Mastín tibetano o dogo del Tíbet
Si estás pensando en incluir a un mastín tibetano, también conocido como dogo del Tíbet, en tu familia, será indispensable informarte de forma exhaustiva acerca del carácter, las características y los cuidados que requiere esta raza. En esta ficha de ExpertoAnimal intentaremos explicarte todos los detalles que debes tener en cuenta antes de plantearte la tenencia de este animal o bien información útil para cualquier amante de esta raza.
Sigue leyendo y descúbrelo todo sobre el mastín tibetano o dogo del Tíbet:
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Origen del mastín tibetano
El dogo del Tíbet, también conocido como mastín tibetano o Do-Khyi, es una de las razas orientales más antiguas que existen. Es conocida por ser una raza de trabajo de los antiguos pastores nómadas del Himalaya así como un perro de protección de los monasterios tibetanos. Cuando el Tíbet fue invadido por China, en la década de los 50, estos dogos prácticamente desaparecieron de sus tierras originales. Afortunadamente para la raza, muchos de estos enormes perros fueron a parar a India y Nepal, desde donde se volvió a poblar la raza. Con la exportación de mastines tibetanos a Inglaterra y Estados Unidos la raza ganó popularidad entre los aficionados a los perros en Occidente.
Se cree que el dogo del Tíbet es la raza antecesora de todas las razas de mastines y perros de montaña de gran alzada, aunque no existen pruebas que lo confirmen. Su ladrido es sin duda único y se considera una característica de la raza muy valorada.
Este antiguo e increíble perro se menciona por primera vez en la historia gracias a Aristóteles (384 - 322 a.C), no obstante se desconoce el origen de la crianza de la raza. También lo menciona Marco Polo, quién en sus viajes a Asia (1.271 d.C) alaba a un perro de gran fuerza y tamaño. Más adelante, ya en el siglo XIX, la Reina Victoria de Inglaterra recibió en Europa a uno de los primeros mastines tibetanos, concretamente en 1847. Tal fue su impacto, que años después, en 1898, se registró en Berlín la primera camada de dogos tibetanos europeos, concretamente en el zoo de Berlín.
Características físicas del dogo del Tíbet
El dogo del Tíbet destaca por ser un perro fuerte y poderoso, de tamaño gigante, muy robusto e imponente. En el estándar de la raza lo describen como un perro de apariencia solemne y seria, de fuerza majestuosa.
La cabeza de este mastín es ancha, pesada y fuerte, con el cráneo levemente redondeado. La protuberancia occipital es muy pronunciada y la depresión naso-frontal (stop) está bien definida. El color de la nariz depende del color del pelaje, pero debe ser lo más oscuro posible. El hocico es ancho. Los ojos son medianos, marrones y ovalados. Las orejas, de inserción media, son triangulares, medianas y colgantes.
El cuerpo es robusto, fuerte y un poco más largo que alto. La espalda es recta y musculosa, mientras que el pecho es muy profundo y de amplitud moderada. La cola es de longitud media e inserción alta. Cuando el perro está activo la lleva enroscada flojamente sobre la espalda.
El pelaje del dogo tibetano está formado por dos capas. La capa externa es áspera, gruesa y de pelo no muy largo. La capa interna es densa y lanosa en época fría, pero se convierte en un pelaje ralo durante época de calor. El pelo puede ser de color negro con o sin marcas fuego, azul con o sin marcas fuego, sable o dorado. Se acepta una estrella blanca en el pecho y marcas blancas mínimas en los pies.
El tamaño mínimo de las hembras es de 61 centímetros a la cruz, mientras que los machos tienen un mínimo de 66 centímetros a la cruz. No existe límite de altura.
Carácter del mastín tibetano
El mastín tibetano es un perro de carácter independiente, pero muy leal y protector con la familia a la que pertenece. Aunque no es un perro apegado, disfruta con la presencia de sus familiares, quienes no dudará en proteger. Por el contrario, suele ser desconfiado con personas extrañas. Suele llevarse bien con otros perros y animales, especialmente con perros de su mismo tamaño, aunque este comportamiento está estrechamente relacionado con la socialización que haya recibido de cachorro.
