¿Qué pasa si mi perro se come un caracol?

¿Qué pasa si mi perro se come un caracol?

A pesar de que no es una práctica común, como cuidadores podemos encontrarnos ante la situación de que nuestro perro ingiera un caracol o una babosa, especialmente si tenemos una huerta o jardín donde proliferen estos moluscos y, por lo tanto, el animal tenga fácil acceso a ellos. Aunque puede parecer una travesura sin importancia, en este artículo de ExpertoAnimal veremos qué pasa si un perro se come un caracol, puesto que estos moluscos pueden llegar a transmitir enfermedades potencialmente mortales. Evitar la ingesta y un correcto calendario de desparasitaciones es imprescindible.

¿Es malo que los perros coman caracoles?

Algunos parásitos llegan a nuestros perros transmitidos por otros animales. Los más conocidos son las garrapatas o los mosquitos pero los caracoles también pueden contagiar a nuestros perros dos nematodos o gusanos redondos que van a parasitar el corazón y los pulmones. Son el Angiostrongylus vasorum, también conocido como gusano francés del corazón, y el Crenosoma vulpis. De esta forma, sí es malo que los peros coman caracoles o babosas.

Aunque los perros infectados pueden mantenerse asintomáticos, otros desarrollan síntomas respiratorios y sanguíneos, como coagulopatías, capaces de acabar con la vida del perro. En los siguientes apartados veremos qué pasa si un perro se come un caracol o una babosa y contrae alguno de estos parásitos.

Enfermedades que transmiten los caracoles a los perros: angiostrongilosis

El gusano Angiostrongylus vasorum puede producir en nuestro perro coagulopatías, disminución del número de plaquetas, obstrucción de arterias pulmonares, trombosis, lesiones debidas a las migraciones de las larvas, insuficiencia cardíaca congestiva, tos, insuficiencias respiratorias, intolerancia al ejercicio, anemia, hemorragias, hematomas, signos neurológicos, pérdida de peso e incluso la muerte.

Este parásito es originario de Europa pero está en expansión y puede encontrarse ya en otros países. Lo que pasa si un perro se come un caracol infectado con este gusano es que va a ingerir sus larvas L3 que se desplazarán hasta su corazón, concretamente al ventrículo derecho y a la arteria pulmonar, donde completarán su desarrollo hasta el estado adulto. Las hembras ya maduras ponen huevos que, a través del torrente sanguíneo, llegan a capilares pulmonares donde eclosionan a larvas L1 que se trasladan a los alvéolos pulmonares. Cuando el perro estornuda o tose estas larvas llegan a la boca y son tragadas, con lo que acaban en el aparato digestivo y son expulsadas con las heces. Desde ellas las larvas acceden a distintos tipos de caracoles o babosas, donde se van a desarrollar hasta L3, reiniciando el ciclo si algún perro se los come.

En ocasiones, el perro se contagia por ingerir ranas, lagartos o incluso ratones, porque estos animales también pueden estar infestados si han ingerido moluscos. Como hemos visto, los síntomas de esta parasitosis son bastante inespecíficos, por lo que debe ser el veterinario quien llegue al diagnóstico. Pueden observarse larvas en las heces, aunque esta técnica presenta falsos negativos porque su eliminación es intermitente. Pueden hacerse análisis de sangre y radiografías o ecografías, aunque, por su pequeño tamaño, estos gusanos no se van a ver.

Debido a las graves consecuencias que puede tener esta parasitosis, es imprescindible mantener unas correctas pautas de desparasitación con el fin de prevenirlas, siguiendo las recomendaciones de nuestro veterinario. En este sentido, y pese a que existen múltiples productos antiparasitarios, los especialistas recomiendan optar por la desparasitación mensual, especialmente en aquellos canes con acceso diario a zonas de campo, con caracoles, babosas, garrapatas y pulgas. Así mismo, para evitar administrar al animal más de un producto, cabe destacar que existe la doble desparasitación, a través de la cual conseguimos proteger a los perros de los parásitos internos y externos más comunes, con un único comprimido. Porque les queremos, les protegemos, pregunta a tu veterinario y desparasita a tu mascota.

Enfermedades que transmiten los caracoles a los perros: crenosomiasis

Esta enfermedad, conocida también como neumonía verminosa, la causa otro gusano redondo o nematodo, el Crenosoma vulpis, que afecta a los pulmones y llega a nuestros perros si ingieren moluscos infestados. Lo que pasa si un perro se come un caracol o una babosa es similar al ciclo que hemos descrito para el Angiostrongylus vasorum, con la diferencia de que estos parásitos van a parar a los bronquios, bronquiolos y, en algunos casos, a la tráquea, lugares en los que las hembras adultas depositan los huevos que se van a desarrollar hasta larvas L1.

De igual manera que en el caso anterior, mediante toses, estornudos o expectoraciones, estas larvas acaban en el sistema digestivo y son expulsadas en las heces, desde donde penetran en babosas o caracoles, continuando su desarrollo hasta larvas L3. Si un perro ingiere un caracol o babosa contaminada, las larvas pasarán del intestino a los pulmones a través del flujo sanguíneo en tres semanas, aproximadamente. En los pulmones van a completar su ciclo. Los adultos pueden llegar a vivir hasta 10 meses.

Debido a su ubicación, los signos clínicos que nos vamos a encontrar en los perros van a afectar a la respiración, apareciendo tos e intolerancia al ejercicio, aunque muchos perros permanecen asintomáticos. Esta enfermedad suele estar presente en zonas rurales con bovinos, puesto que acostumbran a ser estos los principales afectados, y aunque no suele revestir gravedad, es necesario prevenirla con una desparasitación adecuada. Cabe destacar que no se contagia a humanos.

Recomendaciones generales para evitar que tu perro coma caracoles

Ahora que conocemos qué pasa si nuestro perro se come un caracol o, también, una babosa, veremos cómo podemos minimizar los riesgos:

  • Educar a nuestro perro para que no ingiera nada que encuentre fuera de casa.
  • Si tiene frecuente acceso a una zona con abundancia de caracoles o babosas, debemos controlar que no se los coma.
  • Vivir en lugares cerca de poblaciones de zorros también aumenta el riesgo, ya que estos animales pueden actuar como reservorios.
  • Los rastros que dejan los moluscos sobre las superficies por las que se desplazan también pueden ser fuente de contagio.
  • Dada la dificultad de controlar los gusanos en zorros o moluscos, se hace imprescindible establecer y seguir las pautas de desparasitación recomendadas por nuestro veterinario.
  • Por último, debemos acudir a la clínica veterinaria ante cualquier síntoma.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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