Cuidados del agapornis - Todo lo que debes saber

Cuidados del agapornis - Todo lo que debes saber

Wste artículo de ExpertoAnimal pretende ofrecerte una guía básica sobre los cuidados de los agapornis y todo lo que debes saber acerca de estos preciosos compañeros de piso. Si deseas conocer a fondo las enfermedades que les pueden afectar, o consejos para su cría, no te pierdas los post específicos de la web.

En esta ocasión, centraremos las explicaciones de los cuidados básicos del agapornis como ave que es, poniendo especial énfasis en errores que todos cometemos al acoger a cualquier pájaro en nuestro hogar, y que deberíamos evitar para proporcionar una vida confortable y larga a nuestros compañeros.

La llegada del agapornis: evitemos papilleros

La popularidad de los agapornis hace que no sea infrecuente que algún conocido nos ofrezca un polluelo papillero e, inicialmente, estemos tentados de aceptarlo. En general, los agapornis son progenitores dedicados y no rechazan alimentar a su prole, pero existe una creencia con escaso fundamento que otorga un carácter más dulce y manejable al pollo criado "a mano" por sus dueños.

Deberíamos evitar acoger agapornis separados de forma intencionada de sus padres para alimentarlos a base de papillas. Solemos cometer errores demasiado a menudo, como las quemaduras de buche al proporcionarles la mezcla a una temperatura que consideramos adecuada, pero no lo es. En ocasiones, no tenemos claro si ya se había producido el vaciado del buche de la ingesta anterior, o nos cuesta mantener la temperatura adecuada.

Si logramos superar esta fase crítica, nos queda el temido problema de la impronta, nuestro agapornis no se sentirá identificado como ave, ni como humano, lo que puede acarrearle problemas de comportamiento en un futuro a medio plazo, más aún si va a estar solo.

Lo ideal es acoger a los agapornis que ya coman por sí solos y se hayan socializado correctamente con sus padres y hermanos. Es evidente que puede haber casos excepcionales de fallecimiento de los padres, solo entonces estaría justificado dedicarse a la delicada tarea de sacar adelante a la nidada.

Alojamiento: nunca en la cocina

Aunque pueda parecer obvio, en muchos hogares seguimos viendo la jaula en la cocina. Ningún ave debería ser alojado en el lugar con más humos, calor, y vapores de la casa. Las aves son extremadamente sensibles a las toxinas inhaladas, y la cocina es el foco de combustión, gases y cambios de temperatura de cualquier hogar.

Debemos buscar un lugar sin corrientes de aire, con luz natural las suficientes horas al día (a ser posible), y tranquilo. Seguro que en muchas casas, habrá peleas por ese rincón ideal, pero nuestros agapornis nos agradecerán ser ubicados en algo similar.

¿Y si no tengo habitaciones con luz natural?

Si no hay luz natural en nuestra casa, y no tenemos posibilidad de sacarlos a una terraza unas horas al día, entonces deberíamos valorar la posibilidad de exponerlos a cortos periodos de luz ultravioleta. Existen lámparas específicas en las tiendas de animales, los rayos ultravioleta son necesarios para todo: el estado de ánimo, el metabolismo del calcio, comportamiento... Bien sea unos minutos todos los días, cada dos, o cada tres días, siempre será mejor que nada y ofreceremos los cuidados básicos que el agapornis necesita.

Si el lugar escogido va a tener más de 12 horas de luz artificial al día, debemos tener en cuenta que respetar sus horas de descanso es fundamental, por lo que debemos fabricar una funda para la jaula que les proporcione oscuridad. ¡Y acordarnos de ponerla a la misma hora!

¿Serviría una jaula de canario?

Aunque estemos pensando en reciclar alguna espaciosa jaula que tengamos de aves anteriores, los agapornis son psitácidas, no paseriformes. Es decir, trepan, se ayudan con su pico para escalar, y eso no lo pueden hacer con barrotes verticales.

La jaula, además de espaciosa y con suficiente enriquecimiento ambiental como juguetes, columpios e incluso un espejo aunque no vayan a estar solos, debe tener barrotes horizontales. Debemos introducir barras a diferentes alturas como posaderos, y podemos buscar trozos de madera imitando ramas de árboles, pero sin tratar con productos químicos contra polillas, y sin barnizar.

