Cuidados para gatos ancianos

Si nuestro gato padece alguna patología concreta, como enfermedad renal o hepática, el veterinario nos prescribirá un alimento específico para contribuir al control y tratamiento de dicha patología. En los casos en los que los gatos están sanos, igualmente conviene que modifiquemos su dieta para ofrecerle un alimento para gatos mayores específicamente formulado para ellos. Esto se debe a que, con la edad, se producen ciertos cambios que pueden hacer que la dieta consumida hasta entonces no sea ya la más adecuada. Por ejemplo, podemos apreciar modificaciones como las siguientes:

• Trastornos en la salud digestiva: puede haber una menor absorción de nutrientes, adelgazamiento, enlentecimiento de la digestión, estreñimiento, etc. Por ello se recomienda un consumo adecuado de fibra, así como de ingredientes fácilmente digestibles.
• Sobrepeso: si la movilidad del gato se reduce, pero consume las mismas calorías que antes, irá acumulando peso. Los kilos de más no son solo un problema estético, sino que se relacionan con la aparición de algunas enfermedades, como la diabetes, o con el agravamiento de otras, por ejemplo, la artrosis. Además, los gatos obesos toleran peor el calor, la anestesia y el ejercicio, disminuyendo su esperanza de vida y repercutiendo en su calidad. Hay que controlar el aporte de grasas sin reducir los nutrientes esenciales.
• Problemas articulares: con el paso de los años, las articulaciones van degenerando, por eso es bueno ofrecer un alimento con ingredientes condroprotectores que ayuden a preservar su funcionalidad para reducir potenciales molestias.
• Disminución del apetito: no es extraño que los ejemplares mayores pierdan apetito, pues sus sentidos del gusto y del olfato se deterioran con la edad. Por eso la comida que les ofrezcamos debe ser de calidad para que cubra todas sus necesidades nutricionales, además de muy palatable para que resulte apetitosa para ellos.
• Empeoramiento del aspecto del manto: la piel y el pelo se resecan y afinan. Incluir en la dieta componentes como los ácidos grasos omega 3 ayuda a cuidarlos, aunque el gato no se limpie con tanta eficiencia como antes.
• Alteraciones en la dentadura: los gatos mayores pueden haber perdido piezas dentales o presentar enfermedades como la gingivitis, que van a dificultar la ingesta de alimentos e incluso de agua. Una croqueta del tamaño adecuado o la adición de agua al pienso pueden facilitar la alimentación, así como recurrir a la comida húmeda.
• Pérdida de masa muscular: asociada a la edad y a la disminución de la actividad física, podemos reducirla con un alimento rico en proteínas de calidad.
• Vulnerabilidad del sistema inmune: lo que hace al gato más propenso a padecer enfermedades, de ahí la importancia de incorporar en la dieta elementos que lo potencien.

¿Qué darle de comer a un gato anciano?

Entonces, ¿qué darle de comer a un gato anciano? Todos estos cambios pueden afrontarse con una alimentación de calidad, dejando los suplementos alimenticios solo para los casos en los que el veterinario los considere necesarios. Un ejemplo de dieta recomendada para la etapa sénior es Lenda Senior & Sterilized, un pienso sin cereales (los gatos no los necesitan), con proteínas de calidad procedentes de aves de corral y krill, probióticos, omega 3 y botánicos escogidos por sus efectos beneficiosos para los gatos de edad avanzada. Ofrece una mejor salud inmunológica y articular, además de digestibilidad y palatabilidad gracias a sus exclusivos FAECs, una combinación de ingredientes y alimentos funcionales que por sus propiedades beneficiosas cuidan y mejoran la callidad de vida de los gatos. Bajo en calorías, pero con todos los nutrientes imprescindibles para el gato en esta etapa.

Por último, los gatos tienden a consumir poca agua. Con la edad es más fácil que se deshidraten, por lo que debemos ofrecerles distintos bebederos dispuestos por todas las estancias de la casa, siempre con agua limpia y fresca. Para animarlos a beber podemos recurrir a las fuentes, que mantienen el agua corriendo, lo que resulta más atractivo para muchos felinos. Darles caldos, hielos y comida húmeda a diario son otras opciones para asegurarnos de que beben todo lo que necesita, al igual que repartirles el alimento en varias tomas al día.

Si la alimentación es importante para conservar un peso óptimo, que el gato realice ejercicio adecuado a sus posibilidades es otro pilar no solo para controlar el sobrepeso, sino para ayudar a un adecuado tránsito intestinal y al mantenimiento de la masa muscular.

Los gatos mayores pueden seguir jugando, aunque no lo hagan con la intensidad de un gatito. Debemos jugar con ellos un rato todos los días, buscando el juguete o la actividad que más los motive. El ejercicio no es solo físico, sino que también debemos ejercitar y estimular su cerebro. Por ejemplo, podemos ofrecerles distintos juegos interactivos o de inteligencia para mantenerlos activos a este nivel.

No es raro que los gatos mayores no se acicalen con la misma intensidad de siempre, por ello, dentro de los cuidados para gatos ancianos se incluyen los relacionados con la higiene. Su manto va a estar en peor estado y, además, es probable que no lleguen con la facilidad de antes a todas las partes del cuerpo. Podemos ayudarlos con una alimentación de calidad e incrementando la frecuencia de los cepillados. En este proceso, aprovecharemos para palpar el cuerpo en busca de cualquier lesión o bulto. En este artículo te explicamos Cómo cepillar a un gato.

Si es necesario, podemos lavar zonas concretas con champús en seco o toallitas, siempre escogiendo productos específicos para gatos. Igualmente, debemos revisar con más frecuencia las uñas, pues pueden no desgastarlas tanto como antes, las orejas, los ojos, la zona genital (podemos tener que recortar pelos alrededor) y, sobre todo, la boca. Por supuesto, además de la higiene, cualquier secreción anómala, mal olor, dolor, etc., debe ser revisado por el veterinario.

Como es evidente, debemos prestar atención a cualquier cambio, por pequeño que sea, pues puede indicar la existencia de algún problema de salud. Es normal que, con la edad, nuestro gato se mueva menos, le cueste más saltar, pase más tiempo descansando, vea peor, etc., pero esto no quiere decir que no pueda padecer trastornos tratables que no se deben dejar sin atención solo porque los achaquemos a la edad.

Por otra parte, debemos seguir, como siempre, el calendario de desparasitaciones y vacunaciones que nos indique el veterinario y acudir a revisión, como mínimo, una vez al año. En esta consulta, además del examen general, se debe hacer una analítica de sangre y de orina. Esto permite detectar precozmente muy diversas patologías que, aunque no sean curables, sí son tratables, mejorando mucho la esperanza de vida y la calidad.

Por último, debemos adaptar el hogar a las necesidades del gato. Esto es, ofrecerle lugares mullidos y cálidos en los que reposar, un arenero con bordes adecuados para que pueda entrar y salir con facilidad, mobiliario que le ayude a trepar sin que deba dar grandes saltos, etc. Además, evitaremos en lo posible los cambios en su rutina o ambiente y, de tener que introducir modificaciones, seguiremos escrupulosamente las pautas de adaptación para minimizar el estrés.

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