Pros y contras de castrar a un perro

Pros y contras de castrar a un perro

La castración es un procedimiento quirúrgico habitual en la clínica veterinaria que consiste en la extirpación de las gónadas, tanto de machos (testículos) como de hembras (ovarios). El objetivo que persiguen los tutores al someter a sus canes a esta operación suele ser el de controlar la población, evitando gestaciones no deseadas, así como prevenir o controlar ciertos problemas de comportamiento o de salud.

Ahora bien, antes de castrar a tu perro o perra debes tener en cuenta que esta cirugía conlleva tanto ventajas como inconvenientes y debes valorar muy bien si a tu peludo le conviene ser castrado o si es mejor no hacerlo. Para poder tomar la decisión más adecuada, es importante estar bien informado y, por ello, en este artículo de ExpertoAnimal te contamos todo lo que necesitas saber acerca de los pros y contras de castrar a un perro.

¿Cuáles son las ventajas de castrar a un perro?

Castrar a un perro o perra puede aportar muchos beneficios para su salud. A continuación, explicamos las principales ventajas:

Ventajas de castrar a un perro macho

La extirpación de los testículos en los perros macho conlleva un descenso muy notable de la producción de testosterona, lo que conlleva una serie de cambios comportamentales que pueden suponer un beneficio a la hora de convivir con el animal. ¡Pero esta no es la única ventaja!

  • Evita en gran medida la aparición de conductas sexuales como los marcajes con orina, la monta o la búsqueda activa de hembras, las cuales pueden resultar peligrosas ya que llevan a muchos perros a escaparse de casa y sufrir accidentes.
  • La reducción de la testosterona puede mejorar el comportamiento agresivo en algunos machos, siempre que esta agresividad esté relacionada con la conducta sexual o con un problema de territorialidad muy marcada.
  • Castrar a un perro macho previene la aparición de tumores de testículo, los cuales son relativamente frecuentes en perros, y reduce mucho la probabilidad de tumor prostático.

Ventajas de castrar a una perra

La castración en las perras consiste en la extirpación exclusiva de los ovarios (ovariectomía) o en la extirpación de ovarios y útero (ovariohisterectomía). En ambos casos, la perra queda estéril, ya que al no tener ovarios, no puede ovular y es imposible que se lleva a cabo la fecundación y posterior gestación. Esto es una ventaja, pues previene el parto de camadas no deseadas, las cuales son una de las principales causas de abandono.

Igualmente, al quedar alterado el ciclo estral, la perra no entra en celo, por lo que su comportamiento sexual se reduce, deja de tener sangrados vaginales periódicos y se evita el riesgo de pseudogestación, una alteración conductual y hormonal relativamente frecuente en hembras enteras.

Además de todo esto, la castración en perras previene en gran medida la aparición de tumores mamarios, ya que estos están muy relacionados con las hormonas producidas por los ovarios y, en el caso concreto de que se extirpe también el útero, se elimina por completo la posibilidad de sufrir piometras y otras alteraciones uterinas frecuentes y graves.

Inconvenientes de castrar a un perro

Aunque son muchas las ventajas de la castración en perros, también existen ciertos efectos negativos que es importante conocer para tomar la mejor decisión. Estos son algunos de los inconvenientes de castrar a un perro:

Inconvenientes de castrar a un perro macho

Aunque se trate de un procedimiento rutinario y sencillo, cualquier cirugía conlleva un riesgo, asociado tanto al procedimiento en sí mismo como a la anestesia que se debe administrar al animal. Por este motivo, es muy recomendable realizar un chequeo exhaustivo al animal antes de operarlo, para valorar el riesgo al que le estamos exponiendo. Este riesgo aumenta en el caso de animales viejos, con otras patologías previas o que pertenecen a razas braquicéfalas (bulldog, carlino, bóxer, etc.).

La castración supone una alteración hormonal importante, pues estamos eliminando la principal fuente de testosterona del macho y esto puede conllevar cambios conductuales notables. Por ejemplo, castrar a perros inseguros, miedosos o que no han sido adecuadamente socializados puede aumentar su reactividad y su agresividad hacia otros animales o personas. Además, el descenso de testosterona altera el metabolismo del perro, volviendo al animal más propenso al sedentarismo y la obesidad,y aumenta el riesgo de desarrollar algunos tumores, como pueden ser el hemangiosarcoma o el osteosarcoma.

Igualmente, castrar a un perro a un edad demasiado temprana puede traducirse en futuros problemas articulares graves y en alteraciones del crecimiento normal. Esto ocurre tanto en machos como en hembras muy especialmente en razas grandes y gigantes.

