Mi gato ataca a mi perro - ¿Por qué y qué hacer?

Mi gato ataca a mi perro - ¿Por qué y qué hacer?

A pesar de que popularmente existe el dicho de “llevarse como el perro y el gato” para hacer referencia a una mala relación, lo cierto es que estos dos animales pueden llevarse bien y convivir en armonía si se siguen las pautas adecuadas. Sin embargo, no es inusual que en algunos hogares la convivencia entre estas dos especies sea más bien poco amistosa, con riñas e incluso agresiones.

Seguro que si has notado que tu gato ataca a tu perro estás preocupado/a y sin saber qué deberías hacer para evitar esta situación. Por esta razón, en ExpertoAnimal queremos ayudarte a que entiendas por qué existe esta enemistad y cómo puedes ponerle fin.

¿Por qué mi gato es agresivo con mi perro?

La presencia de un perro en el hogar no tiene por qué crear incomodidad ni comportamientos agresivos en tu gato. Ahora bien, tampoco sería extraño que sucediese, ya que los felinos por naturaleza son animales que fácilmente pueden alterarse si se da algún cambio en su entorno, y según el carácter de este, puede tener más o menos dificultades para adaptarse a dicho cambio. Los principales contextos en los que sucede esto y, por ende, constituyen las causas que explican por qué tu gato ataca a tu perro son los siguientes:

  • Falta de socialización con perros. Si tu felino cuando era cachorro no conoció ningún can, es totalmente normal que se sienta inseguro en su presencia debido a que le es desconocido, hecho que origina una respuesta agresiva ante el peligro.
  • Ha vivido una experiencia negativa con perros. Esto desencadena una situación altamente estresante para tu gato al convivir con uno y, por esto, adopta una agresividad defensiva hacía el recién llegado.
  • Tu perro no respeta los límites del gato, ya que puede que sea un cachorro o un adulto muy juguetón que no entienda las advertencias del felino y, consecuentemente, no para de molestarlo. En esta situación, es normal que el minino le haya cogido manía y le deje claro al can que no quiere saber nada de él mediante arañazos o mordiscos.
  • Protege un recurso valioso para él, que puede ser su territorio, su comida e incluso tú. Esta situación es usual cuando el perro es el recién llegado al hogar y, antes de su llegada, el gato era el “rey de la casa”. Por ello, el gato no tiene por qué estar de acuerdo en tener que compartir su espacio, tu atención, etc., con el nuevo integrante de la familia y muestra este rechazo atacando al perro. Esto también puede ocurrir aunque el recién llegado sea otro gato, por lo que es común observar que el gato ataca al otro gato que acaba de llegar. Si tú eres le recurso, no te pierdas este otro artículo sobre Por qué tu gato es muy posesivo contigo.
  • Por último, los gatos generalmente empiezan a manifestar intolerancia y agresividad cuando viven situaciones estresantes, las cuales pueden desencadenar comportamientos agresivos hacía otros, como en este caso, tu perro. En este caso, lo habitual es notar que el gato se ha vuelto agresivo de repente o bufa a tu perro cuando nunca antes lo había hecho. Esto también puede suceder si el gato está enfermo o sufre algún dolor, por lo que habría que llevarlo al veterinario.

¿Qué puedo hacer su mi gato ataca a mi perro?

El hecho de que tu gato ataque a tu perro puede ser bastante alarmante, puesto que podría originar un conflicto en el cual uno de los dos no salga bien parado. En casos muy graves, lo más recomendable es acudir a un veterinario especializado en etología para solventar la situación.

Si aún no has probado por tus propios medios a solucionar esta situación, te aconsejamos atender los siguientes puntos para saber qué hacer si tu gato ataca a tu perro:

Mantenlos separados y usa feromonas

Inicialmente, deberás separar ambos animales, es decir, tendrás que proporcionarles a ambos un espacio propio con todas las necesidades cubiertas, pero que, a su vez, puedan mantener el contacto visual. Por ejemplo, poniendo barandillas de separación o cualquier obstáculo que sea estable y les permita verse mutuamente. Ahora bien, en función de quién sea el recién llegado, deberás preparar esta separación de una u otra forma:

  • Si tu gato vivía inicialmente en el hogar y acabas de adoptar un perro, no es bueno que le limitas de golpe el acceso a todas las zonas. En la medida de lo posible, tendrás que intentar que pueda seguir sus rutinas habituales, puesto que un cambio muy brusco solo le generará estrés, lo cual no será beneficioso para su bienestar ni para el proceso de adaptación.
  • En caso contrario, es decir, que sea el gato el que acaba de llegar al hogar, no necesitará poder acceder a toda la casa, sino que con que tenga un espacio conocido en el cual se sienta cómodo y seguro será suficiente, de momento.

