Iguana marina

Esta especie es endémica de la región insular del Ecuador, habitando el archipiélago de Galápagos, motivo por el cual también se la conoce como iguana marina de Galápagos. Las teorías evolutivas apuntan a que el origen de la iguana marina tuvo lugar gracias a procesos de dispersión transoceánicos, los cuales se han evidenciado de manera relativamente reciente. Los mismos ocurren cuando algunos animales (o plantas) pueden viajar de una masa terrestre a otra sobre “balsas” de vegetación, colonizando espacios en los que antes no se encontraban.

En este sentido, las iguanas terrestres presentes en América pudieron haber realizado este recorrido marítimo y llegar a las islas Galápagos, desarrollando a través de miles de año las adaptaciones que podemos evidenciar hoy en día. En la actualidad, producto de eventos naturales (tsunamis, tormentas, entre otros) se han registrado este tipo de procesos, pero en estos casos los animales viajan sobre objetos construidos por los humanos.

Debido a que la iguana marina está presente en varias de las islas que conforman el archipiélago, se han identificado siete subespecies, con el desarrollo de taxonomías intraespecíficas.

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En las iguanas marinas, los machos pueden llegar a medir hasta 1,3 metros, mientras que las hembras solo miden unos 60 centímetros. Otra de las características principales de las iguanas marinas es que poseen escamas de queratina, y su piel es gruesa y dura, hecho que las ayuda a no deshidratarse fácilmente. Además, esto les confiere un cuerpo impermeable. Por su parte, tienen las colas aplanadas y presentan ondulaciones laterales en el cuerpo, lo que les facilita el nado. Además, tienen garras largas y afiladas que usan para subir por las rocas de la costa y su particular anatomía del hocico facilita la alimentación.

Con el fin de excretar el exceso de sal que acumulan producto de su alimentación, poseen unas glándulas nasales especializadas por las cuales expulsan este compuesto en forma de cristales. Por otro lado, su coloración es gris oscura a negra, pero usualmente también presentan colores verdosos y rojizos. Dada la coloración oscura, se camuflan fácilmente en las rocas, pero son fácilmente visibles en la arena.

También son excelentes nadadoras y logran permanecer bajo el agua hasta 45 minutos, para lo cual descienden considerablemente su ritmo metabólico. Sin embargo, cuando están fuera del agua comúnmente se mantienen agrupadas con fines de termorregulación.

Como hemos mencionado, esta especie solo vive en el archipiélago que conforman las islas Galápagos. La iguana marina entra al mar exclusivamente para alimentarse. El resto del tiempo lo pasa en las rocas o zona costera, pero también puede verse en los manglares de la zona.

Este hábitat está conformado por un conjunto de islas de origen volcánico, y se caracterizan por presentar dos épocas con condiciones atmosféricas bien diferenciadas: una de lluvia y otra más cálida, lo que determina el tipo de vegetación en cada una de las islas. Las formaciones biológicas vegetales están conformadas por manglares, arbustos adaptados al clima tropical y a condiciones de alta salinidad, pero debido a ciertas condiciones específicas de humedad, es posible también encontrar helechos y hierbas particulares.

Aunque pueden producir temor por su apariencia, son animales tranquilos y no son agresivos. Entre los hábitos o costumbres de la especie está nadar en las profundidades marinas para alimentarse. El resto del tiempo lo utilizan para exponerse al sol, lo cual hacen en grupo para elevar su temperatura corporal. Este aspecto es potenciado por su coloración oscura, lo cual facilita la absorción de los rayos del sol.

La iguana marina es uno de los vertebrados más llamativos del archipiélago, y no suele ser tan esquiva como su pariente la iguana terrestre (Conolophus subcristatus), la cual también es endémica de las islas Galápagos. El eficiente desarrollo morfológico de Amblyrhynchus cristatus le permite tener acceso a los diversos espacios en los que acostumbra a estar dentro del hábitat y, además, a su distintiva manera de obtener el alimento.

Son animales herbívoros y se alimentan exclusivamente de algas, para lo cual se sumergen en la profundidad del mar con el fin de obtenerlas, aunque también pueden consumir especies que estén presentes de manera más superficial. Estas iguanas, gracias a la forma especial de su hocico y a sus pequeños dientes afilados, logran fácilmente obtener las algas del fondo marino o de las rocas en las que se desarrollan las mismas.

Algunos científicos suponen que esta especie logró alcanzar este tipo de alimentación marina debido a que estas islas son de origen volcánico, por lo que la vegetación es muy limitada o inexistente en ciertas áreas, de modo que debió desarrollar adaptaciones para poder suplir sus requerimientos nutricionales, además de adquirir la habilidad para excretar el exceso de sal producto de su alimentación.

Las hembras tienen épocas reproductivas en las cuales los machos buscarán activamente aparearse. De hecho, comúnmente se reproducen con más de una hembra a la vez. En este sentido, la monogamia casi no está presente en la especie y, por tanto, el tiempo de emparejamiento dura poco tiempo.

Las iguanas marinas son animales ovíparos y las hembras excavan en lugares específicos para hacer sus nidos, en los que depositarán los huevos, que podrán durar hasta 120 días en completar su desarrollo, sin embargo, estas solo cuidarán de los nidos durante las primeras semanas. Las iguanas recién nacidas son vulnerables a los pocos depredadores naturales que tiene la especie.

El estado actual de la iguana marina es vulnerable, según la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Su población se considera en estado decreciente y se estiman apenas unos 200 mil individuos maduros en todo el archipiélago. Las principales amenazas de la especie se deben al impacto humano por transformación del hábitat para la construcción urbana y la contaminación. También las actividades propias del turismo pueden causar cierto impacto en la especie. Anteriormente, la iguana marina no era víctima de muchos depredadores, pero debido a la introducción de animales domésticos, como perros y gatos, las poblaciones de la especie se han visto altamente afectadas por esta causa.

Si bien todas las especies de animales deben ser protegidas y valoradas, es necesario que las acciones de conservación sean aún mayor en los casos de las especies endémicas, pues al estar presentes en regiones particulares o reducidas, sus poblaciones son mucho más vulnerables y susceptibles, como es el caso de la iguana marina, la cual está expuesta a factores antropogénicos que deben ser controlados con urgencia para evitar mayores impactos en su nivel poblacional.