¿Se le puede dar ibuprofeno a un gato?

¿Se le puede dar ibuprofeno a un gato?

En medicina humana hay numerosos fármacos que se utilizan frecuentemente sin prescripción médica y, por lo tanto, sin necesidad de receta. La extensión de su uso y la facilidad para conseguirlos transmite la idea de que se trata de productos inocuos que podemos emplear sin ningún efecto secundario adverso.

Así, cuando notamos algún malestar en nuestro gato es probable que muchos cuidadores tengan la tentación de tratarlos con estos medicamentos para humanos, desconociendo el peligro que suponen. En este artículo de ExpertoAnimal explicaremos, en concreto, si se le puede dar ibuprofeno a un gato.

Los medicamentos y las distintas especies

Es importante que sepamos que cualquier medicamento que se ingiere o administra debe ser eliminado por nuestro organismo, interviniendo para ello el hígado o los riñones. Las diferentes especies metabolizan de manera distinta cada principio activo. Este hecho es la clave para responder si se le puede dar ibuprofeno a un gato o no.

Así pues, medicamentos que utilizamos los humanos de manera habitual cuando sentimos malestar o dolor como, en este caso, el ibuprofeno, están formulados para que funcionen en nosotros con un mínimo de efectos secundarios. Se han estudiado para su uso en medicina humana, teniendo en cuenta el funcionamiento de nuestro organismo.

Como este va a ser diferente en nuestro gato no podemos darle ibuprofeno y sí fármacos para el dolor que nos haya prescrito nuestro veterinario, ya que estos estarán estudiados para adaptarse a su metabolismo, de forma que sus efectos secundarios sean los mínimos posibles.

Nuestro gato no va a poder eliminar correctamente el ibuprofeno y esto puede provocar graves consecuencias. Aunque una dosis baja podría no dañarlo, no debemos arriesgarnos cuando en el mercado disponemos de alternativas veterinarias seguras para nuestros felinos.

Intoxicación por medicamentos

A la luz de lo que hemos explicado, no se le puede dar ibuprofeno a un gato pero, tampoco, otros fármacos de uso habitual en medicina humana como el paracetamol o la aspirina. Tampoco se pueden dar en sus presentaciones para niños.

Los gatos pueden intoxicarse si les damos estos fármacos o si los ingieren accidentalmente. Aunque los gatos en este sentido no son tan expeditivos como los perros, también pueden llegar a lamer fármacos, por lo que es muy importante mantenerlos siempre bien cerrados y fuera de su alcance, teniendo en cuenta que el gato es capaz de manejarse por las alturas.

Aún en el caso de medicinas para gatos siempre debemos ser muy cuidadosos en su almacenaje y administración, ya que una dosis elevada también es causa de intoxicación, pues el organismo no va a ser capaz de eliminar esa cantidad de fármaco.

En este punto conviene que sigamos escrupulosamente las dosificaciones establecidas por nuestro veterinario en cuanto a cantidad y a frecuencia de administración. Una intoxicación puede provocar la muerte del animal. El ibuprofeno también puede causar úlceras gastrointestinales.

Por último, partamos siempre de la base de que todos los medicamentos de uso humano son potencialmente tóxicos para los gatos.

Síntomas de intoxicación

Ya hemos explicado que no se le puede dar ibuprofeno a un gato pero, si este lo ingiere de manera accidental pueden aparecer síntomas como los siguientes:

  • Hipersalivación
  • Vómitos
  • Debilidad generalizada
  • Dolor abdominal

Si sospechamos que nuestro gato ha podido ingerir ibuprofeno debemos acudir al veterinario inmediatamente, pero puedes seguir en ExpertoAnimal para descubrir los primeros auxilios ante un envenenamiento en gatos.

¿Qué le puedo dar a mi gato para el dolor?

Ya que no se le puede dar ibuprofeno a un gato por sus efectos adversos, los cuidadores deben saber que existen otras alternativas si les parece que su gato está sufriendo algún dolor. Todas tienen que ser siempre recomendadas por el veterinario, ya que los gatos son bastante sensibles a la hora de metabolizar los fármacos y no es extraño que estos, aún estando especialmente formulados para ellos, les provoquen efectos secundarios a nivel digestivo, como pueden ser diarreas o vómitos, o, más peligrosos, a nivel renal.

Por lo tanto, si notamos que nuestro gato ha dejado de acicalarse, de comer o de saltar podemos sospechar que padece algún dolor. En este caso tiene que ser el veterinario quien lo examine para diagnosticarlo y poder tratar el origen del dolor y/o utilizar algún analgésico de eficacia y seguridad comprobada en gatos. Por lo tanto, nunca debemos darle nada para el dolor a nuestro gato sin la prescripción del veterinario. Medicarlos por nuestra cuenta puede tener consecuencias fatales.

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