Mi perro está obsesionado con la pelota - Causas y solución

Mi perro está obsesionado con la pelota - Causas y solución

Sin lugar a dudas, jugar a la pelota es una de las actividades preferidas de nuestros mejores amigos. En un principio, se trata de un juego inofensivo, que les permite ejercitar su cuerpo y sus sentidos, además de compartir buenos momentos con sus familiares. No obstante, muchos tutores se preocupan al percibir que sus perros parecen ser adictos a la pelota.

Si has vivido o te encuentras en esta situación, es probable que te hagas preguntas como "¿Por qué mi perro está obsesionado con la pelota?", "¿por qué mi perro no suelta la pelota?" o "¿cómo hacer para tratar un perro adicto a la pelota?".

En este artículo ExpertoAnimal hablaremos sobre la obsesión por la pelota en los perros, cuáles son sus posibles causas y cómo debes actuar para tratar este problema de conducta. También te ofreceremos algunos consejos para prevenir que tu perro se vuelva adicto a la pelota, pudiendo disfrutar de este juego de forma segura.

¿Realmente existen perros adictos a la pelota?

Quizás, hablar de un perro obsesivo o adicto pueda resultar muy impactante porque entendemos los peligros y las consecuencias negativas de una adicción u obsesión, que además repercuten en la salud física y mental. No obstante, no solo es real, sino que es más común de lo que solemos imaginar. La pelota, un juguete tan común y conocido puede desencadenar fácilmente un comportamiento obsesivo que requiera tratamiento especializado.

Casi todos los perros se sienten motivados a perseguir la pelota, ejercitarse durante sus paseos y, luego, descansar en el confort de su hogar. En esta ecuación "normal", cuando la pelota es un juego y no una adicción, el perro se excita, se divierte, gasta energía, se cansa y retoma un comportamiento equilibrado al volver a su casa, ofreciendo la posibilidad de que sus tutores de que sigan con su rutina y puedan dedicarse a otras actividades.

Pero un perro obsesionado demandará permanentemente que su tutor le siga tirando la pelota, pareciendo no haber saciado su necesidad de gastar energía, aún habiendo salido a pasear y tras practicar ejercicio. También solemos identificar con facilidad algunos síntomas como la hiperactividad, la ansiedad y la taquicardia, además de conductas indeseadas, como los ladridos y gimoteos excesivos para captar la atención de sus tutores.

Además de perjudicar la salud y el bienestar del can, estos problemas de comportamiento suelen afectar seriamente la rutina de sus familiares y la convivencia en el hogar. Por esta razón, la obsesión por la pelota jamás debe ser ignorada o subestimada, requiriendo un tratamiento específico orientado por un profesional capacitado en etología o educación canina.

¿Por qué mi perro está obsesionado con la pelota?

Para entender por qué algunos perros son adictos a la pelota, necesitamos comprender qué les produce esta actividad y por qué se pueda volver una obsesión. El juego de perseguir a la pelota despierta el instinto de caza de nuestros peludos. Lógicamente, el perro no persigue a la pelota con la misma finalidad o motivación que un cánido cuando sale de cacería junto a su manada.

Este último debe cazar para suplir la necesidad básica de alimentarse, sometiéndose a una larga y agotadora jornada de cacería, mientras los perros juegan con sus tutores como una forma más de enriquecimiento que les permite gastar energía, estimular su cuerpo y su mente. Pero aunque los perros de compañía no necesiten salir a alcanzar presas para nutrirse, la caza es uno de los comportamientos instintivos en los perros y no lo podemos ignorar u olvidar.

Cuando lanzamos la pelota a un perro, de alguna manera, "recreamos" artificialmente el contexto de una cacería, brindándole la posibilidad de ejercitar sus sentidos, sus instintos y su potencia corporal para, luego, disfrutar el éxito de alcanzar su presa (que, en este caso, es sustituida por un objeto, o sea, la pelota).

No obstante, al practicar esta actividad en condiciones artificiales, el perro no necesita caminar durante horas junto a una manada o exponerse a situaciones medioambientales y climáticas desfavorables para alcanzar su presa (lo que sí suele suceder cuando los animales salen a cazar en la naturaleza). Su esfuerzo es mucho menor y la satisfacción es lograda de forma rápida y fácil, por lo cual el perro puede verse motivado a repetir varias veces la persecución a la pelota.

Sin embargo, el instinto de la caza por sí solo no explica completamente por qué algunos perros se obsesionan con la pelota. Aunque es cierto que las razas caninas históricamente entrenadas para la caza, así como sus cruces, suelen sentir una gran excitación al jugar a la pelota y pueden llegar a desarrollar un comportamiento obsesivo en relación a ella con más facilidad.

