Elefante de Sri Lanka

Investigaciones genéticas de secuencias de ADN mitocondrial permitieron fortalecer el establecimiento de esta subespecie, que en principio era débilmente respaldada por ciertos estudios. Se caracteriza por ser el más grande de los elefantes asiáticos, sobrepasando los tres metros de altura y llegando a pesar unas 6 toneladas. Pueden presentar una coloración gris o marrón y a veces tienen varias zonas despigmentadas en la piel que parecen manchas de color más claro que el resto del cuerpo.

A pesar de su gran peso, pueden moverse con agilidad y bastante seguridad, llegando a alcanzar un poco más de 40 kilómetros por hora en sus desplazamientos. Comparte con el resto de elefantes asiáticos orejas más pequeñas que el grupo africano y su punto más alto está presente en la cabeza, así como la presencia de un abultamiento en su lomo que le da forma redondeada. En cuanto a las patas, las delanteras poseen cinco uñas, mientras que las traseras tienen cuatro. Generalmente carecen de colmillos, principalmente las hembras, que en caso de tenerlos son muy reducidos, mientras que en los machos eventualmente sí pueden estar presentes. La trompa termina en un solo lóbulo o una proyección como en forma de dedo.

En el pasado este elefante se distribuía por toda la isla de Sri Lanka, la cual se caracteriza principalmente por sus planicies y llanuras costeras, solo con formaciones montañosas hacia el sur. Está conformada por bosques de tipo tropical, con temperaturas anuales que van entre los 28 y los 30 ºC. Sin embargo, luego estos animales se fueron restringiendo a zonas específicas debido a las actividades desarrolladas en la isla que implican la transformación de los ecosistemas propios del elefante.

En este sentido, la subespecie se encuentra presente principalmente en tierras bajas con condiciones atmosféricas secas, de modo que se distribuye de una manera amplia en el norte, sur, este, noroeste, centro norte y sureste de Sri Lanka. En cuanto a las regiones húmedas del país, están prácticamente ausentes, con excepción de unas pequeñas poblaciones que se encuentran en Peak Wilderness y en el área de Sinharaja. Las estimaciones indican que con el paso del tiempo seguirá perdiendo su rango de distribución debido a la continuidad en la transformación del hábitat.

Esta subespecie mantiene la estructura social que caracteriza al grupo asiático, de modo que hay una hembra adulta dominante y el resto de la manada se conforma mayoritariamente por otras hembras de menor edad, uno o dos machos adultos y las crías. La líder de la manada es quien los guía para efectuar los desplazamientos que estos animales acostumbran a hacer, ya sea por búsqueda de alimento, agua, protección o por razones del clima.

Pasan la mayor parte del día atentos y también alimentándose, esto último debido a su baja eficiencia digestiva. Suelen dormir por las noches, aunque siempre algún miembro del grupo se mantiene alerta para detectar algún posible peligro. Estos elefantes son un símbolo de la isla y es fácil observarlos por diversas áreas pobladas y, aunque en general no sufren de la cacería para la obtención de los colmillos, son domesticados para ser utilizados en actividades turísticas o rituales de índole religioso.

El elefante de Sri Lanka incluye en su dieta, según se ha podido identificar, más de 60 especies de plantas, la cuales pertenecen a 30 familias diferentes. Algunos estudios indican que tienen preferencia por alimentarse principalmente de plantas monocotiledóneas. Además, requieren de un gran consumo de materia vegetal todos los días para poder satisfacer los requerimientos nutricionales de sus grandes y pesados cuerpos.

Pueden consumir más de 100 kg de alimentos al día, que incluye ramas, raíces, hojas, cortezas y semillas. Estas últimas son dispersadas de forma constante en las movilizaciones que hacen estos animales, que además de la importancia de esta actividad para los ecosistemas, también son una especie paragua, es decir, que el mantenimiento de ellos dentro del hábitat garantiza la presencia de otras especies. Estos elefantes consumen tanta materia vegetal que una manada nutrida puede transformar la apariencia de un espacio en poco tiempo.

Tienen un largo periodo de gestación que casi llega a los dos años, por lo que después de tener una cría, esperan varios años para volver a reproducirse. Las hembras emiten sonidos para indicar a los machos que se encuentran fuera de la manada. También como estos tienen un excelente olfato, pueden percibir el estado de fertilidad de la hembra. Seguidamente, se acercará uno o más machos, los cuales competirán por reproducirse, sin embargo, no siempre la hembra escoge al vencedor.

La cría pesa en promedio unos 100 kg y estará bajo el cuidado de las hembras del clan, ya que son bastante vulnerables al ataque de depredadores como los felinos, por lo que los adultos se mantienen alerta y procuran que el pequeño no se aleje de la manada. En caso de haber nacido una hembra, podrá quedarse con el grupo, por el contrario, si es macho, una vez que pase los cinco años aproximadamente, será dispersado por el macho más viejo.

Desde los años 80, el elefante de Sri Lanka se encuentra en peligro de extinción, formando parte de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Sin embargo, a pesar del descenso poblacional, los individuos han logrado tener un leve aumento dentro de la isla. Los principales impactos que sufre este elefante son por la fragmentación y transformación de su hábitat, lo cual sigue en ascenso.

Estos animales se movilizan por la búsqueda de alimento, por lo que llegan a entrar en espacios cultivados y esto genera serios conflictos con las personas, que en muchos casos terminan por asesinar a los elefantes. La principal acción o medida de conservación es la creación de áreas protegidas para el mantenimiento de la subespecie, de modo que esta pueda movilizarse libremente por estas zonas. Sin embargo, lo anterior no libra del todo a estos mamíferos de ciertos ataques o capturas con el fin de mantenerlos en cautiverio.

El elefante de Sri Lanka es un símbolo importante en la cultura de la isla, pero lamentablemente esto en vez de generar acciones de protección hacia el animal, por el contrario, muchas veces causa daños, ya que suelen ser usados en una variedad de ritos o capturados para el trabajo forzado. Los elefantes requieren de acciones concretas de manera inmediata para garantizar su permanencia en el planeta.