XVI, siendo los primeros appaloosa caballos españoles de capa moteada. La raza fue evolucionando, pero la que hoy conocemos es fruto del trabajo del Appaloosa Horse Club, fundado en 1938. Se creó para salvar a la raza de su extinción, ellos consiguieron recuperar la raza realizando un intensivo programa de cría. Gracias a sus esfuerzos hoy siguen existiendo los caballos appaloosa.

Los caballos appaloosa son caballos de talla mediana, de cuerpo musculoso y grupa redondeada. Las patas son ligeras, delgadas y de huesos marcados, pero son realmente fuertes y resistentes. Muchos ejemplares tienen cascos rayados, con rayas claras de orientación vertical. Estos caballos tienen una crines y una cola de pelaje largo y realmente espeso.

En cuanto al pelaje de los appaloosa, el cual los distingue de las demás razas equinas, existen seis capas diferentes:

Leonado: con manchas ovaladas y fondo blanco o claro
Copo de nieve: con manchas blancas en base oscura, el lomo manchado con manchas oscuras y lomo de color claro y crines oscuras
“A gota”: con base blanca y manchas oscuras dispersas por todo su cuerpo
Jaspeado: con la parte posterior del cuerpo clara con manchas oscuras y parte delantera con manchas claras sobre base oscura.

Parece ser que hay dimorfismo sexual en cuanto al color e intensidad de los tonos del pelaje, siendo más llamativos y vivos en los machos que en las hembras. Sin embargo, no es el manto en sí lo que hace realmente única a la raza, su distintivo es su piel. Esta piel es moteada, siendo una mezcla de motas claras y oscuras, como si tuviera pecas. Estas pecas son diferentes de las manchas que tienen otras razas, pues en esas otras se trata de parches de piel sin pigmentar.

Los appaloosa son caballos ágiles y activos, se considera la raza más veloz de entre todas las razas equinas existentes en el mundo. Y no es algo que les desagrade, pues siempre están trotando de un sitio para otro, motivo por el cual tradicionalmente han sido partícipes de pruebas de velocidad y diferentes tipos de carreras de caballos.

Tienen muy buen carácter, siendo bastante fáciles de tratar y relativamente sencillos de domar. Son además, sumamente inteligentes y leales, motivos por los cuales se han convertido en una de las razas más populares del mundo.

En cuanto a sus cuidados, lo principal es que se les dote de alimento fresco de calidad y que siempre tengan a su disposición grandes cantidades de agua limpia y fresca, ya que el agua es esencial para su supervivencia.

Serán necesarios otros cuidados, como los referentes al mantenimiento de su manto, realizando cepillados y baños diarios del mismo. También hay que vigilar sus dientes, estando pendientes de posibles alteraciones orales que pueden afectar a sus hábitos y bienestar.

Los appaloosa son animales realmente fuertes y resistentes debido a sus orígenes salvajes, ya que esto les ha dotado de una genética privilegiada que hace que enfermen realmente poco.

Pese a esa buena genética, los appaloosa no son inmunes a las enfermedades víricas y bacterianas, aunque sí sean más resistentes a ellas que otras razas. Es por ello que no debemos bajar la guardia y tenemos que mantener a nuestro caballo bajo supervisión veterinaria, realizando chequeos y analíticas regulares, poniéndoles sus vacunas y evitando potenciales focos de contagio del medio en el que vivan.

Si estamos atentos y cuidamos de nuestro appaloosa, nos aseguraremos poder disfrutar de la compañía de un caballo sano y feliz durante muchos muchos años.