Tipos de anfibios - Clasificación, nombres y ejemplos

Tipos de anfibios - Clasificación, nombres y ejemplos

El nombre de los anfibios (amphi-bios) procede del griego y significa “ambas vidas”. Se debe a que su ciclo vital transcurre entre el agua y la tierra. Estas extrañas criaturas cambian de forma de vida y de apariencia a lo largo de su desarrollo. La mayoría son nocturnos y venenosos. Algunos, incluso, se reúnen para cantar en las noches lluviosas. Sin duda, son unos de los animales vertebrados más interesantes.

En la actualidad, se han descrito más de 7.000 especies que se distribuyen por casi todo el mundo, salvo en los lugares de climas más extremos. Sin embargo, debido a su particular modo de vida, son mucho más abundantes en los trópicos. ¿Quieres conocer mejor a estos animales? No te pierdas este artículo de ExpertoAnimal sobre los diferentes tipos de anfibios, su clasificación, nombres y ejemplos curiosos.

¿Qué son los anfibios?

Los anfibios actuales son animales vertebrados tetrápodos no amniotas, siendo esta la principa definición de anfibios. Esto quiere decir que poseen un esqueleto óseo, tienen cuatro patas (de ahí la palabra tetrápodos) y ponen huevos sin membranas protectoras. Debido a esto último, sus huevos son muy sensibles a la sequedad y deben ponerlos en el agua. De ellos salen unas larvas acuáticas que, posteriormente, sufren un proceso de transformación conocido como metamorfosis. Es así como se convierten en adultos de vida semiterrestre. Un claro ejemplo de ello es el ciclo de vida de las ranas.

A pesar de su aparente fragilidad, los anfibios han colonizado gran parte del mundo y se han adaptado a diferentes ecosistemas y hábitats. Por este motivo, existen muchos tipos de anfibios con una diversidad enorme. A ello se debe la gran cantidad de excepciones que incumplen la definición anterior.

Debido a su gran diversidad, es muy difícil indicar qué tienen en común los diferentes tipos de anfibios. Sin embargo, hemos reunido sus caracteres más importantes, indicando cuáles presentan excepciones. Estas son las principales características de los anfibios:

  • Tetrápodos: salvo las cecilias, los anfibios presentan dos pares de extremidades terminados en pies. A menudo, los pies son palmeados y poseen 4 dedos, aunque existen muchas excepciones.
  • Piel sensible: presentan una piel muy fina, sin escamas y sensible a la sequedad, por lo que debe permanecer siempre húmeda y a temperatura moderada.
  • Tóxicos: los anfibios poseen unas glándulas en la piel que producen sustancias defensivas. Por este motivo, su piel es tóxica si se ingiere o si entra en contacto con los ojos. Sin embargo, la mayor parte de las especies no suponen ninguna amenaza para el ser humano.
  • Respiración cutánea: la mayor parte de los anfibios respiran a través de la piel, por lo que necesitan tenerla siempre húmeda. Muchos anfibios complementan este tipo de respiración con la presencia de pulmones y otros poseen branquias durante toda su vida. Puedes saber más sobre este tema en el artículo sobre Por dónde y cómo respiran los anfibios.
  • Ectotermia: su temperatura corporal depende del ambiente en el que se encuentran. Por este motivo, es frecuente observarlos tomando el sol.
  • Reproducción sexual: los anfibios tienen sexos separados, es decir, hay machos y hembras. Ambos sexos se acoplan para que tenga lugar la fecundación, que puede producirse en el interior de la hembra o en el exterior.
  • Ovíparos: las hembras ponen huevos acuáticos con unas cubiertas gelatinosas y muy delgadas. Por este motivo, los anfibios dependen de la presencia de agua o humedad para su reproducción. Muy pocos anfibios se han adaptado a los ambientes áridos gracias al desarrollo de viviparidad y no ponen huevos.
  • Desarrollo indirecto: de los huevos salen unas larvas acuáticas que respiran mediante branquias. Durante su desarrollo, sufren una metamorfosis más o menos compleja en la que van adquiriendo las características de los adultos. Algunos anfibios presentan desarrollo directo y no sufren metamorfosis.
  • Nocturnos: la mayoría de los anfibios son más activos por la noche, cuando salen a cazar y a reproducirse. Sin embargo, muchas especies son diurnas.
  • Carnívoros: los anfibios son carnívoros en su estado adulto y se alimentan, fundamentalmente, de invertebrados. A pesar de ello, sus larvas son herbívoras y consumen algas, salvo excepciones.

