¿Es posible tener un lobo cómo mascota?

¿Es posible tener un lobo cómo mascota?

Aunque en ExpertoAnimal recomendamos siempre no tener como mascotas animales salvajes. Al tratarse del lobo (el ancestro de cualquier perro), debemos realizar un obligado paréntesis, y sin dejar de lado la actual y vigente negativa a desear tener un lobo como mascota, deberemos responder a la pregunta: ¿Es posible tener un lobo cómo mascota?, con un rotundo sí. Pues se trata de un hecho real acaecido centenares de miles de veces durante el transcurso de la historia humana.

O sea, para sintetizar la respuesta diremos: el ser humano a poseído históricamente lobos como mascotas, y de allí provienen los actuales perros. Pero la historia no debe cegarnos, e impedirnos darnos cuenta que actualmente es un sinsentido pretender tener un lobo como mascota, aunque sea cierto que bajo determinadas circunstancias sería posible que fuera así.

La historia de la relación entre el lobo y el hombre

Hace miles de años, cuando la humanidad era cazadora-recolectora, fue cuando se inició la relación entre el ser humano y el lobo. En aquella época los lobos eran cazados por su carne y su piel. Puesto que no existían tejidos, al margen de fibras vegetales, que pudieran abrigar de forma correcta a mujeres y hombres durante los rigores invernales.

De hecho, todos los animales cazados eran aprovechados íntegramente: carne, piel, huesos y un largo etcétera. La carne se consumía habitualmente desecada o ahumada. La piel se utilizaba para vestirse o fabricar recipientes para conservar materias. Los huesos servían para la fabricación de utensilios: peines, anzuelos o agujas de coser, entre muchos otros usos. Los tendones servían como hilo de coser.

Paralelamente, los cachorros huérfanos de estas cacerías, eran frecuentemente adoptados por los propios cazadores, ya que eran excesivamente pequeños para comerlos. Al principio la idea era esperar que crecieran lo suficiente para servir de alimento, pero con el tiempo de convivencia entre unos y otros (hombres y lobos), dió pie a que los cazadores se percataran que aquellos cachorros crecidos de lobo eran más útiles como compañeros de caza o guardianes, que como simple alimento.

La convivencia entre el lobo y el hombre

La convivencia entre ambos (humanos y lobos), demostró que la inteligencia, fuerza, velocidad y sentido de manada que se forjaba en la mente del lobo con respecto al ser humano, era muy útil. Infinidad de veces los lobos salvaron de una muerte cierta a sus compañeros humanos, enfrentándose valerosamente a osos, pumas y otros animales que amenazaban al cazador.

Aquellos hombres primitivos que eran toscos, pero no eran tontos, pronto se dieron cuenta de la gran ayuda que podía ofrecer el compañero lobo. De esta forma el lobo adoptado desvió su destino de futuro alimento/vestimenta, para convertirse en un compañero inseparable del cazador. Su mejor amigo.

Fenómeno que no sucedió con otros animales capturados con el idéntico fin inicial de convertirse en sustento futuro de la tribu. Cabras, renos, gallinas, y otras diversas especies domesticadas pasaron a convertirse en un alimento futuro, iniciándose así el periodo ganadero de la humanidad, y también el agrícola posteriormente.

Sin embargo, con el lobo la historia fue distinta. El lobo domesticado se convirtió en el rudo compañero fuerte, feroz, e implacable que convivía con los grupos familiares como un miembro más. No fue constreñido a corrales y cercos en los que otras especies animales vivían entre aquellas sociedades tribales. El lobo domesticado era un ser libre, pero ya no salvaje. Pertenecía a la manada humana como un miembro más.

Conclusiones

No hay nada nuevo bajo el Sol. El ser humano disfrutó del lobo como mascota en un periodo de su existencia, aunque la palabra mascota careciera de sentido en aquella época y fuera más precisa denominarlo: compañero de caza. Guardián, protector, y un largo etcétera, hasta concluir como amigo.

Por este ancestral motivo, si fuera preciso el lobo podría volver a recorrer este largo tránsito sin duda alguna. Pero la pregunta actual que debemos hacernos y respondernos es la siguiente: ¿Es necesario? ¿Tendría alguna utilidad? ¿Existiría alguna ventaja para el lobo o el hombre? Yo, sinceramente creo que no.

Ya no somos una sociedad cazadora-recolectora. Somos muy diferentes, y no necesitamos que un lobo nos acompañe a un supermercado a comprar el pan, yogures, o un bizcocho.

La crianza de los lobo-perros

En algunos lugares del mundo existen criadores de perros/lobo, o lobos/perro. En función de la carga genética que tenga el animal llamado wolfdog. Existen 3 gradaciones genéticas entre estos especímenes.

  • LC, híbridos con bajo contenido genético. Se trata de animales cuya genética lobuna se halla entre un 1% a un 49% de material genético de lobo.
  • MC, híbridos con un contenido genético medio. Son híbridos cuya carga genética se mueve entre un 50% y un 75% de genes de lobo.
  • HC, híbridos con un alto contenido genético. Estos híbridos deben superar el 75% de carga genética propia del lobo. Solamente pueden tener entre 1 y 3 características de perro.

