¿Los gatos pueden beber leche?

¿Los gatos pueden beber leche?

¿Los gatos pueden tomar leche de vaca? ¿Es buena para ellos o, por el contrario, es perjudicial? Sin duda, estas son algunas de las primeras preguntas que nos asaltan cuando decidimos adoptar un gato sin importar la edad que tenga. Y es que, ¿cuántas veces hemos visto en la televisión o la gran pantalla a preciosos felinos disfrutando de un buen tazón de leche? Pues bien, en este artículo de ExpertoAnimal hablaremos del sistema digestivo del animal, detallaremos aquellos casos en los que es posible ofrecer este alimento, cómo hacerlo y qué tipo es más adecuado. ¿Los gatos pueden beber leche? ¡Sigue leyendo y descubre la respuesta!

La leche y los gatos

Antes de indicar si la leche es buena para los gatos o no, resulta fundamental hablar de sus sistema digestivo y de cómo el felino digiere este alimento. Como ocurre con nosotros los humanos, el tracto digestivo se encuentra en constante cambio, modificando la producción de ciertas enzimas en función de la alimentación que se siga, la cantidad de proteínas que se ingiera, de grasas, azúcares, etc. De esta forma, resulta lógico que dichos cambios vayan sujetos, también, a las distintas etapas del crecimiento. En este sentido, durante el periodo de lactancia los lactantes producen una gran cantidad de la enzima lactasa, encargada de digerir la lactosa que compone la leche. Conforme avanza el destete y se reduce la ingesta de leche, el tracto digestivo del cachorro también disminuye la producción de lactasa, llegando en algunos casos a desarrollar intolerancia a la lactosa.

Este mismo proceso también puede suceder en los humanos, de ahí que el porcentaje de intolerantes a la lactosa sea tan elevado. Sin embargo, como apuntamos, no todos los gatos ven afectada de forma tan radical la producción de la enzima y, por ende, algunos de ellos tienen la capacidad de tolerar la leche durante la edad adulta. En especial aquellos felinos que tras el destete continúan bebiendo leche de vaca, tienden a continuar generando lactasa. No obstante, aunque tengan la capacidad de digerir la lactosa correctamente, cabe destacar que la leche no debe ocupar toda la dieta del gato, más adelante detallaremos cómo ofrecer este alimento correctamente. Conforme el cachorro crece, es crucial adaptar su alimentación para introducir nuevos nutrientes, proteínas, vitaminas, etc., necesarias para su adecuado desarrollo.

Por otro lado, aunque la producción de la enzima lactasa disminuya, si el felino sigue generando una pequeña cantidad es posible que pueda tolerar la leche, también, en pequeñas cantidades. Así mismo, los productos lácteos como el queso y el yogur, al llevar una menor cantidad de lactosa, también pueden ser digeribles por el animal en cantidades moderadas.

Entonces, ¿los gatos pequeños pueden beber leche?

Si con gatos pequeños nos referimos a cachorros recién nacidos, lo ideal es que se alimenten mediante la leche materna. Si, lamentablemente, estás al cuidado de un gatito que ha quedado huérfano, no recomendamos darle leche de vaca porque la composición es distinta a la leche materna y, por tanto, el animal no estaría recibiendo los nutrientes, los lípidos y las proteínas que necesita. Actualmente podemos disponer de preparados que simulan la leche materna de la gata, por lo que para estos casos aconsejamos acudir al veterinario para que indique el mejor según la edad del pequeño. Así mismo, no te pierdas nuestro artículo sobre "¿Cómo alimentar a un gatito recién nacido?".

Ahora bien, si el gato en cuestión es cachorro todavía pero ya ha sido destetado, podemos ofrecer pequeñas cantidades de leche para ver si su cuerpo la digiere correctamente. Si no presenta ningún problema, podemos decir que el gato pequeño puede beber leche de vez en cuando, siempre como complemento y nunca como ingrediente protagonista.

Y los gatos adultos, ¿pueden tomar leche de vaca?

Como hemos visto anteriormente, la mayoría de gatos tienden a reducir de forma progresiva la producción de lactasa tras el destete. Esto significa que, debido a la deficiencia de la enzima o la completa desaparición de la misma, muchos de ellos pueden desarrollar intolerancia a la lactosa. ¿Por qué sucede? Muy sencillo. Se conoce como lactosa al azúcar que compone la leche, constituido por glucosa y galactosa. Para digerirla, el cuerpo produce de forma natural en el intestino delgado la enzima lactasa, la cual se encarga de descomponerla para transformarla en azúcares simples y, por tanto, facilitar su absorción. Cuando la enzima no puede cumplir su función, la lactosa pasa al intestino grueso sin ser digerida, y se fermenta en este punto a cargo de la flora bacteriana, desarrollando toda una serie de problemas digestivos. De esta forma, los síntomas de la intolerancia a la lactosa en gatos son los siguientes:

