Diferencias entre conejos y liebres

Las liebres europeas (Lepus europaeus) se distribuyen a lo largo de Gran Bretaña, Europa Occidental, el Medio Oriente y Asia Central. No obstante, el ser humano los ha introducido también en otros continentes de forma artificial. Estos animales crean nidos de hierba aplanada y prefieren los campos abiertos y pastizales para vivir.

Por el contrario, los conejos europeos (Oryctolagus cuniculus) están presentes en la Península Ibérica, pequeñas áreas de Francia y el norte de África. También están presentes en otros continentes debido a la intervención humana. Estos animales excavan para formar madrigueras complejas, principalmente en bosques y campos con arbustos. Prefieren vivir cerca del nivel del mar, en zonas de suelo suave y arenoso.

A diferencia de las liebres, los conejos han aprendido a convivir con el ser humano. Huyen de los campos de cultivo, donde ven destruidas sus madrigueras. Estos hechos han favorecido de forma inconsciente e inadvertida la colonización de los conejos a nuevas áreas.

La morfología es otro de los aspectos importantes a tener en cuenta cuando hablamos de las diferencias entre los conejos y las liebres.

Las liebres europeas poseen 48 cromosomas. Son ligeramente más grandes que los conejos, pues tienen una longitud media de 68 cm. Muestran un manto de color marrón amarillento o de color marrón grisáceo. La parte interior del pelaje es de color blanco grisáceo. La cola es de color negro en la parte superior y blanco grisáceo en la parte inferior. Sus orejas miden alrededor de 98 mm y poseen manchas negras. Una característica que vale la pena resaltar es su cráneo articulado.

No existe dimorfismo sexual que diferencie hembras de machos a simple vista, además, en invierno cambian su pelaje, tornándose de color blanco grisáceo. Son animales atléticos, que pueden alcanzar los 64 km/hora y realizar saltos de hasta 3 metros de altura.

Los conejos europeos tienen 44 cromosomas. Son más pequeños que las liebres y tienen las orejas más cortas. Miden alrededor de 44 cm de longitud y pueden pesar entre 1,5 y 2,5 kg. No obstante, el tamaño y el peso puede variar enormemente dependiendo de la raza cuando hablamos de razas de conejos domésticos.

El manto de los conejos silvestres puede combinar tonos grisáceos, negros, marrónes o rojos, combinado con un pelaje interior de color gris pálido y cola blanca. Las orejas son cortas, al igual que sus patas, y muestran unas extremidades mucho menos poderosas que las liebres.

El conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) es el antepasado de todos los conejos domésticos que conocemos actualmente, que superan las 80 razas reconocidas por las distintas federaciones mundiales.

Las liebres europeas son solitarias, crepusculares y nocturnas. De día podremos observarlas únicamente durante la época de apareamiento. Estos animales están activos durante todo el año, principalmente de noche, pero durante las horas de sol buscan zonas de terreno deprimidas para realizar el "encame" y descansar.

Son presa de diversos animales depredadores, tales como zorros, lobos, coyotes, gatos salvajes, halcones y búhos. Gracias a sus excelentes sentidos de la vista, el olfato y el oído, las liebres detectan de forma rápida cualquier amenaza. Entonces alcanzan una gran velocidad y son capaces de esquivar a los depredadores con cambios bruscos de dirección.

Se comunican mediante gruñidos, llamadas guturales y el rechinar de los dientes, que se interpreta como una señal de alarma. Las liebres suelen realizar también una llamada aguda cuando están heridas o atrapadas.

Por su parte, los conejos europeos son animales gregarios, crepusculares y nocturnos. Se alojan en madrigueras muy elaboradas, especialmente grandes y complejas. Las madrigueras albergan entre 6 y 10 individuos de ambos sexos. Los machos son especialmente territoriales durante la época de reproducción.

Los conejos son mucho más silenciosos que las liebres. No obstante, son capaces de emitir gritos fuertes cuando están asustados o heridos. También se comunican con señales, olores y mediante el golpeo de las patas en el suelo, un sistema que ayuda a los miembros de la colonia a advertir un peligro inminente.

La alimentación de liebres y conejos es muy parecida, pues en ambos casos hablamos de animales herbívoros. Además, ambos llevan a cabo la coprofagia, es decir, el consumo de sus propias heces, lo que les permite absorber todos los nutrientes necesarios de los alimentos.

Las liebres se alimentan principalmente de hierba y cultivos, aunque en invierno ingieren también ramas, brotes y la corteza de arbustos, árboles pequeños y árboles frutales. Por su parte, los conejos ingieren hierba, hojas, brotes, raíces y la corteza de los árboles.

Una de las diferencias entre conejos y liebres más notables se puede apreciar tras el nacimiento de las crías. Mientras que las liebres son precociales (las crías nacen totalmente desarrolladas, listas para ponerse en pie y realizas las funciones propias de los individuos adultos) los conejos son altriciales (las crías nacen ciegas, sordas y sin pelo, dependiendo por completo de sus progenitores). Así mismo, existen más diferencias:

Las liebres se reproducen en invierno, más concretamente en los meses de enero y febrero, así como en pleno verano. Su gestación dura una media de 56 días y el tamaño de la camada puede variar enormemente, siendo de entre 1 y 8 individuos. El destete se produce cuando los lebratos alcanzan el mes de vida y su madurez sexual llega alrededor de los 8 o 12 meses de edad.

Los conejos pueden reproducirse todo el año, aunque generalmente lo hacen durante los dos primeros trimestres. La gestación es más corta, con una media de 30 días y el tamaño de la camada es más estable, situándose entre 5 y 6 individuos. Los conejos son conocidos por su gran capacidad reproductora, pues pueden tener varias camadas al año. Los gazapos se destetan al mes de vida y alcanzan la madurez sexual a los 8 meses de vida. A diferencia de las liebres, la mortaldad de los conejos silvestres ronda el 90% durante el primer año de edad.

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