Razas de caballos españoles

Comenzamos el repaso a las razas de caballos españoles por la pura raza española, conocido en muchos lugares como caballo andaluz. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España la considera como la única raza autóctona de fomento. Los caballos de esta raza son de líneas elegantes, proporcionados y de pose orgullosa. En cuanto a su personalidad, destaca su inteligencia, vivacidad, nobleza y valentía.

Miden unos 160-170 cm. Son caballos de pecho y hombros amplios. Sus crines son largas, onduladas y de tacto sedoso. El dorso es largo y recto, mientras que la grupa destaca por su apariencia redondeada y muy fuerte y potente. Las extremidades también son fuertes. Sumando todos sus rasgos, la impresión general es la de un caballo compacto, bien proporcionado, ágil y armonioso. Es buen saltador.

Se trata de una raza de orígenes antiguos y resultado de cruces de diferentes razas. La mezcla con caballos árabes es la que modificó el aspecto de los ancestros de la raza, proporcionando el porte elegante y orgulloso que hemos señalado.

Vinculado con el caballo pura raza española está el cartujo. En el siglo XV fueron los monjes cartujos que se encontraban en Jerez los que comenzaron con la selección de esta raza a partir del caballo pura raza española. El resultado fue ejemplares de tamaño algo más pequeño, aunque no en exceso, pero las mismas características. En la actualidad, es una de las razas de caballos españoles que nacen solo en España. Se les considera como una estirpe dentro del pura raza española.

Siguiendo la clasificación proporcionada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, repasamos ahora las razas de caballos españoles consideradas autóctonas y en peligro de extinción. Así, la primera raza es la asturcón. Como su nombre nos permite adivinar, son caballos cuyo origen se encuentra en el Principado de Asturias, aunque en la actualidad está extendido a otras provincias.

Son tan antiguos que existen referencias a ellos desde el año 80 a. C. En cuanto a su morfología, disponen de una cabeza mediana y bien definida, de ollares amplios, crines largas y maxilares fuertes. El pecho es profundo y la grupa inclinada. Están bien proporcionados en cuanto a longitud y anchura. Los cascos son pequeños, negros y redondeados. Su capa es de color negro, castaño o alazán. Miden a la cruz 130 cm y pesan entre 250 y 275 kg. Su ambiente natural es la montaña y están adaptados a la nieve y al frío. Son muy resistentes.

Esta raza de caballos españoles es fruto del cruce entre yeguas Jaca Navarra y caballos franceses. Se encuentran en Navarra. Son rústicos, de temperamento vivaz y cuerpo bien desarrollado. Su capa puede ser castaña o alazana. Miden entre 145 y 150 cm y pesan de 650 a 750 kg. Suelen criarse en semilibertad, en praderas o montañas, a las que están bien adaptados y pueden trasladarse a cuadras en la época de peor climatología.

Imagen: mapa.gob.es

Lógicamente, esta raza de caballos españoles procede del País Vasco. Destaca en ellos su cuerpo fornido y compacto y su aspecto rústico. Son de tamaño mediano-pequeño. Viven en los montes y se alimentan de los recursos naturales que en ellos encuentran. Durante los meses más cálidos acuden a zonas montañosas, mientras que, con el mal tiempo, se acercan a praderas y bordes de los ríos.

Su denominación deja claro que esta raza de caballos españoles procede de Galicia, encontrándose por toda la comunidad, aunque en mayor número en la provincia de Lugo y en determinadas zonas de Pontevedra. Es una raza de la que se encuentran referencias ya en el siglo XV.

Son caballos de cabeza proporcionada y tupé. Sus orejas son pequeñas y las órbitas oculares están bien marcadas. Los ojos son grandes y muy expresivos. El abdomen es redondeado, el pecho profundo y la cola larga. Las extremidades son cortas y fuertes y las articulaciones potentes. Los cascos son pequeños y redondeados.

La capa puede ser negra o castaña. Miden a la cruz 130 cm, son muy rústicos y capaces de adaptarse a climatología muy adversa. En cuanto a su carácter, destaca su docilidad, nobleza e inteligencia.

Esta raza de caballos españoles se localiza en la zona de los Pirineos. Son caballos que se mantienen en libertad sin necesidad de intervención humana, aunque, en ocasiones, en días especialmente fríos se les ofrece paja. En cualquier caso, permanecen prácticamente todo el año al aire libre y pastoreando. Están muy bien adaptados a su hábitat, destacando su gran rusticidad. Como curiosidad, son precoces en cuanto a la madurez sexual y destaca la capacidad maternal de las yeguas.

Esta raza de caballos españoles procede del cruce entre yeguas españolas y sementales de raza bretona. Estos cruces tuvieron lugar en Cantabria, Pirineos y determinadas zonas de Castilla y León, donde se encuentran en la actualidad.

Son caballos corpulentos, de perfil recto, orejas pequeñas, ollares amplios, belfos gruesos, cuello fuerte, espalda redondeada y grupa ancha. Miden a la cruz entre 145 y 149 cm y pesan entre 656 y 661 kg. No viven en establos, sino en pastos de alta montaña en los meses cálidos y templados y, con la llegada de la nieve, se trasladan a los prados. Están perfectamente adaptados a su medio.

Imagen: agronewscastillayleon.com

El nombre de esta raza de caballos españoles mezcla una de sus características físicas con su lugar de procedencia. Así, «jaca» significa «caballo de poca altura», pues miden menos de 147 cm, estando la media entre 130 y 135. Por otra parte, esta raza tiene su origen en Navarra. Sobre todo se encuentran en la zona noroeste. Pesan entre 425 y 500 kg.