Como sucede con casi todos los problemas de conducta, la obsesión por la pelota suele estar relacionada con la educación, la rutina y el estilo de vida proporcionado por los tutores a sus canes. Por un lado, es común que las personas refuercen la sobreexcitación de sus perros, ya sea al momento de jugar a la pelota, de comer o de salir a pasear, y muchas veces lo hacen de forma inconsciente, es decir, sin tener la intención de fomentar o incentivar que sus peludos se tornen obsesivos o se pongan hiperactivos o ansiosos al realizar alguna actividad.

Si al percibir que tu perro está sobreexcitado antes o durante el juego con la pelota, continuas tirándole este juguete una y otra vez, de forma repetitiva, estarás reforzando esta conducta. Es decir, estarás comunicando a tu mejor amigo que puede seguir sobreexcitándose y comportándose de forma hiperactiva que, de esta manera, le volverás a tirar su pelota.

Por otro lado, la falta de tiempo y la prisa que solemos tener todos los días puede llevarnos a descuidar de la estimulación física y mental de nuestros perros. Básicamente, jugar a la pelota es un juego que, en sí, no representa un peligro inminente para un perro. Pero si este perro no tiene una rutina de ejercicio físico y juegos de inteligencia, que le permitan ejercitar su cuerpo y sus sentidos, un simple juego como perseguir a la pelota puede convertirse en una obsesión. Porque esta actividad se convierte en la única vía a través de la cual el perro puede liberar la tensión acumulada, gastar energía y trabajar sus capacidades físicas, cognitivas y sensitivas.

Además, si no dedicamos suficiente tiempo a nuestros peludos para brindarles afecto, jugar y divertirnos, haciendo del juego de la pelota la única oportunidad de compartir buenos momentos, también podemos "empujarlos" a recurrir a esta actividad cada vez que desee captar nuestra atención.

¿Qué hacer si mi perro está obsesionado con la pelota?

Como hemos mencionado, la obsesión por la pelota no debe ser subestimada o ignorada, ya que representa un riesgo para la salud física y mental del perro, además de perjudicar la convivencia con sus tutores y familiares. Por ello, al percibir que tu peludo no deja la pelota y demanda constantemente tu atención para tirarla, recurriendo a ladridos excesivos, llantos y otras conductas no deseadas, deberás actuar con seguridad y firmeza para evitar que los síntomas se sigan produciendo.

En primer lugar, será esencial dejar de jugar la pelota, ya que al hacerlo estarás reforzando su conducta obsesiva en relación a esta actividad. Sí, sabemos que puede llegar a parecer cruel privar a tu mejor amigo de algo que le agrada enormemente. Pero recuerda que, cuando el juego se convierte en una obsesión, sus efectos dejan de ser positivos y empiezan a amenazar el equilibrio del cuerpo y la mente del can. La obsesión por la pelota, lejos de ser inofensiva, puede saturar física y mentalmente al perro, pudiendo conllevar incluso a un debilitamiento severo de su cuadro de salud.

Por esta razón, lo mejor que podemos hacer para nuestros mejores amigos, en este panorama, es dejar de alimentar su obsesión y buscar un profesional capacitado para ayudarnos en su tratamiento. Lo ideal es que acudas a un veterinario veterinario especializado en etología o un educador canino, quienes podrán ayudarte y orientarte sobre cómo tratar este problema de comportamiento, a partir de pautas establecidas según las necesidades propias de tu peludo.

Durante este periodo de tratamiento, cuya duración puede variar mucho de acuerdo con cada perro y la dedicación de sus tutores, será esencial que pongas especial atención a la actividad física y la estimulación mental de tu mejor amigo. Tu perro necesitará encontrar otras vías alternativas para gastar energía, ejercitarse, divertirse, socializar con otros perros, expresarse, trabajar sus sentidos y prevenir los síntomas de estrés y ansiedad.

Además de reforzar sus paseos diarios y presentarle otros ejercicios físicos o deportes caninos, también necesitarás ofrecerle juegos de inteligencia y actividades que estimulen su mente y le permitan desarrollar sus capacidades cognitivas, emocionales y sensitivas.

Una buena opción puede ser iniciar tu peludo en el searching, un ejercicio muy completo que trabaja sus sentidos, en especial su olfato, y su mente. También puedes aprovechar para compartir buenos momentos con tu mejor amigo proponiéndole algunos de los juegos de inteligencia caseros que te enseñamos en ExpertoAnimal.