Inconvenientes de castrar a una perra

La ovariectomía y la ovariohisterectomía son cirugías también muy frecuentes, pero algo más complejas que las castraciones en machos, debido a la anatomía de las perras. Tal y como hemos indicado anteriormente, toda cirugía conlleva riesgos y, normalmente, las castraciones de perras suponen mayor tiempo quirúrgico que las de los perros, por lo que las hembras están más expuestas a los efectos de la anestesia. La valoración preoperatoria es fundamental para estudiar los posibles riesgos y decidir si es conveniente llevar a cabo, o no, la operación.

Al igual que ocurre con los machos, la inhibición hormonal conlleva alteraciones conductuales en las perras y una de las principales contraindicaciones de la cirugía se da en el caso de hembras que presentan comportamientos agresivos de origen no sexual, especialmente hacia otras perras. En esta situación, la conducta agresiva puede verse incrementada tras la castración.

El metabolismo basal de las perras también se ve afectado, por lo que estas son más propensas a padecer obesidad, una patología que debe ser controlada de manera estricta, pues reduce enormemente el bienestar del animal. Igualmente, puede verse incrementada la probabilidad de desarrollar ciertos tumores, como el hemangiosarcoma o el osteosarcoma.

Por último, y aunque no es lo más habitual, algunas perras padecen problemas de incontinencia urinaria crónica como secuela tras la castración, lo que supone que tendrán que tomar medicación a largo plazo y llevar controles rutinarios.

Castrar a un perro, ¿sí o no?

La respuesta a esta pregunta es: depende. Estamos muy acostumbrados a pensar que los perros deben ser sistemáticamente castrados para mejorar su salud y prevenir patologías. Sin embargo, tal y como hemos indicado en este artículo, la castración también conlleva riesgos e inconvenientes y es muy importante valorar muy bien tanto los pros como los contras de castrar a un perro antes de tomar una decisión.

Cada perro es distinto y lo que a uno le puede beneficiar a otro le puede suponer un perjuicio. Por este motivo, ante la duda, lo ideal es informarse muy bien, acudir al veterinario y pedirle que nos explique detalladamente en qué consiste la cirugía y cuáles son sus consecuencias. A continuación, el veterinario debe examinar al animal para conocer su estado de salud y determinar los posibles riesgos anestésicos y quirúrgicos antes de realizar la intervención.

Por último, pero no menos importante, debemos considerar el carácter del animal, el momento vital en el que se encuentra y la presencia de posibles alteraciones conductuales. Si tu perro o perra muestra signos de miedo, inseguridad, agresividad o tiene dificultades para relacionarse de manera apropiada con otros canes o personas, es muy importante que un profesional etólogo evalúe la conveniencia de la castración. A veces, la cirugía puede ayudar a trabajar los problemas de comportamiento, pero muchas otras veces los puede empeorar seriamente, haciendo mucho más difícil la convivencia con el animal y prolongando su tratamiento.

¿Qué alternativas hay a la castración en perros?

Existen otras formas de esterilizar a un perro sin necesidad de castrarlo, es decir, sin extraer quirúrgicamente sus gónadas. Estas alternativas no son tan frecuentes como la castración pero, en ciertas circunstancias, pueden resultar adecuadas. Las principales son:

  • Vasectomía: este es un procedimiento quirúrgico que consiste en impedir el paso de los espermatozoides a través del conducto deferente, ligándolo o cortándolo. En este caso, el animal conserva los testículos y continúa produciendo testosterona a niveles normales, pero no puede fecundar a un perra.
  • Ligadura de trompas: en este caso, es la perra quien se somete a la intervención, en la cual se liga o secciona el oviducto, impidiendo el paso del óvulo y, por tanto, dejando al animal estéril. Al igual que en la vasectomía, la producción hormonal se mantiene inalterada, ya que no se extirpan los óvulos, por lo que la perra continúa teniendo el celo de manera periódica, pero no puede quedar gestante.
  • Castración química: consiste en la administración exógena de algún tipo de fármaco u hormona que inhibe la producción y/o liberación de espermatozoides en el caso del macho y de óvulos en el caso de la hembra. Generalmente se utilizan implantes subcutáneos que liberan hormonas lentamente, aunque también existe la posibilidad de administrar comprimidos vía oral o inyectar el producto directamente en el animal. Hay que tener en cuenta que este sistema puede conllevar efectos secundarios indeseados y su eficacia es más relativa, por lo que no se suele utilizar como método de esterilización a largo plazo.

En cualquier caso, si has pensado en castrar a tu perro, te recomendamos consultar con un veterinario y/o con un profesional etólogo para que resuelva todas las dudas que tengas y evalúe detenidamente todos los pros y contras de tu caso.

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