¿Los perros pueden comer tomate?

Es vital que, cuando indaguemos acerca de la alimentación de los perros, utilicemos fuentes contrastadas que garanticen la veracidad de su contenido, ya sea mediante figuras profesionales o estudios contrastados. El tomate es uno de los alimentos que más padece los errores de la desinformación, estando habitualmente en las listas de alimentos tóxicos y dañinos, pero ¿es eso cierto?

¿El tomate es tóxico para los perros?

Debemos saber que el tomate maduro sin semillas NO es dañino para los perros, todo lo contrario, es un alimento nutritivo y saludable, que aporta vitaminas, minerales, frutas, antioxidantes y un alto contenido en agua. Como resultado de todo ello, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, ayuda a prevenir ciertos problemas de salyd y mantiene el cuerpo del can bien hidratado.

Sin embargo, es importante señalar que los tomates verdes tienen un compuesto químico llamado glicoalcaloide que sí puede resultar dañino para los perros, entonces, si te preguntas si los perros pueden comer tomates verdes, la respuesta es NO, ya que puede provocar diarrea, gases e incluso vómitos. En los casos más graves, cuando el perro ingiere una gran cantidad, pueden aparecer diversos síntomas de envenenamiento.

El mismo compuesto que hemos mencionado está también presente en la mayoría de las partes verdes de la planta (Lycopersicon spp ), como son las hojas o los tallos. Por tanto, el perro nunca debe comer tomates verdes o las partes verdes de la planta del tomate, únicamente tomates maduros sin semillas. De esta forma, si tienes un huerto en casa, asegúrate de limitar su acceso a la planta.

Los tomates maduros contienen antioxidantes naturales, como la vitamina C, que combaten los radicales libres del cuerpo del perro. Ello es especialmente beneficioso para los perros mayores, ya que ayuda a retrasar la aparición de los síntomas de la vejez y ayudan a generar un metabolismo estable. También contienen vitamina A y complejos B, que actúan sobre el sistema inmunológico y pueden ayudar a prevenir ciertas enfermedades comunes en perros. Así, el tomate se convierte en un excelente aliado para la salud ocular del perro y los problemas de piel.

Por otro lado, por su alto contenido en fibra, tiene un impacto beneficioso en el proceso digestivo del can, favoreciendo el tránsito intestinal y ayudando a evitar el estreñimiento en los perros. Para terminar, destacar que también ofrece un excelente aporte de agua, evitando la deshidratación y evitando la aparición de problemas del sistema urinario. El consumo de este tipo de alimentos, ricos en líquidos, tiene un efecto diurético y depurativo en el cuerpo del can, ayudando a eliminar toxinas y favoreciendo una buena actividad renal.

Los perros pueden comer tomate crudo, natural y rojo, siempre sin semillas, ya hablemos de un tomate cherry o de otra variedad, como corazón de buey o kumato. Además, recordamos la importancia de lavar bien las frutas y verduras antes de ofrecerlas a nuestro can. No olvidemos tampoco que este tipo de alimento no puede convertirse en ningún caso en la base de la dieta del perro, pues estos animales necesitan un aporte elevado de proteínas y grasas de alta calidad que eviten el desarrollo de deficiencias nutricionales en el perro.

En cualquier caso, ofreceremos una cantidad moderada acompañando sus recetas caseras, siempre recordando que el porcentaje aproximado de frutas y verduras no debe superar el 10% o 15% del total de alimento en cada toma. Podemos cortar el tomate en pedacitos y mezclarlos con la receta completa.

¿Los perros pueden comer tomate frito?

En este caso, dependerá del tipo de tomate frito. Si hablamos de una salsa de tomate natural hecha en casa, sin sal, ajo o cebolla, no tendremos ningún problema. Sin embargo, las salsas de tomate frito comerciales contienen un alto porcentaje de conservantes y aditivos artificiales que no son recomendables para nuestros mejores amigos y que pueden incluso provocar la aparición de problemas digestivos. En este caso, podemos preparar la salsa triturando los tomates, colándolos para retirar las semillas y realizando un sabroso sofrito junto a algún tipo de carne de pollo o res, por ejemplo.

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