  • Náuseas y vómitos
  • Diarrea
  • Gases
  • Hinchazón de la zona abdominal

Así pues, si tras ofrecer leche de vaca a tu gato adulto observas estos síntomas, con total probabilidad se tratará de una intolerancia y, por ende, deberás eliminar la lactosa de su dieta. Por otro lado, existe la alergia a la lactosa, una patología completamente diferente a la anterior. Mientras que la intolerancia afecta al sistema digestivo, la alergia involucra al inmunitario, puesto que dicho sistema desarrolla una hipersensibilidad y emite una reacción alérgica cuando percibe que el alergeno en cuestión ha penetrado en el organismo. En este caso, el alergeno sería la lactosa, y la alergia produciría los siguientes síntomas en el felino:

  • Picor acompañado de urticaria
  • Dificultad para respirar
  • Tos
  • Vómitos
  • Diarrea
  • Disminución de la tensión arterial
  • Dolor de estómago que puede traducirse en maullidos repentinos

Si tu felino sufre alguna de estas reacciones, no lo dudes y acude al veterinario inmediatamente, en especial si observas que no respira adecuadamente.

Por último, es posible que el animal no desarrolle ninguno de los casos anteriores y, por tanto, sea capaz de digerir correctamente la lactosa. En estos casos, podemos decir los gatos pueden beber leche de vaca sin problemas, siempre controlando las cantidades y a modo de complemento. Para ello, recomendamos proporcionar un poco de leche y observar al animal para comprobar si realmente puede tomarla de vez en cuando o, por el contrario, se debe eliminar por completo de su dieta. Al final, lo más importante siempre es conocer a nuestro gato para comprenderlo y aprender a ofrecerle lo mejor para él y su salud.

Cómo dar leche a un gato

Tal y como hemos podido ver a lo largo de los apartados anteriores, si parece que el gato no sufre ninguna intolerancia ni alergia a la lactosa, podemos ofrecerle un poco de leche. En general, lo más recomendable suele ser proporcionarle leche desnatada o semidesnatada, aunque algunos felinos toleran sin ninguna dificultad la leche entera. Por ello, te animamos a probar y a observar a tu peludo compañero para ver cómo reacciona y descubrir qué tipo de leche le gusta y le sienta mejor.

Por otro lado, si tu felino ha mostrados signos de intolerancia pero te gustaría saber si tu gato puede tomar leche de todas formas, debes saber que la mejor opción es la leche sin lactosa, tanto para estos casos como para los animales que sí la toleran. Como ocurre con los humanos, la leche sin lactosa es más fácil de digerir y, por tanto, previene la aparición de problemas relacionados con el tracto digestivo.

En cuanto a la cantidad de leche recomendada para gatos, lo cierto es que no podemos establecer un número determinado de mililitros porque, como hemos comprobado, todo dependerá de cada caso y del grado de tolerancia del animal. Lo que sí podemos asegurar es que, independientemente de si tiene la capacidad de digerir la lactosa o no, no se recomienda abusar de su consumo. Un exceso de leche en la dieta se puede traducir un porcentaje de calcio demasiado elevado, hecho que puede llegar a provocar el desarrollo de cálculos renales, por ejemplo. De esta forma, aconsejamos establecer una pauta en función de las necesidades de nuestro felino y ofrecerle leche dos veces por semana, en cuencos pequeños. Por supuesto, recalcamos, las medidas y dosis pueden variar siempre que no perjudique la salud del animal.

¿Y los productos derivados de la leche?

Como hemos comentado en apartados anteriores, si no existe alergia ni intolerancia a la lactosa, el gato puede consumir productos lácteos como queso o yogur sin problemas. Eso sí, como ocurre con todos los alimentos procesados, siempre debemos tener presente las cantidades. En este sentido, y aunque sean buenos para el animal, no se aconseja abusar de su consumo, siendo lo ideal ofrecer un par de cucharadas de yogur durante el desayuno, por ejemplo, o un trozo de queso a modo de premio. Por supuesto, el yogur debe ser natural y sin azúcar, y el queso se recomienda que sea suave y cremoso. Así mismo, puedes alternar el consumo de leche sin lactosa con la ingesta de este tipo de productos lácteos para evitar ofrecer ambos alimentos un mismo día.

De hecho, el yogur en particular es un alimento altamente beneficioso para los gatos por su elevado contenido en probióticos. En este sentido, otro producto recomendado por la misma razón es el kéfir, el cual lleva un porcentaje todavía más alto y ayuda aún más al animal a regular la flora intestinal, así como el sistema digestivo en general. Eso sí, repetimos, no aconsejamos pasar las dos dosis semanales, puesto que estos productos siempre deben actuar a modo de complemento.

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