¿Cuánto pesa un oso polar?

La cabeza del oso polar es más larga y estrecha que la del resto de sus parientes, así como las orejas y nariz, que también son reducidas y de color negro, lo que limita la pérdida de calor. El pelaje de estos animales está formado por miles de pelos individuales huecos y traslucidos que, al reflejar los rayos solares, hacen que el color del animal parezca blanco. Esta peculiaridad de los pelos huecos permite que estén llenos de aire, lo que también funciona como una capa térmica aislante. Debajo de este grueso pelaje, se encuentra la piel, que es negra, facilitando la atracción de los rayos solares y, por ende, el aumento de la temperatura corporal.

Generalmente en el verano, los osos polares pierden parte del pelo debido a la muda. Al nacer, el nuevo pelaje se percibe de un blanco particularmente más intenso. Eventualmente, y sobre todo en primavera, se les puede ver un color más amarillento por acción de los rayos solares de la época. Sin duda alguna, el color blanco que se observa en estos animales puede ser considerado como una adaptación que facilita el camuflaje en las capas de hielo al momento de cazar.

El desarrollo característico de sus patas les permite el nado, acción que realizan con gran destreza. Las delanteras están levemente curvadas, con garras gruesas y puntiagudas, óptimas para cazar y desplazarse con agilidad por las placas de hielo.

Los osos polares poseen una gruesa capa de grasa que solo se reduce hacia el hocico, la cual acumulan gracias a su alimentación especializada. Este tejido adiposo es fundamental para que estos animales vivan en el ecosistema particular donde habitan. La cubierta de grasa se reduce en los meses de verano, dado que en esta época hay menos hielo, por lo que el oso debe nadar para ir detrás de la presa y esto implica un mayor gasto calórico que si lo hiciera desde las placas de hielo, hecho que efectivamente ocurre durante la caza de las focas en esta temporada.

Los osos polares maduran sexualmente de manera tardía y su tasa de reproducción se encuentra entre una de las más baja de los mamíferos. Las hembras maduran a los 4-5 años y entran en celo entre finales de marzo hasta principio de junio, ocurriendo el apareamiento usualmente en abril y mayo. Sin embargo, en esta especie ocurre un aspecto peculiar: la ovulación es inducida tras la copulación, por lo que sucede una implantación tardía, la cual se consolida aproximadamente hasta el otoño.

Durante la gestación, las hembras dejan de alimentarse y se refugian en madrigueras que construyen para tal fin, pero previamente deben haber aumentado de peso de manera considerable para tener reservas suficientes durante este tiempo.

Los osos polares suelen tener partos de gemelos, aunque también pueden dar a luz una camada individual o de trillizos. Cuando las crías nacen, son ciegas, con muy poco pelo, teniendo un peso promedio de 600 g, lo cual es bastante reducido comparado con el que tendrán cuando sean adultas. Sin embargo, gracias a la leche materna, que posee un contenido de más de 30 % de grasa y otros nutrientes, los recién nacidos comienzan a crecer rápidamente. Cuando salen de la madriguera, a los cinco meses aproximadamente, ya pesan entre 10 y 12 kg, de modo que pueden seguir a su madre, con la cual se mantendrán por unos dos años.

Los osos polares son animales carnívoros. De hecho, los reportes indican que son los tipos de osos que más cantidad de carne consumen. Estos úrsidos procesan la grasa de una manera altamente eficiente, incluso mejor que las proteínas, de modo que para mantener su gruesa capa lipídica y una salud apropiada requieren de un alto consumo de animales con grasa, y esto lo obtienen específicamente de las focas, su alimento preferido. Las focas anilladas (Phoca hispida) son las predilectas de los osos polares, aunque en menor medida también pueden consumir focas barbudas (Erignathus barbatus), focas arpas (Pagophilus groenlandicus) y focas encapuchadas (Cystophora cristata), aunque también llegan a consumir morsas y belugas.

En la época en que se reduce el hielo y la caza de las focas disminuye de manera considerable, optan por alimentarse de aves, peces, renos e incluso de manera reducida pueden consumir ciertas algas y vegetación. Sin embargo, ninguno de estos alimentos puede ofrecer al oso polar las cantidades de grasa que demanda el mantenimiento de sus grandes cuerpos, así como los requerimientos particulares para vivir en el tipo de hábitat helado en el que se encuentran, tal y como explicamos en este otro artículo sobre ¿Cómo sobrevive el oso polar al frío?

Esta nutrición especializada en un alto contenido de grasas hace que estos animales tengan grandes cuerpos y, por ende, enormes pesos. En este sentido, un oso polar adulto puede llegar a pesar entre 250 y 700 kg. Es así como estos mamíferos, junto al oso kodiak (Ursus arctos middendorffi), son las especies de úrsidos más grandes que existen.

Peso de un oso polar macho

Los osos polares machos son considerablemente grandes, llegando a tener un peso que va entre los 350-700 kg de manera general, sin embargo, se han registrado individuos de casi 1.000 kg de peso. Un macho también puede llegar a medir hasta 3 metros de largo.

Peso de un oso polar hembra

Las hembras suelen ser más pequeñas que los machos, teniendo un peso promedio de unos 300 kg, aunque pueden pesar un poco más. Pero como hemos mencionado, durante la gestación y cría de los cachorros en los primeros meses, las hembras dejan de alimentarse, por lo que antes de refugiarse en las madrigueras para el embarazo, se alimentan de manera abundante aumentando sus reservas de grasas, llegando a alcanzar en esos momentos hasta unos 500 kg de peso.

En la actualidad, los osos polares se encuentran clasificados en estado vulnerable dentro de la Lista Roja de Especies Amenazadas por la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza. Aunque la caza de esta especie se ha controlado de manera importante, la razón actual de su vulnerabilidad se debe al cambio climático, lo que está afectando de manera importante al hielo del mar Ártico. Estos úrsidos dependen estrechamente de las condiciones óptimas de su ecosistema, por lo que al verse afectado el impacto sobre la especie es realmente significativo, influyendo en sus fuentes de alimentos, así como afectando los espacios por donde se traslada.

También se ha reportado que la contaminación es otro aspecto que está perturbando a estos osos, ya que se han evidenciado concentraciones importantes de agentes químicos en sus tejidos, lo que altera el sistema hormonal, inmunológico y reproductivo de los mismos.

Por otro lado, la insistencia en la explotación petrolera en la zona ártica es sin duda una acción que causaría altos impactos negativos para estos animales y, en general, para la biodiversidad de la región.

Finalmente, podemos mencionar que los osos polares se sienten atraídos por olores y sonidos de origen humano, de modo que ya hay evidencias con desenlaces fatales producto de este acercamiento, causado por el consumo de desechos producidos por las personas como plásticos, latas, baterías y otros productos.

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