El zorro como mascota

A diferencia del perro, el zorro silvestre es un animal que no ha sido domesticado por el hombre de igual modo que el perro o el gato, lo que significa que no está preparado para una adecuada convivencia con las personas en un entorno urbano. De hecho, la Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals señala que solo se debe mantener en cautividad a un zorro como último recurso y que, en caso de encontrarnos con un zorro huérfano, se debe reubicar al animal en un centro de recuperación de fauna silvestre o en un santuario para que los profesionales puedan hacerse cargo. ^[1]

Mantener en cautiverio a un animal silvestre sin tener los conocimientos necesarios acerca de sus necesidades sociales, alimenticias y comportamentales puede afectar gravemente a su salud y bienestar emocional, pudiendo provocar enfermedades, cuadros graves de estrés, ansiedad, depresión y otros problemas del comportamiento.

Puede ocurrir que, mientras realizamos una excursión, perturbemos sin querer una madriguera de zorros, observemos un cachorro de zorro solo o un zorro adulto herido. En estos casos es imprescindible no intervenir, pero sí podemos situarnos a una distancia prudencial para observar cómo se desarrolla y si puede o no valerse por si mismo. En el caso de los cachorros, es importante resaltar que la madre puede estar cerca, observando, o bien de caza, pero es muy probable que vuelva para hacerse cargo de sus cachorros.

Por otro lado, si observamos que el animal se encuentra ante un peligro inminente o está especialmente malherido debemos llamar a emergencias al número 112 y solicitar el teléfono de los agentes rurales de nuestra comunidad autónoma, quienes nos explicarán los pasos a seguir.

A pesar de que existen diferencias entre las distintas especies de zorros y entre los propios individuos, para saber si es correcto o no tener un zorro como mascota debemos prestar atención al comportamiento de estos animales. Empezaremos resaltando que un estudio sobre el zorro andino señala que, en cautividad, el zorro tiene limitadas las conductas propias de la especie. ^[3]

Estos comportamientos pueden resultarnos además "molestos" o incompatibles con nuestro estilo de vida. Por ejemplo, los zorros dedican la mayor parte de su tiempo a desplazarse (correr, saltar y caminar) ^[3] por lo que requieren un espacio amplio donde puedan ejercitarse y desplazarse con comodidad. También dedican gran parte del día a jugar con otros miembros de la especie, ^[3] por tanto, para que nuestro zorro pudiera disfrutar de un óptimo estado de bienestar, deberíamos tener un mínimo de dos individuos. Recordemos que se trata de animales gregarios, es decir, que viven en comunidad.

También realizan la conducta típica de marcaje en distintas superficies con heces y orina (como estrategia reproductiva y como parte de su naturaleza territorial), suelen mostrar protección de recursos con el alimento (agresividad ante otros individuos por la comida) y vocalizaciones regulares. ^[3]

Por otro lado, un estudio realizado en Estonia sobre zorros rojos en entornos urbanos señala que se trata de animales crepusculares, con tendencia nocturna, que suelen escarbar en la basura y que los ataques hacia otros animales son frecuentes (especialmente hacia gatos y aves de corral). ^[4] Por tanto, deberíamos prestar especial atención a su socialización en las primeras etapas de vida con otros animales y garantizar que podemos atenderle durante las horas de más actividad.

Si aún así has decidido tener un zorro como animal de compañía, necesitas conocer algunos aspectos clave para garantizar un buen estado de salud y de bienestar emocional. Te explicamos cómo cuidar un zorro:

Alimentación del zorro

De forma puntual se puede alimentar a un zorro con alimento balanceado para perros ^[1] no obstante, lo ideal es ofrecerles una dieta similar a la que podrían experimentar en estado silvestre, a partir de presas que han cazado y carroña, pues se trata de animales oportunistas.

Según The Fox Project, la dieta del zorro debe estar compuesta por un 95% de carne, como pueden ser conejos, ratas, aves y pequeños mamíferos. Un 4% deben ser insectos y lombrices y el 1% restante puede consistir en pequeñas porciones de fruta y verdura. ^[5] Los excrementos de un zorro bien alimentado deben ser consistentes, negros y bien formados, pero de no ser así, y si además observamos pelaje en mal estado o un peso anormal, deberemos revisar que la alimentación sea la adecuada.

Finalmente, un estudio sobre la nutrición en zorros señala que se debe evitar un exceso de proteína durante los meses de verano, el uso desmedido de aceite de bacalao y la carne grasa. Por el contrario, puede ser interesante ofrecer suplementos de vitaminas B y C, yoduro de potasio e hígado. ^[6]

Ejercicio físico y estimulación mental

Como te hemos explicado, los zorros son animales que dedican la mayor parte del tiempo al desplazamiento y al juego, representando un total del 60% del tiempo que se encuentran despiertos, por tanto, en su día a día no puede faltar un entorno grande y enriquecido en el que puedan olfatear, marcar con orina, escarbar y corretear.

Podemos adquirir todo tipo de juguetes y accesorios, especialmente aquellos que están diseñados para perros, para estimular el juego y ayudarle a desarrollar su inteligencia. Los juguetes de estimulación mental, las pelotas resistentes o los túneles de Agility son algunos ejemplos.

Salud y medicina preventiva

Será fundamental que, tras la adopción, visites a un veterinario especializado en animales exóticos para realizar las pruebas necesarias que aseguren que goza de un buen estado de salud. Se le deberán aplicar ciertas vacunas, al igual que ocurre con perros y gatos. En cuanto a medicina preventiva, el zorro deberá seguir un calendario de vacunación y desparasitación regular, así como realizar visitas veterinarias periódicas, alrededor de dos veces al año.

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