Tal y como comentábamos, otra de las características principales de los anfibios es que sufren un proceso de transformación llamado metamorfosis. A continuación, mostramos una imagen representativa de la metamorfosis de los anfibios.

Clasificación de los anfibios

Los anfibios pertenecen a la clase Amphibia, la cual se divide en tres órdenes:

  • Orden Gymnophiona
  • Orden Urodela
  • Orden Anura

Cada uno de los órdenes incluye familias y subfamilias que recoge a las distintas especies de anfibios. Así pues, a continuación veremos los tipos de anfibios que se encuentran en cada grupo.

Tipos de anfibios y sus nombres

Existen tres tipos de anfibios:

  • Cecilias o ápodos (orden Gymnophiona).
  • Salamandras y tritones (orden Urodela).
  • Ranas y sapos (orden Anura).

Cecilias o ápodos (Gymnophiona)

Las cecilias o ápodos son unas 200 especies que se distribuyen por las selvas tropicales de Sudamérica, África y el sudeste asiático. Son anfibios de aspecto vermiforme, es decir, con forma alargada y cilíndrica. A diferencia de los demás tipos de anfibios, las cecilias no tienen patas y algunas poseen escamas en la piel.

Estos extraños animales viven enterrados bajo la tierra húmeda, por lo que muchos son ciegos. A diferencia de los anuros, los machos presentan un órgano copulador, por lo que la fecundación ocurre en el interior de la hembra. El resto de su proceso reproductivo es muy diferente en cada familia e, incluso, en cada especie.

Salamandras y tritones (Urodela)

El orden Urodelos comprende unas 650 especies. Se caracterizan por poseer cola a lo largo de toda su vida, es decir, las larvas no pierden la cola durante la metamorfosis. Además, sus cuatro patas tienen una longitud muy similar, por lo que se desplazan caminando o trepando. Como en las cecilias, la fecundación de los huevos se produce en el interior de la hembra mediante la cópula.

La división tradicional en salamandras y tritones no tiene ningún valor taxonómico. Sin embargo, se suele denominar salamandras a las especies que tienen un modo de vida fundamentalmente terrestre. Con frecuencia, habitan en suelos húmedos y solo acuden al agua para reproducirse. Los tritones, por su parte, pasan bastante más tiempo en el agua.

Ranas y sapos (Anura)

El nombre “a-nuro” significa “sin cola”. Se debe a que las larvas de estos anfibios, conocidas como renacuajos, pierden este órgano durante la metamorfosis. Por tanto, las ranas y sapos adultos carecen de cola. Otra característica diferencial es que sus patas traseras son más largas que las delanteras y se desplazan dando saltos. A diferencia de los demás tipos de anfibios, la fecundación de los huevos se produce en el exterior de la hembra.

Como ocurre en los urodelos, las diferencias entre ranas y sapos no se basan en la genética y la taxonomía, sino en la percepción humana. Se conoce como sapos a los anuros robustos que, a menudo, tienen hábitos más terrestres, por lo que su piel es más seca y berrugosa. Las ranas, por su parte, son animales de aspecto grácil, hábiles saltadoras y, a veces, trepadoras. Su vida suele estar más asociada a los ambientes acuáticos.

Ejemplos de anfibios

En este apartado te mostramos algunos ejemplos de anfibios. Concretamente, hemos seleccionado algunas de las especies curiosas. De esta manera, podremos comprender mejor las características tan variables que aparecen en los diferentes tipos de anfibios.

