¿Un perro puede tener dos dueños?

Los perros están programados para querer a las personas. Somos su referente y para ellos estamos asociados a sensaciones positivas. Lógicamente, darles de comer, cuidarlos, sacarlos a pasear o jugar con ellos hace que nos tengan cariño. Puede pensarse que por interés, ya que su supervivencia depende de nosotros, pero nos quieren más allá de las cuestiones materiales.

Cualquier persona que se relacione con el perro y lo trate con respeto puede ganarse su cariño, claro que establecerá una relación más especial con aquella con la que comparte más tiempo, actividades y atenciones. Es decir, si en un hogar compuesto por varias personas solo una es la que lo alimenta, lo cepilla y lo lleva a pasear, como es lógico, se va a convertir en su persona favorita y principal referente, lo que no quiere decir que no quieran o no obedezca a los demás.

Los perros pueden tener más de una persona favorita si varias se encargan de él en la misma medida, aunque realicen actividades diferentes. Con cada una establecerá una relación distinta. Por otra parte, se sabe que algunas razas forjan el apego con un único cuidador. En esos casos, pueden no obedecer a nadie más que a él. Son ejemplos el eurasier o el chow chow.

¿A qué edad los perros reconocen a su dueño?

Los perros son sociales y sociables, lo que quiere decir que se van a vincular a los animales y las personas que los rodean de forma natural. Así, esta primera relación la establecerán con su madre y con sus hermanos, con los que los veremos interactuar desde su nacimiento. Cuando la familia se rompe porque cada cachorro se traslada a un nuevo hogar, lo que sucede aproximadamente a los dos meses de edad, la familia del pequeño cambia de su madre y hermanos a su nuevo cuidador o cuidadores.

Desde el primer momento, el cachorro estará predispuesto a formar «manada» con las personas con las que comparte hogar, por eso siempre nos demandará atención y, en cuanto se adapte a su nuevo hogar, en cuestión de días, ya nos reconocerá como referente. Como hemos explicado, si en una familia es uno de los miembros quien se ocupa de cuidarlo, estará más apegado a él, pero igualmente reconocerá a las demás personas de la casa como parte de su familia.

Independientemente de quién sea el cuidador favorito del perro o incluso de con quién viva, se considera propietaria de un perro la persona a cuyo nombre figura su microchip. El microchip es un dispositivo del tamaño de un grano de arroz que el veterinario inserta bajo la piel del perro, generalmente en el lado izquierdo del cuello. Tiene un número que se asocia con sus datos y con los de su cuidador.

Si el perro se perdiese, al pasarle un lector específico por el dispositivo, saldría su número y un veterinario autorizado podría acceder a la información relativa al cuidador para poder devolvérselo. El microchip es obligatorio para todos los perros, permite identificarlos, previene abandonos e indica quién se hace responsable de él en caso de daños a terceros, esto es, señala quién es su dueño legal.

Pero, a pesar de su obligatoriedad, todavía pueden encontrarse perros sin él. En esos casos, se considera como propietario al poseedor de su cartilla sanitaria o, en su defecto, a quien pueda demostrar, por cualquier medio, su propiedad. De todas formas, figurar en el chip del perro no implica quedarse con él, por ejemplo, en los casos de separación de una pareja.

Un número de microchip se asocia a un único perro y a un único cuidador mayor de edad, por lo tanto, no puede haber un chip a nombre de más de una persona o de un niño. Esto quiere decir que, a la hora de responder por el perro, solo una persona se considera responsable y propietaria. En cambio, sí pueden ponerse microchips a nombre de, por ejemplo, una asociación protectora.

Que una única persona se consiere propietaria legal de un perro puede supone un problema en determinadas situaciones, por ejemplo, cuando una pareja que comparte perro se separa. Cuando los dos lo reclaman y no llegan a un acuerdo, el caso termina ante los tribunales. Como veremos en el siguiente apartado, en estas situaciones, un juez podría decidir que el perro se quedase con una persona diferente a la que figura en el microchip.

La legislación española no contempla la custodia cuando de animales de compañía se trata. Hasta el momento, los perros se consideran bienes muebles y no seres sintientes. Esto implica que muchos jueces se niegan a decidir sobre su custodia, al considerarse cosas, o los entregan directamente al propietario que figura en el chip, aunque no sea la persona que realmente se encarga de sus cuidados.

A este respecto, en 2021 se ha aprobado una proposición de ley en el Congreso que, en cuanto entre en vigor, supondrá una modificación de varios artículos del Código Civil para reconocer a los perros y a otros animales de compañía como seres sensibles o sintientes. Esto abre la puerta a sentenciar sobre su custodia cuando una pareja de hecho o un matrimonio se rompe. Hasta entonces se considera propietario del perro quien lo haya adoptado antes del enlace o durante los años de matrimonio, si se casan en régimen de separación de bienes.

En caso contrario, el perro se entiende de los dos por igual, como parte de los bienes muebles, y lo mejor es llegar a un acuerdo amistoso, pensando en el bienestar del animal. En cuanto entren en vigor los cambios, podrá añadirse en el convenio regulador una cláusula especificando los términos de este acuerdo. Si no se resuelve el conflicto, la idea de los cambios es que los jueces intervengan y decidan lo mejor para el animal, con independencia de quién sea su propietario legal. Así:

• Podrán conceder la custodia en exclusiva a una de las partes, aunque no figure en el chip, teniendo la otra derecho a un régimen de visitas o a percibir una indemnización.
• Podrán conceder la custodia a las dos partes por igual, estableciendo un cuidador principal y un régimen de visitas para el otro.

Criterios para otorgar la custodia de un perro

Como la propiedad que determina el microchip pasará a un segundo plano en una separación cuando comiencen a regir los cambios del Código Civil, esto es lo que más se va a valorar para decidir qué miembro de la pareja se queda con la custodia del perro:

• Quién es el cuidador real.
• Tiempo disponible para encargarse del animal.
• Idoneidad de la vivienda para él.
• Capacidad económica para sufragar sus gastos.
• Presencia de niños que hayan forjado un vínculo con el perro, pues se preferirá que el animal vaya siempre con ellos.

En definitiva, todos los cambios aprobados buscan primar el bienestar de los menores y del perro para reducir, en lo posible, el impacto que sobre ellos tendrá la separación.

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