Destacan por su vigor. Son fuertes, rústicos y bien adaptados a las montañas. Su capa es castaña en sus diferentes tonalidades. Grupos de estos caballos viven en sierras, montes o praderas, alimentándose de lo que allí encuentran, aunque a veces se les ofrece algún suplemento en las épocas más duras del año.

Imagen: mapa.gob.es

La denominación de esta raza de caballos españoles se debe a su lugar de origen, que es el Valle de Losa, situado en la provincia de Burgos. También se conocen como caballos de las Merindades. Además de en Burgos, se marca su origen en la cornisa cantábrica. La hipótesis más extendida es que surge de cruces entre caballos celtas y los que vivían en la península. Lo que está clara es su antigüedad.

Destaca en ellos su cabeza proporcionada y de rasgos finos. Las orejas son pequeñas, el cuello fuerte, el pecho amplio, el lomo ancho y las extremidades finas. Son de capa negra y crin abundante. Miden a la cruz entre 130 y 140 cm y pesan entre 300 y 350 kg.

En cuanto al carácter, se trata de animales dóciles, nobles, cariñosos, vivaces y con gran capacidad de aprendizaje. Viven en terrenos de montaña y matorral, moviéndose con facilidad incluso en zonas accidentadas. Según la época del año, también se encuentra en bosques, prados o campos. Son muy resistentes, no solo a condiciones extremas, sino también a enfermedades.

Su nombre deja clara la procedencia y el lugar de residencia de esta raza de caballos españoles. Se trata de una raza muy antigua en la que destaca su silueta esbelta. A la vez, son rústicos, resistentes y se adaptan a la perfección a su hábitat. Tienen muy buen carácter. La capa es de color negro y es posible que dispongan de alguna mancha de color blanco en la cara. Miden entre 161 y 162 cm y pesan entre 456 y 467 kg. Como curiosidad, destaca su capacidad reproductiva.

Imagen: noticaballos.com

Las marismas del Parque Nacional de Doñana, en Huelva, son las que le dan nombre a esta raza de caballos españoles. Surgen a partir de los caballos habitantes de las marismas del río Guadalquivir, aunque también presentan cruces con otras razas, sobre todo procedentes del norte de África. Algunos de estos ejemplares viajaron a América con Cristóbal Colón.

Son de complexión robusta, pero armoniosa. La cabeza parece grande sobre un cuello corto. Destacan las dimensiones de su vientre y sus extremidades finas. En cuanto al carácter, son animales equilibrados, tranquilos, vivaces y resistentes. Son capaces de recorrer largas distancias para buscar alimento, ya que en su hábitat soportan condiciones climatológicas muy complicadas. Su capa suele ser torda, castaña o negra. Miden entre 140 y 148 cm.

Imagen: pinterest.com

Esta raza de caballos españoles procede de Menorca, aunque se ha expandido por diferentes países. Son caballos esbeltos y de capa negra. No se admite otro color, aunque sí manchas blancas en cabeza y patas. Miden entre 157 y 161 cm. Acostumbran a mantenerse en un régimen mixto de estabulación y pastoreo. En cualquier caso, están perfectamente adaptados a su medio.

Imagen: mapa.gob.es

El nombre de esta raza de caballos españoles hace alusión al «arbusto de monte de poca madera». Reciben esta denominación por su gran adaptación al terreno en el que viven, que es la montaña, incluso las zonas más accidentadas. Son el resultado de una mezcla entre caballos del norte de la península, ingleses y ponis celtas. Se encuentran en Cantabria y en zonas de Burgos y Euskadi.

Su capa puede ser negra o castaña. Las manchas blancas están admitidas. Miden 147 cm y pesan entre 200 y 250 kg. Son muy rústicos y resistentes ante las enfermedades. Por otra parte, su carácter arisco hace difícil establecer relación con ellos. Por eso, se mantienen en los montes e incluso los alimentos que se les pueden ofrecer se les dejan allí.

Imagen: parquedecabarceno.com

Dentro de las razas de caballos españoles mencionamos también a los caballos ponis pottoka, nombre que en euskera significa «caballo pequeño». Originarios de Euskadi y Navarra, miden 124 cm a la cruz y pesan entre 185 y 225 kg. Se data su origen hace 30 000 años.

Son animales de gran resistencia, pudiendo llegar a alimentarse, de ser preciso, incluso de hierbas espinosas. Muy mansos y rústicos, disponen de gran energía y versatilidad. Destacan sus ojos grandes y expresivos, sus ollares amplios y un labio superior ligeramente colgante. Son de cuello corto y crines abundantes, dorso recto y grupa redondeada. Su tórax es amplio, los hombros rectos y las extremidades delgadas. Los cascos, por su parte, son pequeños y duros. La capa es negra castaña muy oscura.

Como su propio nombre indica, esta raza de caballos españoles surge del cruce entre la pura raza española y el pura raza árabe hace cientos de años. Con el caballo hispano-árabe se buscaba conjugar las virtudes de ambos. Del árabe su equilibrio, su resistencia y su agilidad. De la raza española la inteligencia y la facilidad de aprendizaje. Su origen se sitúa en Andalucía, aunque hoy en día se encuentran ejemplares por toda España.

Son caballos de silueta esbelta, elegante y armónica. Miden entre 158 y 160 cm y pesan entre 400 y 450 kg. La cabeza es de forma piramidal, las orejas son medianas, los ojos y las mandíbulas son redondeados y los labios finos. El tronco es fuerte y está bien musculado. La grupa es larga y solo ligeramente inclinada. El pecho es profundo y el abdomen se presenta recogido.

Destaca también su buen carácter, siendo un caballo muy dócil, manejable y activo, además de resistente y capaz. Puede adaptarse a circunstancias adversas y superar enfermedades.

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