Carbón activado para gatos - Usos y dosis

El carbón activado, también conocido como carbón activo, se consigue a partir de diferentes materiales, por lo que, según estos y la técnica utilizada en su preparación, presentará distintas características. Aunque, sin duda, la principal es su enorme capacidad para absorber distintas sustancias gracias a su estructura de microporos.

Esta propiedad es la que da pie a su uso más conocido, que es el tratamiento de las intoxicaciones. Aunque coloquialmente hablamos de absorción, en realidad el proceso químico que tiene lugar es el conocido como adsorción, que es la adhesión entre átomos, iones o moléculas de gases, líquidos o sólidos que se encuentran disueltos en una superficie. Así, el carbón activado para gatos será efectivo cuando la sustancia ingerida se encuentre en el estómago.

Sin duda, el carbón activado para gatos envenenados va a ser el uso más frecuente de este producto, aunque tiene otras aplicaciones. Así, es posible emplearlo, siempre siguiendo la prescripción del veterinario, para tratar algunos problemas a nivel digestivo, como cuando se prescribe carbón activado para diarrea en gatos.

En cualquier caso, su empleo se debe a su gran capacidad para absorber otras sustancias. Esto es lo que explica el uso del carbón activado para desintoxicar gatos, ya que funcionaría uniéndose a los productos tóxicos, evitando que puedan ser absorbidos por el organismo. Pero hay que tener en cuenta que la efectividad también va a depender de la sustancia que haya ingerido el gato o del tiempo que se tarde en iniciar el tratamiento.

Viendo cómo actúa, lógicamente, si lo administramos cuando el organismo del gato ya ha absorbido el veneno, no va a tener ningún beneficio. Por lo tanto, si descubrimos a nuestro gato consumiendo algún producto tóxico o sospechamos que está envenenado, antes de darle nada hay que llamar al veterinario para que nos indique cómo proceder. Sobre todo porque antes de utilizar el carbón activo se debe provocar el vómito, y esta acción no se recomienda en todos los casos porque con algunas sustancias sería contraproducente.

En internet se encuentran diferentes fórmulas para provocar el vómito a los gatos. La más extendida es el agua oxigenada en una concentración del 3 %, administrando media cucharada sopera y pudiendo repetir la dosis una vez más si aproximadamente a los 15 minutos no ha surtido efecto.

Pero algunos autores señalan que el agua oxigenada puede provocar gastritis hemorrágica en el gato y el agua con sal, que es otro remedio que se suele recomendar, una hipernatremia, que es una elevación de la concentración de sodio en la sangre. Por eso la única manera segura de provocarle el vómito al gato es acudir a un centro veterinario^[1].

Una vez el gato ha vomitado es cuando puede suministrarse el carbón activado según las indicaciones del fabricante y el peso del animal. Puede comprarse en comprimidos, en líquido o en polvo para diluir en agua, que es la presentación más recomendada y eficaz. En general, la dosis oscila entre 1-5 g por cada kg de peso, en el caso de los comprimidos, o de 6-12 ml por kg, si se trata de la suspensión. Puede darse más de una vez si el veterinario así lo considera o administrarse mediante sonda gástrica.

Si se lo suministramos al gato en casa, igualmente hay que acudir al veterinario, pues es el profesional quien tiene que valorar el estado general del gato y completar el tratamiento, que se va a orientar a eliminar todo lo posible el tóxico, así como a controlar los signos que presente el animal.

Por otra parte, en los casos en los que se vaya a utilizar el carbón activado como parte del tratamiento de trastornos digestivos, tendrá que ser el profesional quien decida la dosis más adecuada según la situación del gato.

Hemos visto lo efectivo que puede ser el carbón activado para gatos, sobre todo en los casos de intoxicación, aunque siempre hay que consultar con el veterinario. Pero, a veces, de entrada, no se recurre al carbón activado porque no es aconsejable provocar el vómito, como en los casos siguientes:

• Cuando el producto ingerido es de limpieza, derivado del petróleo o en la etiqueta se señala que no debe inducirse el vómito. Heridas en la boca pueden hacernos sospechar que el gato ha ingerido un tóxico corrosivo, caso en el que no se le debe hacer vomitar.
• El gato ha vomitado ya.
• Está prácticamente inconsciente.
• Respira con dificultad.
• Muestra signos de alteraciones neurológicas, como descoordinación o temblores.
• Está muy debilitado.
• La ingesta ha tenido lugar hace más de 2-3 horas.
• El carbón activo no es efectivo con todas las sustancias. Por ejemplo, no se unen a él metales pesados, xilitol ni alcohol. Tampoco se recomienda si el gato está deshidratado o tiene hipernatremia.

En general, el carbón activado no tiene efectos secundarios porque el organismo no lo absorbe ni lo metaboliza. Eso sí, se va a eliminar en las heces, por lo que podremos notar que estas serán de color negro, siendo totalmente normal.

Sin embargo, en caso de no administrarlo bien, especialmente con jeringuilla, el gato podría aspirarlo, lo que podría provocar:

• Neumonía.
• Hipernatremia.
• Deshidratación.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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