¿Cómo ven las abejas?

¿Cómo ven las abejas?

El cerebro de las abejas pesa menos de un miligramo. Sin embargo, son animales con una extraordinaria complejidad. Algunas especies, como la famosa abeja de la miel, poseen un excelente sistema de navegación, una potente memoria y una estructura social muy elaborada. Dentro de sus grandes sociedades, muestran un amplio repertorio de comportamientos, incluido un sistema de comunicación muy singular.

Todas sus habilidades y capacidades son posibles porque sus sentidos están muy desarrollados. En concreto, la visión de las abejas es una de las más complejas del reino animal. Sus ojos compuestos son capaces de distinguir un amplio repertorio de formas y colores. ¿Quieres saber más? No te pierdas este artículo de ExpertoAnimal sobre cómo ven las abejas.

Los ojos de las abejas

Para comprender cómo ven las abejas es imprescindible saber cómo son sus ojos. Todos los tipos de abejas poseen dos ojos compuestos. Cada uno de ellos está formado por miles de pequeños ojos hexagonales que se conocen como omatidios. Una abeja puede tener entre 1.000 y 16.000 omatidios por cada ojo, dependiendo de su especie e, incluso, de su casta (en el caso de las abejas sociales). Así, estas diminutas lentes recogen la luz de una pequeña parte del mundo.

En cada omatidio existen unas estructuras conocidas como fotorreceptores. Son unas células alargadas y alineadas que contienen una serie de pigmentos, las moléculas encargadas de absorber la luz. Cuando esto sucede, cambian su estructura y se desencadena una serie de fenómenos que transforman la luz en una señal eléctrica. Finalmente, dicha señal llega hasta el cerebro, que la interpreta y la transforma en una sola imagen binocular.

El campo de visión de las abejas

Como hemos visto, cada omatidio recoge el brillo y el color de una región muy pequeña. Posteriormente, las señales de todos los ommatidios y de los dos ojos se unen, llegando hasta el cerebro. Una vez en él, se proyecta una única imagen panorámica semejante a un mosaico, es decir, la imagen recogida por cada omatidio es una pieza de dicho mosaico.

El tamaño del campo de visión de las abejas depende de cada especie. En general, los ojos de las abejas son pequeños si los comparamos con los de otros insectos. Por ello, su campo de visión no es muy amplio. Por ejemplo, el campo binocular de las abejas de la miel obreras se extiende unos 30 º hacia arriba, unos 30 º hacia abajo y unos 40 º hacia el lateral. Es muy pequeño si lo comparamos con cómo ven las moscas.

Por tanto, a diferencia de nosotros, estos insectos ven muchas pequeñas realidades que, cuando se suman, les aportan una gran percepción sobre el mundo que les rodea. Así es cómo ven las abejas, pero ¿qué formas y colores pueden ver? Vamos a verlo.

La resolución de la visión de las abejas

Aunque son unos de los tipos de insectos que mejor ven, las abejas no tienen una visión tan resolutiva como la nuestra. Sin embargo, estos insectos pueden diferenciar formas, patrones y colores. Además, tienen una extraordinaria capacidad para memorizarlos y los utilizan para guiarse de camino al alimento o de vuelta al nido.

Estos bichitos también pueden detectar la simetría radial o bilateral, que son muy frecuentes en las flores. De hecho, tienen preferencia por las flores simétricas, una característica que indica salud en la planta y, por tanto, buenos recursos. También pueden distinguir objetos camuflados e, incluso, caras humanas.

Esta resolución depende de sus pequeños ojos. En la abeja de la miel, cada omatidio es diferente según el lugar del ojo en el que se encuentra. Como resultado, cada región del ojo está especializada en recibir unos estímulos u otros. Así, la región frontal del ojo está especializada en la agudeza visual, por lo que observan más detalles en los objetos que tienen en frente.

En cuanto a las demás regiones del ojo, la dorsal está especializada en la percepción de luz polarizada procedente del sol. Se trata de un tipo de luz que los humanos no podemos ver. A las abejas, sin embargo, les es muy útil para orientarse, saber en qué momento del día se encuentran e, incluso, comunicarse entre ellas. Por último, la región más ventral del ojo está especializada en detectar el color. Así, ven con mayor precisión el color de los objetos que se sitúan debajo, como las flores.

¿Qué colores ven las abejas?

Para comprender cómo ven las abejas es imprescindible hablar sobre el color. Los colores que perciben estos artrópodos dependen, también, de cada especie. La conocida abeja de la miel puede apreciar los colores que van desde el naranja hasta el ultravioleta (UV). Por tanto, pueden ver colores del espectro ultravioleta que nosotros no vemos, pero no pueden ver el color rojo.

Pero ¿por qué las abejas no ven el color rojo? Como en los humanos, la visión de las abejas es tricromática, es decir, ven tres colores primarios. Se debe a que los pigmentos de sus fotorreceptores pueden ser sensibles a la luz UV, al azul o al verde. Sin embargo, no tienen ningún tipo de pigmento que absorba luz en el espectro del rojo. Es por ello que las abejas melíferas europeas no ven este color.

Estas diferencias en los colores que ven las abejas tiene su explicación. Muchas flores presentan una serie de patrones ultravioleta que forman un camino hasta el preciado néctar. Llevan a las abejas hasta su alimento, por lo que se conocen como “guías de néctar”. Por otro lado, se sabe que la mayor parte de las especies de abejas prefieren las flores violeta o azules que, normalmente, tienen más néctar. En cuanto al verde, es muy necesario para contrastar el color de las flores con el verde del resto de la planta.

Finalmente, es de destacar que algunas especies de abejas sí pueden ver colores del espectro del rojo. De hecho, se sabe que algunas de ellas tienen preferencia por las flores rojas. Esto ocurre en especies endémicas de algunas islas, donde las plantas han adaptado el color de sus flores a la polinización por aves, quienes prefieren las flores de color rojo.

¿Las abejas ven de noche?

Las abejas más conocidas, como las abejas de la miel, son insectos diurnos y no ven muy bien de noche. Sin embargo, existen abejas nocturnas que se han adaptado a vivir de noche. Sus ojos presentan algunas diferencias con los de las abejas diurnas. Se trata de una estrategia para evitar la depredación y la competencia por los recursos.

La existencia de estas abejas nocturnas solo se ha documentado en las zonas tropicales o subtropicales. En estos lugares de bosques densos se encargan de polinizar una serie de flores que se abren por la noche. El ejemplo más conocido es la abeja carpintera india (Xylocopa tranquebarica), que tan solo sale de noche.

Algunas abejas diurnas pueden ver durante el crepúsculo. Es el caso de muchas especies de abejorros, que suelen recolectar alimento hasta el anochecer. Además, existen abejas que son crepusculares. Un ejemplo es la abeja del sudor (Megalopta genalis), que vive en selvas tropicales muy cerradas de América. Este insecto es activo durante dos periodos de tiempo muy breves: justo después del anochecer y poco antes del amanecer.

Por último, algunas especies diurnas pueden forrajear de noche cuando hay luna llena o casi llena. Estos insectos voladores pueden salir de noche, pero solo cuando hay suficiente luz, como la abeja de la miel gigante asiática (Apis dorsata). Por tanto, responder a la pregunta sobre cómo ven las abejas es muy complejo, ya que se trata de un grupo muy diverso que se ha adaptado a vivir en hábitats e, incluso, condiciones de luz muy diferentes. Como resultado, sus ojos y su visión son distintos en cada especie.

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