Suele ser dócil y amigable con los niños del hogar, no obstante, y aunque se trata de un perro tranquilo en casa, por su gran tamaño y fuerza puede lastimarles sin querer, por lo que se recomienda supervisar siempre las sesiones de juego entre niños y perro, así como ofrecer un juguete que sea el "intermediario" en su relación y momentos de diversión.
En casa es un perro tranquilo, no obstante fuera de casa requiere sesiones de actividad moderada, para mantener en forma su musculatura y aliviar el estrés del día a día. Mediante paseos largos realizaremos la actividad física necesaria para nuestro dogo del Tíbet. Un dato interesante a tener en cuenta es que estos perros tienden a ser ladradores por su pasado como perros guardianes, así como destructivos cuando se encuentran solos, si sufren problemas de ansiedad o hasta de conducta.
En cuanto a recomendaciones, no se trata de una raza apropiada para propietarios poco experimentados, se recomienda su tenencia a personas con conocimientos avanzados de educación canina, bienestar animal y tenencia de perros de tamaño grande.
Cuidados del dogo del Tíbet
El dogo del Tíbet requiere cuidados regulares del manto, el cual debe ser cepillado tres veces a la semana. En las épocas de muda de pelo se recomienda el cepillado diario para evitar observar el pelaje en mal estado. El baño debe realizarse cada 2-4 meses, de forma aproximada.
Aunque pueden residir en un apartamento, es muy recomendable que esta raza pudiese vivir en una casa grande, con jardín, al que poder acceder siempre que lo desee. No obstante, tanto si vive en un apartamento como en una casa grande, es muy recomendable realizar paseos diarios, largos y de calidad con nuestro mastín tibetano. Esta raza se adapta perfectamente a distintos climas, ya sean fríos o temperados, aunque no suele mostrarse a gusto en lugares especialmente húmedos y cálidos.
Debemos tener en cuenta que esta raza, principalmente por su gran tamaño, demandará también grandes objetos: una cama, comedero o juguetes, los cuales suelen tener un coste económico mucho más elevado. También el alimento diario del perro supone un extra a tener en cuenta.
Educación del mastín tibetano
Como hemos comentado anteriormente, este perro necesita un propietario responsable y muy experimentado en el manejo de perros grandes y en el adiestramiento avanzado. Por tanto, un propietario inexperto necesitaría recurrir, incluso antes de la adopción, a un educador y adiestrador canino.
Será fundamental trabajar de forma pronta la socialización del cachorro y la inhibición a la mordida, así como los ejercicios de obediencia básica. Recordemos también que el cachorro alcanzará pronto un tamaño considerable, por lo que debemos evitar reforzar conductas que no deseemos en su etapa adulta, como subirse a las personas, por ejemplo.
Una vez el perro ya comprenda las órdenes básicas, nos podremos iniciar en habilidades caninas u otros ejercicios que le estimulen, no obstante será imprescindible repasar de forma diaria o semanal la obediencia, asegurando así su seguridad y la del entorno. Ante cualquier conducta anómala o problema del comportamiento será básico acudir al especialista cuanto antes y nunca intentar realizar terapias por nuestra cuenta.
Salud del dogo del Tíbet
A diferencia de otras razas antiguas, el dogo del Tíbet no es especialmente propenso a sufrir problemas de salud, pues se trata de una raza bastante saludable generalmente. Aún así las enfermedades más habituales del mastín tibetano son:
- Displasia de cadera
- Hipotiroidismo
- Entropión
- Problemas neurológicos
También en este apartado debemos resaltar una característica que sugiere que esta raza es muy primitiva: las hembras solamente tienen un celo al año, a diferencia de la mayoría de las razas caninas y al igual que los lobos.
Para asegurar el buen estado de salud del mastín tibetano se debe seguir el calendario de vacunación del perro, la rutina de desparasitación y visitar al veterinario con la regularidad que requiera nuestro perro, aunque normalmente se sitúa sobre los 6 y 12 meses. Siguiendo estos consejos, la esperanza de vida del dogo del Tíbet se sitúa entre los 11 y 14 años.