Especial cuidado debemos tener con el cromado de los barrotes, su pico estará de forma constante pasando sobre ellos, y la pintura o tinte pueden conllevar a intoxicaciones. Por otro lado, es recomendable dejar una pequeña zona de "baño", donde colocaremos un cuenco con agua para el aseo. Debido a la contaminación que puede sufrir el agua al defecar sobre ella, se aconseja dejarlo un tiempo cada mañana, o cada dos días, y retirar después. Muchos agapornis parecen siempre dispuestos a zambullirse, y otros apenas sienten la necesidad de retozar en el agua, pero debemos ofrecérselo.

La base de la jaula debe limpiarse a diario, recordemos lo importante que es la limpieza y desinfección en la prevención de enfermedades tanto intestinales, como respiratorias. No solamente las heces acumuladas pueden ser un foco de problemas, sino también los restos de comidas, cáscaras de semillas, plumas de la muda...

Alimentación del agapornis: de todo un poco

Tradicionalmente se ha alimentado a los agapornis, periquitos, y demás aves con una mixtura de diferentes semillas, pero existen alternativas, bien como complemento o bien como sustituto.

Lo que se expone aquí es solo un ejemplo de alimentación, pudiendo variar según preferencias del agapornis o disponiblidad de productos:

  • Mixtura de semillas: existe muchas en el mercado, a base de mijo, linaza, cañamón, pipas de girasol... Tienen la desventaja de que le permite al ave escoger, y lo más apetecible siempre es lo más graso. Seguramente notaremos desde el primer día qué le gusta y qué deja. Para evitar carencias relacionadas más bien con esta selección que con la falta de nutrientes del alimento que aportamos, se aconseja alternarlas con otros alimentos, o separar las semillas e ir ofreciéndolas cada día. Ej.: un día pipas, otro día mijo...
  • Pienso extrusionado: hace algunos años que se ha introducido en el mercado alimento para pájaros con la misma presentación que el pienso de perros y gatos (pellets). Tiene la ventaja de ser algo más limpio, desperdician menos, y está más equilibrado en cuanto a aporte de nutrientes (obviamente, los errores de formulación son inevitables en cualquier producto, pero ocurren rara vez). La desventaja es que les resulta menos apetecible. Por ello lo más recomendable es ofrecerlo, por ejemplo, dos veces a la semana como alimento único. Tanto el pienso como las semillas deberían ser ofrecidas dos o tres veces al día y retirarlo cuando hayan terminado de comer, o ensuciarán y tirarán lo que no vayan a comerse.
  • Frutas y verduras: las frutas y verduras deben incorporarse a la dieta regularmente pero sin abusar, recordemos que su alto contenido en agua y fibra, y lo apetecibles que resultan, puede originar una ingesta excesiva y trastornos gastrointestinales, como diarrea. Podemos hacer pequeños dados en plan "macedonia" de tres o cuatro productos escogidos, y pautar unos días a la semana para ofrecérselo. Los días que se vaya a ofrecer, el desayuno será fruta y verdura, retirando al cabo de un rato los restos.

¿Puedo dar toda clase de frutas y verduras?

Existen dos alimentos prohibidos: el aguacate y el chocolate. El resto, según preferencias de propietario y agapornis. El brócoli cocido, apio, zanahoria, manzana, fresa..., incluso la pasta cocida, están permitidos en cantidades mesuradas y sin abusar de nada. Algunos propietarios suministran panizo de vez en cuando a sus agapornis, pero no resulta tan sencillo de conseguir como todo lo demás y es algo caro.

¿Y debo dar suplementos vitamínicos a mi agapornis?

En principio, si no existe una enfermedad que exija la administración de una cantidad determinada de vitaminas como tratamiento, la alimentación variada cubre todas las necesidades de nuestros agapornis.

Cabe destacar que estas aves en cautividad no realizan apenas ejercicio (prácticamente nada), pero si se lo permitimos, comerán como si hubiesen volado varios kilómetros a la hora. Controlar la ingesta de alimentos especialmente grasos, y proporcionar distracciones que les hagan moverse o, si nos resulta posible, facilitarles voladeros con mallas metálicas, sería una combinación perfecta.

