¿Por qué a los gatos no les gusta que les toquen la barriga?

¿Por qué a los gatos no les gusta que les toquen la barriga?

La mayoría de gatos, aunque existen algunas excepciones, se muestran especialmente reacios ante la manipulación de la zona abdominal, llegando incluso a mostrar comportamientos agresivos, que incluyen mordiscos y arañazos. No se trata de casos aislados, son muchos los felinos que detestan que les toquemos la "panza".

Si tu también has pasado por esta situación, quizás te preguntes por qué a los gatos no les gusta que les toquen la barriga, cómo puedes solucionarlo o qué zonas son más indicadas a la hora de acariciarle. Por este motivo, en este artículo de ExpertoAnimal te explicaremos las causas de este comportamiento, el significado de ciertas posiciones corporales y mucho más sobre las caricias y los gatos. ¡No te lo pierdas!

¿Por qué mi gato no se deja tocar la barriga?

A pesar de tener fama de ser animales independientes, lo cierto es que los gatos crean vínculos emocionales muy intensos con sus cuidadores. Al margen de dormir, acicalarse o jugar, nuestros felinos adoran recibir caricias, especialmente en la nuca o en la espalda. No obstante, no parece agradarles tanto cuando intentamos acariciar su barriga. ¿Por qué ocurre?

La situación generalmente se desarrolla del siguiente modo: el gato se estira de forma perezosa, se pone panza arriba y se deja tocar la barriga... ¡Hasta que muerde o araña! Entonces nos preguntamos qué ha ocurrido, por qué no le gusta y cómo podemos solucionarlo, pues se trata de una zona especialmente suave de su cuerpo, que invita a ser acariciada.

¿Por qué los gatos enseñan la panza?

Para aprender a relacionarnos con nuestro felino correctamente debemos iniciarnos en el aprendizaje del lenguaje corporal de los gatos y para ello comprender el significado del gato "panza arriba". A diferencia de lo que muchos tutores suelen creer, esta posición no es una invitación a las caricias, sino que se trata de una posición que indica cordialidad, bienestar o relajación. Nuestro felino intenta decirnos que se siente cómodo y tranquilo a nuestro lado, algo totalmente positivo, pero no que vayamos a tocarle.

Cuando nuestro gato comprende que hemos ignorado que esta postura no es una insinuación, empieza a manifestar otras señales propias de la especie, que una vez más vuelven a pasar inadvertidas por nosotros, los humanos. Hablamos de orejas hacia atrás, acompañadas de cuerpo aplastado, movimientos de desplazamiento o rigidez.

Conforme no nos detenemos, el gato aplana cada vez más las orejas, realiza movimientos inquietos con la cola y, finalmente, puede incluso llegar a mostrar el pelo erizado, a la vez que nos araña y muerde. Para nosotros ha sido del todo inesperado, pero nuestro gato sabe que hemos sido advertidos.

Además, debemos comprender que el vientre es una de las partes más vulnerables del cuerpo de los gatos que, a pesar de haber sido domesticados durante siglos, mantienen ciertas conductas de su vida silvestre. Es por ese motivo que tienden a tener un fuerte instinto de supervivencia, prestando atención a posibles depredadores (aunque no existan dentro del propio hogar).

Debajo del vientre, de hecho, están situados los órganos principales y el gato sabe que, al mostrarlos, es completamente vulnerable. Esta es otra razón por la cual a los gatos no les gusta que les acaricien la barriga, a diferencia de los perros.

¿Debemos evitar tocarle la barriga?

Hemos de comprender que cada individuo es poseedor de una personalidad única. Si bien a algunos gatos les gusta que les toquen la barriga, otros se mostrarán totalmente ofendidos por tal manipulación. Por ese motivo es muy importante que nos informemos acerca de la comunicación de los gatos y que, además, nos esforcemos por conocer los gustos y el carácter de nuestro felino.

¿Dónde acariciar un gato?

Además de la barriga, muchos propietarios se preguntan también por qué a los gatos no les gusta que les toquen las patas o la cola. Pues bien, otra vez debemos resaltar que aunque los animales se tumben de forma placentera a nuestro lado, eso no significa que quieran que les manipulemos, mucho menos de forma excesiva.

En lugar de ello podemos apostar por acariciar las zonas que tienen una mayor aceptación por parte de los gatos en general, como la barbilla, la cabeza, la nuca y la espalda. Debemos masajear además con cierta suavidad, estar atentos a su lenguaje corporal y aceptar que, si no quiere más, se marche de nuestro lado.

Si bien a la mayoría de gatos les gusta que los acaricien, prácticamente a ninguno le agrada que le forcemos para quedarse a nuestro lado acariciándolo. Ellos deben tener la libertad de marcharse en todo momento y expresar que algo no les agrada, cumpliendo así con una de las 5 libertades del bienestar animal.

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