¿Los nidos de golondrinas están protegidos?

La golondrina común es una ave pequeña, llega a medir cerca de los 20 cm y puede tener una envergadura alar de hasta casi los 35 cm. En cuanto al peso varía entre 17 y 20 gr. La coloración es una combinación de negro azulado, marrón y beige. Aunque machos y hembras son similares, los primeros exhiben una coloración más llamativa, así como una cola más larga. La simetría de la cola y las alas se ha identificado como un rasgo de selección, de modo que las hembras suelen escoger a los machos que poseen estas estructuras con la mayor simetría, quedando los machos con rasgos asimétricos con menos posibilidades de apareamiento. Aunque estos últimos, pueden eventualmente asociarse con una pareja reproductiva convirtiéndose en especies de ayudantes para la elaboración y la defensa del nido, así como para incubación y crianza pudiendo finalmente, reproducirse con la hembra.

Tanto hembras como machos, participan en la incubación de los huevos y atención de los recién nacidos, aunque las primeras ofrecen mayor dedicación a las labores de cría. Estas aves se reproducen entre mayo y agosto, con una puesta entre 2 a 7 huevos.

Son animales gregarios, es común observarlos en grupos sobre edificaciones y cables eléctricos o de telefonía. También anidan de forma comunitaria, aunque con una distancia entre unos y otros, porque en cuanto a sus nidos si son bastante territoriales. Tienen hábitos totalmente migratorios, las poblaciones de Europa invernan en el sur u oeste del continente, pero la mayoría se traslada hasta África. Las de Asía, lo hace en el sur de la región, mientras que las de norte América, se dirigen hasta el sur del continente.

Las golondrinas construyen nidos bastante elaborados y con una peculiar forma de taza o media taza ^[1]. Están hechos principalmente de barro, el cual trasladan tanto los machos como las hembras en múltiples viajes hasta el lugar que han escogido para la elaboración del mismo. Adicionalmente, usan pasto seco e incluso algas y plumas largas para recubrir la base de barro.

Las golondrinas han adaptado la construcción de sus nidos a estructuras edificadas por los seres humanos. Anteriormente, lo hacían en acantilados y sitios rocosos, pero ahora utilizan espacios como establos, puentes e incluso áreas de embarcaciones que les brinden un espacio rígido de la cual fijar esta estructura. El agua es un recurso importante, por lo cual, anidan cerca de la misma.

Como hemos mencionado, la golondrina común es territorial con su nido. Sin embargo, ante la presencia de ciertos depredadores como aves rapaces, esta queda sometida, a pesar de tener un vuelo ágil y rápido. Pero, dichas aves han desarrollado en algunas regiones una relación mutualista con las águilas pescadoras, las cuales se alimentan exclusivamente de peces. Entonces, las golondrinas procuran desarrollar sus nidos debajo de esta ave rapaz, de modo que la misma defenderá el área de cualquier otra ave que se acerque. Por su parte, las primeras, avisarán con su vocalización si detectan algún peligro cercano.

De este modo, los nidos de las golondrinas en general están protegidos, por un lado porque están construidos en lugares poco accesibles para depredadores y por otro por la protección mencionada en las líneas anteriores, proporcionada por las águilas pescadoras.

Se ha determinado que eventualmente las golondrinas vuelven al mismo nido, utilizándolo al menos en dos ocasiones consecutivas ^[2]. Pero dada la calidad de estas estructuras, con algunas simples reparaciones pueden incluso ser usados por mucho más tiempo.

La especie tiende a ser monógama, pero también puede tener copulaciones con otras parejas. Si una pareja de golondrinas logra tener éxito reproductivo, tiende a mantenerse unida por varios años, logrando varias generaciones de crías. Cuando ocurre el retorno de la migración, si algún miembro de la pareja ya establecida no regresa, es común que se formen nuevas parejas para continuar con la reproducción.

Al ser una especie migratoria, algunas no logran retornar al hábitat de origen, por lo que muchas veces los nidos, al ser construcciones estables, pueden ser utilizados por otras parejas de golondrinas e incluso por aves de otras especies.

Los nidos de las golondrinas son elaborados con mucho esfuerzo, ya que trasladan con sus pequeños picos el barro necesario que se necesita para construir el nido, además del resto de los materiales.

Por lo antes mencionado, si los nidos se ubican en áreas que no causan ningún problema, no debemos quitar los nidos de las golondrinas, con el fin de ofrecerles la oportunidad de reutilizarlos en las próximas épocas reproductivas.

Sin embargo, las heces de estas aves pueden contener salmonela, lo que implicaría problemas de salud, por ejemplo para animales de granjas y para las personas. En este sentido, si los nidos han sido construidos en espacios que pueden ser afectados por los excrementos de las golondrinas, entonces si deben ser retirados para que aniden en otras áreas, evitando así la generación de enfermedades.

La golondrina común está clasificada como de menor preocupación. Sin embargo, su tendencia poblacional se encuentra en descenso. Existen dos causas principales para este hecho:

• Los cambios intensos en la agricultura: afectan la disponibilidad de insectos en estos ecosistemas, los cuales son el alimento específico de esta ave. De modo que el uso de insecticidas, por ejemplo, reduce drásticamente la existencia de los mismos.
• Ave bastante susceptible al cambio climático: las variaciones del clima afectan tanto a lugares donde inverna como donde se reproduce, teniendo un impacto negativo en la especie.

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