Febantel para gatos - Dosis, usos y efectos secundarios

Febantel para gatos - Dosis, usos y efectos secundarios

El febantel es un fármaco antiparasitario que suele emplearse junto a otros, como por ejemplo el praziquantel o el pirantel. Por lo tanto, el febantel para gatos es uno de los productos que puede prescribirnos el veterinario para eliminar parásitos internos. No hay que olvidar que, aunque el gato viva dentro de casa, conviene desparasitarlo regularmente.

En este artículo de ExpertoAnimal repasamos las propiedades del febantel para gatos, sus usos, contraindicaciones y los efectos secundarios que puede producir.

¿Qué es el febantel para gatos?

El febantel es un antiparasitario de amplio espectro, es decir, es activo frente a diferentes tipos de parásitos internos, como nematodos gastrointestinales o cestodos, y se usa en medicina veterinaria para gatos, perros, caballos, vacas, cabras, cerdos, etc. A nivel químico, es un probenzimidazol, con actividad nematicida y cestodicida, es decir, tiene la capacidad de matar a estos parásitos, que pueden infestar el sistema digestivo de nuestro gato.

Los benzimidazoles, entre los que también se incluyen el mebendazol, el albendazol y un largo etcétera, llevan empleándose en animales desde la década de 1960, cuando empezaron a administrarse al ganado, en concreto contra nematodos adultos y larvas. Con los años, estos productos también consiguieron eficacia frente a las posibles larvas inhibidas, nematodos que parasitaban los pulmones y cestodos.

Que el febantel sea un probenzimidazol quiere decir que es en el organismo, especialmente en el hígado, donde se transforma, poco tiempo después de su administración, en benzimidazol, que es el compuesto activo contra los parásitos. De este modo, el febantel se transforma en fenbendazol.

¿Cómo funciona el febantel para gatos?

El febantel para gatos actúa alterando el funcionamiento del aparato digestivo del parásito, lo que acaba por provocarle la muerte. Este desparasitador no cuenta con efecto residual o preventivo, es decir, matará solo a los parásitos que en ese momento estén infestando al gato y se excretará en las heces o en la orina. En otras palabras, el febantel no va a proteger al gato contra futuros parásitos con los que pudiera entrar en contacto después, al contrario de lo que sucede con numerosos desparasitadores de uso externo que, por ejemplo, consiguen mantener al gato libre de pulgas a lo largo de varias semanas con una única aplicación. Esto quiere decir que puede haber reinfestaciones.

Por último, como avanzamos, es frecuente encontrarlo en combinación con otros antiparasitarios, lo que incrementa su espectro de acción.

¿Para qué sirve el febantel para gatos?

El febantel se utiliza frente a distintos parásitos internos, como los anquilostomas, los ascáridos, los tricocéfalos o las tenias. Es decir, el veterinario nos puede recomendar febantel si diagnostica que nuestro gato está parasitado por nematodos gastrointestinales o pulmonares o por algunos cestodos. Este diagnóstico puede hacerse apreciando directamente parásitos en heces o vómitos u observando al microscopio o analizando una muestra fecal.

También nos lo puede recetar como parte del calendario de desparasitaciones regulares, que suelen establecerse cada 3-4 meses, aunque depende mucho de las características y de las condiciones de vida del gato. Por ejemplo, los gatitos tienen que desparasitarse internamente con mayor frecuencia, mientras que los gatos adultos que no salen al exterior del domicilio ni mantienen contactos de riesgo pueden ser desparasitados cada 6-12 meses. En cualquier caso, siempre se recomienda desparasitar internamente antes de vacunar, ya que los parásitos pueden interferir con la efectividad de la vacuna.

Dosis de febantel para gatos

El febantel en gatos siempre se administra por vía oral. La dosis se determinará en función de la presentación del producto escogida, pues el febantel se comercializa tanto en comprimidos como en suspensión oral, así como del peso del gato, por lo que es importante conocer este dato con la mayor precisión posible para no pasarnos o quedarnos cortos, caso en el que no obtendríamos la eficacia esperada, haciendo inútil la administración.

El febantel se le puede dar al gato directamente en la boca, mejor después de comer. Pero, si es difícil el manejo, es posible mezclar el febantel con la comida. De hecho, se considera que así mejora su biodisponibilidad. En este caso hay que vigilar la correcta ingesta, ya que no todos los gatos aceptan alimentos en los que descubren, por lo menos, un olor extraño. En función de cada caso, así como del producto escogido, el veterinario determinará las recomendaciones de administración más adecuadas. Es posible que haya que repetir el tratamiento.

Contraindicaciones y efectos secundarios de febantel para gatos

El febantel es un antiparasitario seguro que matará a los parásitos sin provocar daños en nuestro gato, siempre que respetemos las pautas de administración que nos haya prescrito el veterinario. En cualquier caso, es raro que este fármaco llegue a causar una intoxicación en el felino gracias a su baja toxicidad y su elevado margen de seguridad. Esto quiere decir que la dosis tendría que ser enorme para producir algún efecto adverso, como:

  • Hipersalivación.
  • Diarrea.
  • Vómitos.
  • Pérdida del apetito.

En estos casos, hay que comunicárselo al veterinario. Es posible que inicie un tratamiento sintomático. Por otra parte, aunque se respete la dosificación, algunos gatos pueden vomitar tras la administración del febantel o presentar una diarrea leve. También habrá que informar al veterinario.

Por último, el febantel no se recomienda para gatas en estado de gestación ni para los gatitos con menos de 1 kg de peso. Las gatas que están amamantando a sus crías sí pueden utilizar febantel.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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Bibliografía
  • Carlson y Giffin. (2002). Manual práctico de veterinaria canina. Madrid. Editorial el Drac.