Estos animales no reaccionan como perros, pero tampoco como lobos puros, pues no son ni una cosa ni otra. Yo no entraré a valorar la idoneidad de esta industria que se dedica a vender dichos híbridos por un dineral. No son animales salvajes, pero no son ni mansos ni fácilmente manejables. ¿Son necesarios?

Por otro lado, son razas muy sanas. Su genética elimina la posibilidad de enfermedades muy comunes entre muchos perros, como es la displasia de cadera, entre otras. ¿Son por ello convenientes? ¿Podría su genética mejorar las razas cánidas actuales?

Estas posibles respuestas, a favor o en contra, sería interesante que fueran debatidas entre los lectores de ExpertoAnimal.

El wolfdog

Yo considero que si alguien se encapricha de un wolfdog, debería ser alguien que viviera en un lugar muy radical. Bosques inmensos, inviernos interminables, y en lugares recónditos muy alejados de la civilización.

Tener un wolfdog como perrito faldero es un error que puede pagarse muy caro, más allá del precio económicamente desorbitado que piden por él. En el siguiente apartado argumentaremos el por qué.

Qué debemos tener en cuenta sobre los wolfdog:

Si, por la razón que sea, una persona se decide a adoptar un wolfdog, deberá tener un exhaustivo conocimiento previo sobre todas las circunstancias y peculiaridades que orbitan alrededor del animal.

En primer lugar deberá asegurarse que la legislación de su país le permite la tenencia del mismo. Hay lugares donde está prohibido, o limitada su carga genética.

En el caso que sea posible tenerlo legalmente, es muy conveniente que conviva con perros. Ya que de esta forma el wolfdog se socializa mejor. Lo ideal será que los perros sean del sexo opuesto y de tamaño similar. Es imprescindible que el cuidador disponga de una gran experiencia previa con perros.

El wolfdog tiene un sentido de manada superior al de los perros, y precisa de una manada para su equilibrio mental. El wolfdog precisa alimentarse con carne (1 o 2 kg diarios). No podría vivir con pienso.

Es preciso asegurarse con certeza de la auténtica genética del wolfdog, pues como sucede con toda actividad humana, la picaresca también existe. Hay criaderos que ofrecen perros semejantes a lobos, pero que su genética no tiene nada que ver con un lobo. Es un fraude.

El comportamiento del wolfdog

La manera que tienen de expresar su reconocimiento los wolfdog es muy semejante a la que muestran los lobos puros, y bastante alejada a la que emplean los perros.

Los wolfdog tras olisquearte pretenderán acercar sus fauces a tu boca y lamerte los dientes. Es su forma normal de reconocerte como miembro de su manada. El problema es que si tú no completas el ritual y apartas la cara, al animal le dará la sensación de que tú no lo reconoces, e intentará sujetarle la cara con sus dientes para lograr terminar bien su saludo y que tú le lamas también sus dientes, como corresponde a un miembro integrante de la manada. Se saludan con una especie de beso con lengua, como podéis ver.

Los wolfdog hacen buenas migas con los niños, a los que consideran también cachorros de su manada. El problema es que si el animal considera que el niño puede lastimarse, o enreda mucho, hará exactamente lo que haría con un cachorro de su misma especie: intentará atraparlo con sus dientes por el pescuezo, o un brazo, para llevárselo a otro lugar. Obviamente, el chaval se llevará un susto de muerte y probablemente resultará herido.

Por último está el tema de la jerarquía, elemento imprescindible en las manadas. Con toda seguridad en su etapa de cachorro el wolfdog aceptará como macho o hembra alfa a su cuidador o cuidadora; pero esta aceptación no necesariamente debe ser eterna. En un momento determinado, cuando el animal sea adulto puede reconsiderar su jerarquía. Es un hecho que puede suceder, o no suceder. Pero en el caso que el wolfdog decida ser él o ella el integrante alfa de la manada, tendréis un problema gordo.

Convivencia con lobos puros

Hay ejemplos de personas que han convivido con lobos. Históricamente se han dado bastantes casos de niños adoptados por lobos que han convivido con la manada durante años. Esto se ha dado en muchos países.

También existen ejemplos relativamente recientes de convivencia armónica entre humanos y lobos. El extraordinario naturalista y etólogo Félix Rodríguez de la Fuente, logró convivir con una manada de lobos, en la cual él era el macho alfa. Cuando algún macho pretendía usurparle el poder, Félix alzaba en brazos al lobo separándole del suelo. Algo tan inhabitual y extraordinario para el lobo, que de inmediato reconocía el mando del humano alfa y acataba su indiscutible poder.

Tristemente fallecido en accidente, Félix Rodríguez de la Fuente logró que en España se dejara de considerar al lobo como una alimaña a la cual debía exterminarse. A partir de sus memorables lecciones sobre la naturaleza y los animales que la componían, el lobo y las rapaces pasaron a ser especies protegidas.

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