Ballena jorobada

La ballena jorobada es un cetáceo misticeto, compartiendo familia con otras especies como la ballena azul, el rorcual común o el minke común. En 1756, el zoólogo francés Mathurin Jacques Brisson la bautizó como ballena de Nueva Inglaterra. Actualmente, su nombre científico toma este primer nombre pero en latín. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX, comenzó a llamarse ballena yubarta o jorobada, debido a la curvatura que muestra su columna cuando se sumerge en el agua.

Las ballenas jorobadas presentan una anatomía muy especial, destacando sus grandes aletas pectorales, llegando a medir una tercera parte que el resto del cuerpo. En contraposición, su aleta dorsal es pequeña, mostrando formas que van desde similares a una hoz hasta ser prácticamente imperceptibles.

La cabeza de la ballena jorobada es única, siendo nudosa y bastante alargada, presenta unos bultos denominados tubérculos cefálicos que solo están presentes en esta especie. Su cola, que sale del agua cuando realiza las inmersiones, presenta un patrón exclusivo de cada ejemplar, en el cual se mezclan el blanco y el negro. El color de su cuerpo es variable en el vientre, yendo del blanco al negro o al moteado, pero en todos los individuos el dorso es negro.

Tamaño de la ballena jorobada

La ballena jorobada es un cetáceo de gran tamaño, siendo uno de los torcuales más grandes. En concreto, destaca el dimorfismo sexual de la especie, pues las hembras son sensiblemente más grandes que los machos. La diferencia es notoria, pues mientras que una hembra suele medir entre 11,9 y 13,9 metros, con máximos de hasta 15,5, los machos suelen encontrarse en el rango comprendido entre los 11 y los 13 metros, aunque se han registrado ejemplares de hasta 14 metros^[1].

Existen poblaciones de ballena jorobada tanto en el hemisferio norte como en el sur. Viven en océanos que se encuentran entre las latitudes 60º sur y 65º norte, realizan una compleja migración anual. Durante el verano, vive en mares de aguas más frías, a altas latitudes, mientras que en invierno prefiere movilizarse hasta aguas más cálidas.

Se suelen distinguir poblaciones en función de su localización, siendo las tres más importantes las presentes en el Atlántico norte, las del hemisferio sur y las del Pacífico norte. No es común que las poblaciones de diferentes lugares interaccionen entre ellas.

La migración de las yubartas es estacional, realizando una migración al comienzo del verano, cuando prefieren aguas frías, permaneciendo allí hasta el invierno, cuando viajan a aguas más cálidas.

Como hemos comentado antes, existen tres poblaciones principales de yubarta, la migración de cada una de ellas es diferente. Por ejemplo, las ballenas del Pacífico viven en invierno en las costas de Hawaii, Costa Rica, México o Japón, mientras que el verano lo suelen pasar en las costas comprendidas entre los territorios de California y Alaska.

Las distancias recorridas durante la migración pueden ser increíblemente largas, llegando a alcanzar cada ballena un recorrido de hasta 25.000 kilómetros en un solo año. Durante el tiempo en el que están trasladándose apenas descansan, ni tampoco paran a alimentarse, sobreviviendo gracias a sus reservas corporales de grasa.

Las yubartas son animales gregarios, que viven en comunidades. Estos grupos de ballenas son pequeños, solo siendo fiable y estable el vínculo presente entre las madres ballenas y los ballenatos. Uno de los motivos por lo que los grupos van cambiando en su composición es la fuerte rivalidad que se da entre los machos de yubarta. Esta competencia es especialmente feroz durante la época de apareamiento, la cual tiene lugar en verano. En ese momento, los machos tienen que imponerse, ya que las ballenas jorobadas son polígamas, es decir, no tienen una pareja estable.

Estos cetáceos se comunican entre sí por medio de vocalizaciones. Estas, al igual que el tamaño, difieren en función del sexo. En los machos, el canto es largo, complicado y muy sonoro, mientras que en las hembras son más débiles y cortos. Estos cantos tienen una duración media de entre 10 y 20 minutos, pudiendo repetirse constantemente a lo largo de la jornada.

Este canto sirve para distinguir a los individuos de una población, pues se ha observado que las jorobadas de un área presentan todas el mismo canto, que va cambiando con el paso de los años. Pese a ser un canto muy estudiado, se desconoce el objetivo exacto del mismo. Algunas hipótesis apuntan que podría servir como herramienta de los machos para atraer hembras, y otras que se trata de un mecanismo de ecolocalización.

En cuanto a su nutrición, las ballenas presentan una limitación en el consumo de alimento, ya que al ser misticetos, carecen de dentadura. Esto las lleva a consumir alimentos de tamaño muy pequeño, pues no pueden triturar ni masticar los que son más grandes. Por ello, las ballenas jorobadas basan su dieta en krill, unos crustáceos diminutos, y placton, además de peces de pequeño tamaño como los arenques o las caballas.

La ballena jorobada se encuentra dentro de la categoría de conservación de preocupación menor, aunque esta va en descenso, según los datos de la UICN ^[2]. Aunque hace unos años la situación de la ballena jorobada se consideraba como vulnerable, en la actualidad las poblaciones parecen haber ido recuperándose, pasando a la situación de preocupación menor.

Sin embargo, esta mejoría no está presente en todas las subpoblaciones, pues hay dos de ellas que en lugar de crecer, siguen disminuyendo. El que esta especie se haya encontrado tan amenazada se deriva de que anteriormente era un de los objetivos de la caza comercial. Actualmente, esto está prohibido, por ello, las poblaciones han podido recuperarse.