Por otro lado, y en ambas situaciones, será de gran ayuda el uso del olor y las feromonas, debido a que los gatos son animales con un olfato muy desarrollado y les ayudarán a adaptarse mejor a las circunstancias. Por este motivo, coloca un difusor de feromonas en su espacio o el lugar del hogar donde pase más tiempo para propiciar esa tranquilidad y calma que tanto necesita. A su vez, déjale en su espacio objetos que tengan el olor del perro, como por ejemplo su manta de dormir o juguetes.

Por último, en este proceso será de vital importancia que tu perro obedezca una educación básica para facilitar la situación y que, en caso de que el problema sea que al perro le guste molestar al felino, le enseñes a ignorarlo. Por lo tanto, prémialo cuando, por ejemplo, le vea a través de las barandillas pero no se dirija a él ni se muestre alterado (queriendo jugar, con ladridos...).

Ve acercándolos poco a poco

Después de haber pasado una temporada en la cual veas que, pese al contacto visual mediante la barandilla, tu gato está tranquilo ante la presencia del perro (pueden pasar días o semanas, dependiendo de cada felino), podrás poco a poco ir acercándolos. Este proceso será delicado y requerirá mucha paciencia, puesto que forzar la situación será contraproducente. En este paso, lo que harás es realizar sesiones cortas en las cuales acercarás a tu perro (obviamente, con correa) a una distancia prudencial y en la que veas que el felino permanece calmado. Tendrás que premiar en el momento a tu gato para que mediante el refuerzo positivo asocié al perro con algo bueno.

Para facilitar el proceso, es recomendable pedir ayuda a alguien de confianza, ya que se requerirá una persona que esté atenta al can, lo mantenga distraído, lo vaya acercando, alejando y premiando en el proceso. Otra persona, a su vez, tendrá que ir premiando al gato mediante comida y juegos, de forma que logres que ignore al can.

En estas sesiones, el objetivo será desensibilizar el gato, es decir, conseguir que este se muestre indiferente ante la presencia del perro. Para llevarlo a cabo, irás aproximándolos progresivamente durante estas sesiones diarias en distintas habitaciones, fuera de ellas tendrás que mantener la barandilla o el obstáculo que los separa, ya que aún no será seguro que se acerquen.

Si tu gato solo se muestra agresivo cuando el perro se acerca a un elemento concreto y, por lo tanto, protege un recurso que le es valioso, deberás realizar el mismo ejercicio en presencia de este elemento para que el felino vea que el perro no se lo quiere quitar.

Y si es el caso de que tu perro es un cachorro o un perro muy nervioso que no deja tranquilo al felino, durante estas sesiones también le estarás enseñando a que le ignore.

Convivid con cuidado

Por último, si sabes con seguridad que tu gato permanece calmado e indiferente y tu perro te obedece y no le va a molestar, podrás empezar a quitar las barandillas y dejar que se junten en la misma zona. Sin embargo, siempre deberás estar tú con ellos para vigilar que no suceda nada. Por lo tanto, no les dejas nunca solos en la misma habitación.

A su vez, el felino debe tener a acceso a lugares en los que se sienta aislado y protegido de todo peligro. Por ejemplo, es positivo que tenga un refugio en un lugar alto al que no pueda llegar el perro. De esta forma, podrá irse en caso de que no se encuentre cómodo y no se sentirá acorralado. Por último, evita también que el perro tenga acceso a su comida, agua y arenero para evitar conflictos innecesarios.

Mi gato sigue atacando a mi perro

Si tras aplicar los consejos anteriores tu gato continúa atacando a tu perro y no has observado ninguna mejora, entonces te recomendamos acudir a un veterinario especializado en etología para que evalúe personalmente el caso, determine por qué tu gato ataca a tu perro y fije un plan de actuación. Como ya hemos comentado, los casos más graves deben ser tratados personalmente por profesionales a fin de evitar un daño mayor.

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