Metamorfosis en animales

Metamorfosis en animales

Todos los animales, desde que nacen, sufren cambios morfológicos, anatómicos y bioquímicos para llegar al estado adulto. En muchos de ellos, estos cambios se centran en el aumento del tamaño del cuerpo y en ciertos parámetros hormonales que guían el crecimiento. Sin embargo, muchos otros animales llevan a cabo unos cambios tan significativos que hacen que el individuo adulto no se asemeje en nada al juvenil, hablamos de la metamorfosis en animales.

Te invitamos a leer este artículo de ExpertoAnimal, donde descubrirás qué es la metamorfosis y cómo se presenta en distintos grupos de animales.

Metamorfosis en insectos

Los insectos son el grupo metamórfico por excelencia y el más común para explicar la metamorfosis en animales. Son animales ovíparos que nacen de huevos. Su crecimiento requiere la muda de su piel o tegumento, ya que ésta le impide crecer en tamaño como otros animales. Los insectos pertenecen al filo de los hexápodos, por presentar tres pares de patas.

Dentro de este grupo hay animales que no realizar metamorfosis como los dipluros, considerados ametábolos. Son insectos primariamente ápteros (no tienen alas) y en su desarrollo postembrionario se aprecian pocos cambios, ya que generalmente solo se observa:

  1. Desarrollo progresivo de sus órganos genitales.
  2. Aumento de su biomasa o peso del animal.
  3. Ligeras variaciones en las proporciones relativas de sus partes. Por tanto, las formas juveniles son muy semejantes al adulto, el cual puede mudar varias veces.

En insectos pterigotas (que presentan alas) existen varios tipos de metamorfosis, según los cambios que se produzcan, si el resultado de la metamorfosis da un individuo más o menos diferente del original:

  • Metamorfosis hemimetábola: del huevo nace una ninfa que tiene esbozos alares. El desarrollo es parecido al adulto, aunque a veces no (por ejemplo las libélulas). Son insectos sin estado pupal, es decir, del huevo nace una ninfa que por mudas consecutivas pasa al estado adulto directamente. Algunos ejemplos son los efemerópteros, las libélulas, las chinches, los saltamontes, las termitas, etc.
  • Metamorfosis holometábola: del huevo nace una larva, muy distinta al adulto. La larva, llegado a cierto punto se transforma en pupa o crisálida que, al eclosionar, dará al individuo adulto. Esta es la metamorfosis que presentan la mayoría de los insectos como mariposas, cucarachas, hormigas, abejas, avispas, grillos, escarabajos, etc.
  • Metamorfosis hipermetábola: los insectos con metamorfosis hipermetábola tienen un desarrollo larvario muy largo. Las larvas son distintas entre sí conforme mudan, porque viven en distintos hábitats. Las ninfas no tienen las alas desarrolladas hasta que llegan al estado adulto. Se da en algunos coleópteros como los tenebrios y consiste en una especial complicación del desarrollo larvario.

La razón biológica de la metamorfosis, además del hecho de tener que mudar la piel, es separar a la nueva descendencia de los progenitores para evitar que compitan por los mismos recursos. Lo habitual es que las larvas vivan en otros lugares distintos a los adultos, como por ejemplo el medio acuático y, también, que se alimenten de forma distinta, cuando son larvas son animales herbívoros y de adultos depredadores o viceversa.

Metamorfosis en anfibios

Los animales anfibios también presentan metamorfosis, en algunos casos más sutiles que en otros. La razón principal de la metamorfosis de los anfibios es eliminar las branquias y dar lugar a los pulmones, con alguna excepción, como es el caso del ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum) que en su estado adulto sigue presentando branquias, considerada una neotenia evolutiva (mantenimiento de estructuras juveniles en el estado adulto).

Los anfibios también son animales ovíparos. Del huevo sale una pequeña larva que puede ser muy similar al adulto, como es el caso de salamandras y tritones, o muy diferentes, como en ranas o sapos. De hecho, la rana es un ejemplo muy común para explicar la metamorfosis en animales anfibios.

Las salamandras, al nacer ya presentan patas y una cola como sus progenitores, pero tienen branquias. Tras la metamorfosis, que puede retrasarse varios meses según la especie, las branquias desaparecen y se desarrollando los pulmones.

En animales anuros (anfibios sin cola) como ranas y sapos, la metamorfosis es mucho más compleja. Al eclosionar los huevos, salen pequeñas larvas con branquias y cola, no tienen patas y la boca está a medio desarrollar. Tras un tiempo, comienza a crecer una capa de piel sobre las branquias y en la boca aparecen unos pequeños dientes.

Después, se desarrollan las patas traseras y, donde aparecerán las patas delanteras encontramos dos bultos que acabarán desarrollándose como extremidades. En este estado, el renacuajo aún presentará cola, pero ya podrá respirar aire. La cola irá disminuyendo lentamente hasta desaparecer por completo, dando lugar a la rana adulta.

Metamorfosis en otros animales

No sólo los anfibios e insectos pasan por el complejo proceso de la metamorfosis. Muchos otros animales pertenecientes a otros grupos taxonómicos también la sufren, por ejemplo:

  • Cnidarios o medusas
  • Crustáceos, como langostas, cangrejos o gambas.
  • Urocordados, concretamente, las ascidias, tras la metamorfosis y el establecimiento como individuo adulto se convierten en animales sésiles o inmóviles y llegan a perder el cerebro.
  • Equinodermos como estrellas de mar, erizos marinos u holoturias.

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Bibliografía

Gilbert, S. F. (2005). Biología del desarrollo. Ed. Médica Panamericana.