La alimentación de las serpientes

La alimentación de las serpientes

Cada vez más gente se suma a tener mascotas poco usuales. Las serpientes, aunque ya hace años que comparten sus vidas con nosotros, cada vez son más frecuentes en los hogares. Si compartes tu vida con un ofidio, puede que ya te hayas informado sobre muchas cosas respecto a las serpientes como mascotas.

Uno de los aspectos más importantes que debemos conocer es su alimentación.

Por ello, en este artículo de ExpertoAnimal, vamos a contaros todo sobre la alimentación de las serpientes. Sigue leyendo, para descubrir los distintos tipos de alimentación que existen, cada cuánto suelen comer y cómo es mejor alimentarlas.

Clasificación de las serpientes según su tipo de alimentación

Una de las primeras cosas que debemos tener bien claras cuando adquirimos una serpiente es su tipo de alimentación. Todas las serpientes son carnívoras, pero según la especie de ofidio que tengamos como compañero, deberemos ofrecerle de comer unos animales u otros. Por ello, a continuación, vamos a comentar los distintos grupos de serpientes según su alimentación:

Comedoras de mamíferos y aves

La inmensa mayoría de serpientes que se pueden tener como animal de compañía son de este grupo y se alimentan de pequeños mamíferos y de aves. Aunque depende del tamaño de la serpiente, suelen comer ratas y ratones, pero también pueden comer jerbos, cobayas, hámsteres, conejos, codornices, pollos, etc. La gran parte de este tipo de serpientes acepta bien las presas muertas, los trozos de carne y los preparados especiales. Este grupo, a su vez, puede dividirse en dos subgrupos:

  1. Serpientes pequeñas y Culebras: Las culebras y las que pueden ser consideradas como serpientes de talla pequeña, suelen medir entre 60cm y 140cm. Algunas de las más conocidas son las serpientes rey como la Lampropeltis alterna, la Lampropeltis mexicana, la Lampropeltis pyromelana y la Lampropeltis getula. Otras también muy habituales son las falsas corales Lampropeltis triangulum y las serpientes del maíz o ratoneras Pantherophis guttatus.
  2. Boas y Pitones: Son de las serpientes más grandes, algunos ejemplares pueden pasar de los 8 metros aunque en cautividad no suelen superar los 5 metros. Además, son constrictoras y también son las que la mayoría de gente busca como mascota. Las más conocidas son la Python regius, la Python molurus y la Boa constrictor.

Comedoras de saurios y ofidios

Estas serpientes son saurófagas, es decir que comen lagartos, y ofiófagas, que comen otras serpientes. Este tipo de serpientes no son muy corrientes como mascota y la única que se puede tener es la Lampropeltis que además, se ha acostumbrado a comer ratones.

Comedoras de insectos y arácnidos

Las serpientes de este grupo son insectívoras, es decir que se alimentan de insectos y también de arácnidos muy diversos. Sobretodo comen saltamontes pequeños, grillos, cucarachas, gusanos de varios tipos, larvas de mosca, arañas, etc. Son serpientes que, aun siendo de tamaño pequeño, no son las más adecuadas para principiantes. Pues necesitan muchos más cuidados que otros ofidios. No se comercializan muchas especies insectívoras. La más común que podemos encontrar para tener como mascota es la Opheodrys aestivus aestivus o culebra verde áspera norteña.

Comedoras de peces

Este último grupo de serpientes son ictívoras, por lo que se allimentan de peces de agua dulce ya sean vivos o muertos, como por ejemplo los goldfish, las carpas, los guppies y otros peces pequeños de acuario. Son de las especies más fáciles de mantener y por lo tanto son indicadas para principiantes. Las más comunes en las tiendas son las Thamnophis sirtalis, conocidas como serpiente de jarreta o culebra rayada.

Ahora que ya podemos identificar qué tipo de alimentación tiene nuestra serpiente, nos tendremos que cerciorar de que le proporcionamos el alimento que le corresponde y no otro, pues seguramente no se lo coma.

¿Cada cuánto hay que dar de comer a las serpientes?

Ante todo, debemos tener en cuenta que los reptiles son de los animales que más tiempo pueden estar sin ingerir alimento. Aunque si deben beber, pueden estar períodos de tiempo bastante largos sin comer nada y sin que apenas les afecte en su salud.

La frecuencia de la alimentación en una serpiente depende principalmente de su tamaño. De forma muy general, puesto que siempre habrá excepciones, las serpientes de menos de 1 metro como las culebras terrestres y las culebrillas insectívoras y piscívoras, suelen comer entre 1 y 5 veces a la semana. En cambio, las pitones pequeñas que son entre 1 y 2 metros de largo, comen 1 vez a la semana. Las pitones más grandes como las indias y las pitones o boas del Caribe son serpientes de entre 2 y 6 metros que comen una vez cada dos o cuatro semanas, es decir una o dos veces al mes. Por último, las serpientes de más de 6 metros, aunque no son frecuentes en cautividad, comen aún con menos frecuencia. Por ejemplo, pueden ingerir dos o tres veces al año animales de gran tamaño y con eso tener alimento más que suficiente.

Asimismo, debemos saber que de forma general, las serpientes están más activas en primavera y en verano, en cambio, en invierno y en otoño están menos activas por lo que tienden a comer menos. También hay que tener en cuenta a la hora de darles la comida, que la mayoría prefieren comer al atardecer o al anochecer.

¿Cómo debo dar de comer a mi serpiente?

Respecto a cómo dar de comer a nuestra serpiente, dependerá de si está ya acostumbrada o no a una forma concreta. Las serpientes sacadas de la naturaleza, aún quedan algunas en ciertos zoológicos, raramente se acostumbrarán a comer presa muerta, pues tienen gran instinto de caza y por mucho que se prepare la presa como si estuviese viva no la aceptarán, por lo que siempre habrá que proporcionarles presas vivas para que puedan capturarlas. En cambio, las serpientes nacidas en cautividad y comercializadas, se pueden acostumbrar fácilmente desde pequeñas a presas muertas, trozos de carne y derivados cárnicos preparados especialmente para ellas.

Las presas y los trozos preparados se venden congelados y hay que mantenerlos así hasta antes de ofrecérselos a nuestra serpiente. Esto es para garantizar una buena conservación de la pieza y evitar que nuestra serpiente coma algo en mal estado que la pueda enfermar. Habrá que dejar que la presa muerta o el trozo escogido para alimentarla se descongele y, en el caso de que nuestra amiga sibilante sea una especie sin fosetas termorreguladoras bastará con estimularla moviendo el alimento delante suyo con un movimiento balanceante. En cambio, si nuestro ofidio sí que posee fosetas termorreguladoras, entrará en juego la temperatura de la presa, por lo que con descongelar no bastará y habrá que calentarla mínimamente en el microondas o de forma similar, para que junto con el balanceo frente a ella, esto la provoque para atacar y engullir a su presa.

Hay que tener en cuenta que, las presas enteras ya estén vivas o muertas, ofrecen muchos más nutrientes que los trozos de carne y los preparados cárnicos. Esto es porqué una presa entera proporciona a las serpientes calcio, enzimas digestivos, bacterias necesarias, etc. puesto que tiene huesos, órganos, pelaje o plumas. En cambio, los preparados o trozos solo tendrán la proteína de la carne. Lo que normalmente se hace para compensar estas carencias cuando no se alimenta con presas enteras a nuestra compañera, es administrar suplementos nutricionales indicados para ellas, introduciéndolos en los trozos de carne o espolvoreándolos por encima de los preparados de alimento.

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