  • Cecilia mexicana o tapalcua (Dermophis mexicanus): estas cecilias son vivíparas. Sus embriones se desarrollan dentro de la madre durante varios meses. Allí se alimentan de unas secreciones internas que produce su madre.
  • Cecilia de Koh Tao (Ichthyophis kohtaoensis): se trata de una cecilia tailandesa que pone sus huevos en la tierra. A diferencia de la mayoría de anfibios, la madre cuida de los huevos hasta que eclosionan.
  • Anfiumas (Amphiuma spp.): son tres especies de anfibios acuáticos muy alargados, cilíndricos y con patas vestigiales. En ellas, A. tridactylum posee tres dedos, A. means tiene dos y A. pholeter tan solo tiene uno. A pesar de su aspecto, no son cecilias, sino urodelos.
  • Proteo (Proteus anguinus): este urodelo está adaptado a vivir en la oscuridad de algunas cuevas europeas. Por este motivo, los adultos carecen de ojos, son blancos o rosáceos y viven en el agua durante toda su vida. Además, son alargados, poseen la cabeza plana y respiran mediante branquias.
  • Gallipato (Pleurodeles walt): se trata de un urodelo europeo que puede alcanzar los 30 centímetros de longitud. A lo largo de su costado se observa una fila de manchas anaranjadas que coinciden con los bordes de sus costillas. Cuando se sienten amenazados, hacen que éstas sobresalgan, amenazando a sus posibles depredadores.
  • Rana peluda (Trichobatrachus robustus): a pesar de su aspecto, las ranas con pelo no tienen pelo, sino unas extensiones de piel vascularizada. Éstas aumentan la superficie de intercambio gaseoso, de manera que pueden captar mayor cantidad de oxígeno.
  • Sapo de Surinam (Pipa pipa): este sapo amazónico se caracteriza por poseer un cuerpo enormemente aplanado. La hembra posee una especie de red en su dorso. En ella se hunden y adhieren los huevos durante la cópula. De ellos, no salen larvas, sino unos pequeños sapos jóvenes.
  • Sapo del monte Nimba (Nectophrynoides occidentalis): es un sapo africano vivíparo. Las hembras paren a unas crías que presentan el mismo mismo aspecto que un adulto. El desarrollo directo es una estrategia reproductiva que les permite ser independientes de las masas de agua.

Curiosidades de los anfibios

Ahora que conocemos a todos los tipos de anfibios, vamos a ver algunas de las características más interesantes que aparecen en algunas especies.

Aposematismo animal

Muchos anfibios presentan coloraciones muy llamativas. Les sirven para informar sobre su veneno a los posibles depredadores. Estos identifican el intenso color de los anfibios con un peligro, por lo que no se los comen. Así, ambos evitan un disgusto.

Un ejemplo muy curioso es el de los sapos vientre de fuego (Bombinatoridae). Estos anfibios euroasiáticos se caracterizan por poseer las pupilas en forma de corazón y el vientre de color rojo, naranja o amarillo. Cuando se les molesta, se dan la vuelta o muestran el color de la parte inferior de sus patas adoptando una postura conocida como “unkenreflex”. De esta manera, los depredadores observan el color y lo asocian con un peligro.

Más conocidas son las ranas punta de flecha (Dendrobatidae), unos anuros muy venenosos y llamativos que viven en el Neotrópico. Puedes conocer más especies aposemáticas en este artículo sobre Aposematismo animal, incluyendo otros tipos de anfibios.

Pedomorfosis

Algunos urodelos presentan pedomorfosis, es decir, mantienen sus características juveniles cuando son adultos. Se produce cuando el desarrollo físico se ralentiza, por lo que la madurez sexual aparece cuando el animal aún tiene apariencia de larva. Este proceso se conoce como neotenia y es lo que ocurre en el ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum) y en el proteo (Proteus anguinus).

La pedamorfosis también puede deberse a la aceleración de la madurez sexual. De esta manera, el animal adquiere la capacidad de reproducirse cuando aún tiene un aspecto larvario. Es un proceso conocido como progénesis y ocurre en las especies del género Necturus, endémicas de Norteamérica. Como le ocurre al ajolote, estos urodelos mantienen sus branquias y viven permanentemente en el agua.

Anfibios en peligro de extinción

Unas 3.200 especies de anfibios se encuentran en peligro de extinción, es decir, casi la mitad. Además, se cree que más de 1.000 especies que están en peligro aún no se han descubierto debido a su escasez. Una de las principales amenazas de los anfibios es el hongo quítrido (Batrachochytrium dendrobatidis), que ha extinguido ya a cientos de especies.

La rápida expansión de este hongo se debe a las acciones humanas, como la globalización, el tráfico con animales y la suelta irresponsable de mascotas. Además de ser vectores de enfermedades, los anfibios exóticos se convierten rápidamente en especies invasores. A menudo, son más voraces que las especies autóctonas, desplazándolas de sus ecosistemas. Es el caso de la rana de uñas africana (Xenopus laevis) y la rana toro americana (Lithobates catesbeianus).

Por si fuera poco, la desaparición de sus hábitats, como las masas de agua dulce y los bosques húmedos, está causando el declive de los anfibios. Se debe tanto al cambio climático como a la destrucción directa de los hábitats acuáticos y la deforestación.

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