En el caso que necesites dejar a tu perro solo en casa por algunas horas, puedes recurrir al Kong, rellenándolo con comida húmeda o golosinas de su agrado, para mantenerlo entretenido y prevenir los problemas de comportamiento, como la destructividad y la ansiedad por separación. Además, recuerda la importancia de brindarle un ambiente enriquecido, con juguetes y otros estímulos, que ofrezcan a tu peludo la posibilidad de entretenerse y ejercitar su mente durante tu ausencia.

¿Cómo prevenir la obsesión por la pelota en los perros?

Muchos tutores se preguntan si es necesario privar a sus perros de esta actividad para prevenir la obsesión por la pelota. Pero el problema no está en la pelota en sí misma, o en cualquier otro objeto que podamos lanzar a nuestros perros para estimularlos. La relación que los perros mantienen con sus juguetes, su ambiente y los estímulos que lo componen, dependerá de la educación proporcionada por sus tutores.

La pelota, así como todos los juguetes para perros, no es buena ni mala. El peligro de una obsesión aparece cuando el juego con la pelota (o con cualquier otro objeto) no es presentado correctamente en la rutina de un can. Por ello, todos los juegos que presentamos a nuestros perros deben estar inseridos en el contexto de su educación, donde ciertas normas necesitan ser respetadas para garantizar el éxito y la seguridad de este ejercicio.

Antes de empezar a jugar a la pelota con tu perro, enséñale algunas órdenes básicas de obediencia, como sentarse, esperar o quedarse, soltar objetos, acudir a tu llamada, entre otras. Una vez que hayas practicado integralmente cada uno de estas órdenes de adiestramiento básico con tu mejor amigo, él estará preparado para aprender a jugar a la pelota y realizar muchas otras actividades de forma segura, respetando siempre tus comandos.

En el momento de enseñar a un perro a jugar a la pelota, los tutores también deben comprometerse a seguir cierta rutina. Es decir, no debes simplemente tirar la pelota a tu perro y esperar que te la devuelva, y así repetitivamente, una y otra vez. Recuerda que este juego debe estar inserido en el contexto de su educación, practicando aquellas órdenes que ya le enseñaste previamente.

Antes de comenzar el juego, llama a tu perro y asegúrate de captar su atención. Luego, muéstrale la pelota, pídele que se siente y espere a que la tires, conservando siempre un comportamiento atento y equilibrado. Solo deberás tirarle la pelota si estas órdenes previas son cumplidas con éxito. En el caso que el peludo se muestre sobreexcitado, nervioso, o presente conductas indeseadas, como ladrar excesivamente o saltar arriba de las personas, intentando alcanzar a la pelota, deberás guardar el juguete y terminar el juego.

El juego con la pelota, y todas las demás actividades que practiques con tus peludos, deben ser asimiladas por el perro como una recompensa por sus buenas conductas, como obedecer a las órdenes de sus tutores, y no como un momento de sobreexcitación o desahogo de su estilo de vida sedentario. Para lograr ello, será esencial también seguir ciertas pautas básicas, tales como:

  • Realizar al menos 2 paseos diarios a tu perro, de 30 a 45 minutos cada uno.
  • Brindarle una adecuada estimulación mental, con juegos, juguetes, actividades y/o deportes que le permitan desarrollar sus sentidos y ejercitar su inteligencia.
  • Conocer y emplear el enriquecimiento ambiental para perros, proporcionándole un hogar estimulante donde puede ejercitarse y entretenerse durante tu ausencia.
  • Dedicar tiempo a jugar con tu perro, presentarle diferentes actividades, salir a pasear, enseñarle nuevas órdenes y tareas, descubrir nuevos lugares, conocer nueva gente… En resumen, reservar un espacio especial de tu día para compartir con tu mejor amigo.
  • Educa a tu perro desde su llegada a su nuevo hogar, invirtiendo en su adiestramiento y socialización temprana para prevenir problemas de comportamiento. No refuerces conductas indeseadas que, en principio, pueden parecer graciosas o inofensivas, pero que con el tiempo pueden perjudicar la salud del can y la convivencia en el hogar. Recuerda emplear el refuerzo positivo para estimular su aprendizaje y recompensar su esfuerzo.

Por último (y no menos importante), recuerda ofrecer una adecuada medicina preventiva a tu mejor amigo, a lo largo de toda su vida. Además de las visitas preventivas al veterinario, mantén siempre al día sus vacunas y desparasitaciones, y no descuides su nutrición y su higiene bucodental.

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