En el caso de permitirles volar libremente por la casa para que realice ejercicio, debemos prestar mucha atención a los accidentes domésticos.

Pico y uñas: cuándo recortar

Un desgaste inadecuado lleva al sobrecrecimiento del pico y las uñas. En el caso de las uñas, puede dificultar que el ave permanezca en el posadero, y en el caso del sobrecrecimiento del pico, puede originar problemas para ingerir el alimento.

Las ceras, huesos de jibia, pan duro y demás recursos habituales no siempre funcionan, pudiendo ser preciso acudir a nuestro veterinario para que realice un limado de pico. Dado que se realiza bajo anestesia general, o una sedación adecuada, se debería prestar especial atención a evitar que crezca en exceso para disminuir el número de limados necesarios a lo largo de su vida. Algunas aves toleran el limado sin anestesia o sedación, pero son casos muy concretos de animales amaestrados muy habituados a la manipulación.

Las uñas son algo menos complejo y podemos hacernos con un cortaúñas de gato para tratar de mantenerlas en una longitud adecuada en nuestra propia casa. Eso sí, es necesario sujetar correctamente al agapornis para evitar traumatismos accidentales o corte de falanges, y cortar por el lugar no vascularizado de la uña, es decir, lo blanco, de forma similar a como se cortaría en un gato.

Si nuestro agapornis está anillado, aprovecharemos este momento para revisar la zona de la pata en la que se encuentra la anilla, asegurándonos de que no comprime el tejido, y no hay rozaduras o heridas. En caso de notar cambios en el color de la pata, falta de apoyo, o molestias (se pica la pata...), es necesario acudir lo antes posible al veterinario para cortarla y evitar males mayores.

La compañía del agapornis

A veces tenemos varios agapornis juntos, y otras varias especies de aves (amazonas, loris, agapornis...). La convivencia no siempre es pacífica, y las agresiones son bastante frecuentes entre aves, solo hay que pensar en las trifulcas entre gorriones que se pueden ver en cualquier acera durante la primavera.

Debemos tener mucho cuidado y alojar a los individuos problemáticos de forma separada, para lo que hace falta mucha observación. Muchos agapornis sufren amputaciones de pico, que no siempre vuelve a crecer, por estar conviviendo con pájaros más grandes, o congéneres no muy amigables. A pesar de su mote, a veces es preciso separarlos por su bien.

Si vamos a introducir un nuevo ejemplar en nuestra casa, tenemos que asegurarnos de que haya aceptación mutua y dar un periodo de adaptación, es decir, permitirles verse y oírse, pero con separación en la jaula, por ejemplo.

Otros cuidados del agapornis

A continuación, vamos a mencionar algunos cuidados extra que nuestros agapornis podrían agradecer:

  • Pulverizar: un pulverizador con agua en época de muda les permite, por una parte, asearse interesante si tenemos un caso de agapornis poco inclinado al baño), y por otra mitigar la acción negativa del "polvillo" que genera la muda. Dicho polvillo es una mezcla de células epiteliales y del cañón de la pluma antigua, y no es muy recomendable que lo inhalen de forma constante ni ellos, ni nosotros.
  • Sexarlos si la raza no permite distinguir entre machos y hembras podría ser interesante aunque vayan a estar solos, de cara a descartar patologías más adelante, como la retención de huevos. Nuestro veterinario retirará una porción de células epiteliales adheridas a una pluma, y obtendremos los resultados del laboratorio en tan solo unos días. Recurrir al ADN suele ser necesario en agapornis, salvo en algunas variedades concretas en que machos y hembras presentan dimorfismo sexual.
  • Prestar especial atención a los problemas de puesta en hembras, que pueden cronificar, como huevos atascados, distocias, celomitis por yema de huevo... Es muy aconsejable una vez identificada como hembra, acudir a nuestro veterinario para que nos oriente sobre cómo identificar estos problemas y qué soluciones hay para prevenirlos implantes subcutáneos de hormonas, p.ej.).

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