Historia de Balto, el perro lobo que se convirtió en un héroe

Historia de Balto, el perro lobo que se convirtió en un héroe

La historia de Balto es uno de los sucesos reales más cautivadores de Estados Unidos y prueba cómo los perros son capaces de llevar a cabo increíbles hazañas. Fue tal la repercusión mediática de la aventura que protagonizó Balto, que en 1995 se estrenó una película que narraba su historia, llamada "Balto: la leyenda del perro esquimal".

A continuación, en ExpertoAnimal os explicaremos cuál es la verdadera historia de Balto, el perro lobo que se convirtió en un héroe. ¡No puedes perderte la historia completa!

El perro esquimal de Nome

Balto era un mestizo de husky siberiano que nació en Nome, un pequeño pueblo de Alaska en 1923. Esta raza, aunque era originaria de Rusia, fue llevada a territorio estadounidense en 1905 para trabajar principalmente en el mushing (perros que tiran de los trineos), ya que eran más resistentes y ligeros que los malamute de Alaska, los perros originarios de la zona.

En esa época era muy popular la carrera All-Alaska Sweepstakes, que se llevaba a cabo desde Nome hasta Candle y que comprendía 657 kilómetros, sin incluir la vuelta. Por aquél entonces, el futuro propietario de Balto, Leonhard Seppala era un experimentado adiestrador de mushing y participaba en diversas competiciones y carreras.

En 1925, cuando las temperaturas rondaban los -30ºC, el pueblo de Nome se vio afectado por la difteria, una enfermedad bacteriana grave y que puede llegar a ser mortal que suele darse principalmente en niños pequeños. En el pueblo no se disponía de la vacuna antidiftérica, por lo que se utilizó el telegrama para descubrir dónde podían encontrar más inyecciones. Las más cercanas se encontraban en la ciudad de Anchorage, a 865,17 kilómetros de distancia y desafortunadamente no era posible utilizar pasos aéreos y marítimos, pues una tormenta invernal impedía el uso de las rutas.

La historia de Balto

Al no tener la posibilidad de recibir las vacunas necesarias, alrededor de 20 habitantes del pueblo de Nome se comprometieron a realizar un peligroso trayecto, en el que se utilizaría a más de 100 perros de trineo para ir a buscar las inyecciones. Fue posible trasladar el material de Anchorage hasta Nenana, una ciudad que se encontraba algo más cerca de Nome, a 778.74 kilómetros de distancia.

Lo 20 guías diseñaron un sistema de relevos que hiciera posible el traslado de las vacunas. Uno de los más destacados fue Gunner Kaassen, guía del escuadrón B, en el que se encontraba Balto, el perro lobo. Durante la improvisada carrera todos los implicados soportaron temperaturas de alrededor de -40ºC, fuertes vientos, pasos helados y zonas montañosas realmente complicadas. De hecho, muchos humanos y perros fallecieron en su intento por salvar la población infantil de Nome.

Existen varias teorías sobre lo que ocurrió con el último grupo de perros, guiados por Gunner: algunas sugieren que fue Balto quién lideró a los perros durante todo el camino (aunque no era un perro guía), otras que el perro guía no lograba orientarse y en las últimas se sugiere que el guía se rompió una pata. Lo que sí es cierto es que Balto fue quién tomó el mando de la carrera, a pesar de que muchos tenían poca fe en él.

En apenas cinco días y medio, el escuadrón B llegó por fin a Nome con la vacuna antidiftérica en su poder. Quizás fue por su hibridación, o bien porque no se esperaba que un perro que nunca antes había sido guía pudiera liderar al resto de perros, pero lo cierto es que Balto fue capaz de encontrar el camino y en mucho menos tiempo del esperado.

Últimos días de Balto

Hace falta destacar, como curiosidad, que realmente Balto no fue el nombre original de este perro, sino Togo. Se le atribuyó este nombre en memoria del explorador noruego Samuel Balto, popular en Nome durante la fiebre del oro.

Tristemente, Balto fue vendido junto a otros perros al zoológico de Cleveland (Ohio), donde vivió hasta cumplir 14 años, murió el 14 de marzo de 1933. Después fue embalsamado y actualmente podemos encontrarlo en el Museo de Historia Natural de Cleveland.

A partir de entonces, cada mes de Marzo se celebra la carrera de perros polares de Iditarod, que recorre el trayecto de Anchorage a Nome, en memoria de la historia de Balto, el perro lobo que se convirtió en un héroe, así como la de todos los que participaron en esa peligrosa carrera.

La estatua de Balto en Central Park

La repercusión mediática de la historia de Balto fue tal, que se erigió una estatua en Central Park, Nueva York, por FG Roth, dedica exclusivamente a este héroe de cuatro patas, que se considera salvó la vida de muchos niños de Nome. En ella puede leerse:

"Dedicado al espíritu indómito de estos perros polares que traspasaron en relevos la antitoxina a lo largo de casi mil kilómetros de ásperos hielos, aguas traicioneras y tormentas de nieve árticas en Nenana para llevar alivio al desolado pueblo Nome durante el invierno de 1925.

Resistencia – Fidelidad -Inteligencia"

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