¿Un perro vacunado puede contraer parvovirus?

La pregunta que titula este artículo, es decir, si un perro vacunado puede contraer parvovirus, parece que está cobrando vigencia en los últimos tiempos, ya que se están reportando más casos de lo habitual de parvovirus en perros adultos vacunados que han contraído la enfermedad. Son los veterinarios los que diagnostican al perro y notifican lo sucedido al laboratorio fabricante de las vacunas o a los organismos responsables de los medicamentos.

La parvovirosis canina es una enfermedad vírica que desencadena vómitos intensos y una característica diarrea hemorrágica. No hay más tratamiento que el de soporte y produce una considerable mortalidad. De ahí que la vacuna contra este virus se considere esencial y se recomiende su administración a todos los perros.

Una de las hipótesis que se barajan para explicar que un perro vacunado pueda contraer parvovirus es la aparición de una cepa nueva. Esta modificación del virus haría ineficaz la vacuna de la que se dispone. Pero esta suposición no parece ser cierta. Se sabe que este virus ha ido cambiando desde su descubrimiento y se conocen ya distintas cepas, pero sus diferencias son mínimas y, además, la cepa más reciente que se conoce lleva ya años circulando y, de hecho, se ha convertido en la que tiene una mayor presencia en la actualidad.

Es cierto que esta cepa no está incluida en la vacuna que se utiliza, pero, teniendo en cuenta que se trata de la cepa prevalente, si la vacuna fuese ineficaz contra ella, habría muchos más perros enfermos de parvovirus que los que se están contabilizando. Por lo tanto, es probable que la vacuna actual ofrezca cierta protección frente a la última cepa. De todas formas, está en estudio que las pequeñas modificaciones entre cepas puedan repercutir en la eficacia de la vacuna.

Con la información de la que se dispone en la actualidad, la teoría que puede explicar los casos de parvovirus en perros vacunados es un fallo en la vacunación por interferencia con los anticuerpos maternos. Las perras transmiten anticuerpos a sus cachorros a través del calostro, que es el líquido que segregan las mamas nada más parir y antes de la leche. Se ha descubierto que si este calostro aporta un elevado nivel de anticuerpos estos son capaces de mantenerse en el cachorro hasta las 12 semanas de vida. Se sabe, además, que estos anticuerpos interfieren con la eficacia de la vacunación.

El objetivo al administrar una vacuna es estimular el sistema inmunitario para que fabrique anticuerpos contra un patógeno determinado. En el caso que nos ocupa, si el perro vacunado contacta con el parvovirus, tendrá listas las defensas para combatirlo desde el primer momento. En cambio, si ha habido una interferencia, estas defensas no se habrán generado o no en número suficiente y, en consecuencia, el perro estará desprotegido. Por otra parte, también se sabe que hay perros con deficiencias inmunológicas o razas con mayor tendencia a este problema que serán susceptibles a contraer parvovirosis aunque estén vacunados.

Además, una respuesta no del todo eficaz a la vacuna que no consiga un elevado número de anticuerpos puede impedir que exista la inmunidad cruzada que la vacuna tradicional ofrece ante la última cepa. De ahí que esos perros sean más susceptibles a contraer parvovirosis. Por último, también hay que tener en cuenta que la vacuna contra el parvovirus debe repetirse cada año para mantener la protección.

Una forma de mejorar la eficacia de la vacuna contra el parvovirus es simplemente adaptar el calendario de vacunaciones. Normalmente, las primeras vacunas que se le administran a los cachorros concluyen hacia las 12 semanas de vida. Como hemos visto, es posible que algunos cachorros a esa edad todavía dispongan de anticuerpos maternos que van a afectar a la eficacia de la vacuna. Por eso, la tendencia actual es retrasar este calendario y poner la última vacuna a las 16 semanas, cuando los anticuerpos maternos ya no estén presentes.

También con el objetivo de mejorar la eficacia de la vacunación, en la actualidad se está estudiando la posible interacción que se produce al administrar a la vez la vacuna del parvovirus y la de la Leptospira. Parece que al ponerse juntas disminuye la eficacia contra la parvovirosis. No es un efecto que vaya a tener repercusiones en todos los perros, pero en aquellos en los que la vacunación no estimula altos niveles de anticuerpos puede ser interesante tener este dato en cuenta. El calendario que se baraja prioriza administrar las vacunas esenciales contra enfermedades víricas y dejar las de Leptospira o Bordetella para las 18-22 semanas de vida.

Definitivamente sí. A pesar de que un perro vacunado pueda contraer parvovirus en las circunstancias que hemos descrito, el porcentaje de fallos sigue siendo bajo en relación a todos los perros que se vacunan cada año. Además, los veterinarios disponen de la información suficiente como para ajustar las pautas de vacunación de los cachorros con el objetivo de mejorar la eficacia de cada vacuna. Es importante, para lograrlo, que nos pongamos en manos de un profesional de confianza.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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