¿Las babosas son venenosas?
Las babosas son animales pertenecientes al filo de los moluscos, en concreto a la clase de los gasterópodos. La clasificación de estos invertebrados no ha sido una tarea sencilla. Lleva años de revisión y de cambios en los aspectos taxonómicos que los definen. En cualquier caso, en general, el término babosa se utiliza para hacer referencia a moluscos que han perdido la concha o que poseen una muy escasa, casi imperceptible, que incluso puede ser interna.
Existen babosas tanto terrestres como acuáticas. De las primeras trataremos en este artículo de ExpertoAnimal, pues pueden causar serios problemas en los cultivos, además de complicaciones importantes en la salud tanto de personas como de animales. Pero, ¿las babosas son venenosas? Resolvemos la duda a continuación.
Generalidades de las babosas
El término babosa se utiliza para hacer alusión a diversos moluscos que se incluyen en grupos taxonómicos distintos, pero que comparten una característica común, que es haber perdido la concha o tener una muy reducida. Por lo tanto, la palabra babosa es usada para hacer referencia a una característica anatómica de un grupo de animales, más que a sus relaciones taxonómicas.
Las babosas se caracterizan por presentar en la cabeza una boca y dos pares de tentáculos, que son órganos sensoriales para percibir la luz y los olores. También poseen una estructura conocida como manto, que se localiza sobre el cuerpo, aunque puede haber variaciones en su disposición según la especie. Asociados al manto se encuentran el ano, el sistema reproductivo y el respiratorio.
Además, poseen el pie, debajo del cuerpo y donde está la glándula pediosa, que segrega una sustancia gelatinosa conocida como moco sobre la que las babosas se desplazan mediante movimientos rítmicos. Esta sustancia también las protege de posibles daños que pudiera causarles el sustrato por donde se mueven.
El cuerpo es blando y está compuesto por una gran cantidad de agua. Al carecer de una concha protectora, son muy propensas a la desecación. Para contrarrestarlo, además del moco que producen para desplazarse, también segregan uno que rodea el cuerpo. Esto las mantiene húmedas en condiciones no extremas. Adicionalmente, procuran mantenerse refugiadas bajo troncos y entre la vegetación y realizar su actividad sobre todo por la noche, cuando las temperaturas son más bajas.
¿Las babosas tienen veneno?
Se ha generalizado la idea que las babosas son tóxicas o venenosas. Sin embargo, realmente no es así, aunque sí pueden causar problemas importantes de salud, ya que son portadoras de parásitos como el Angiostrongylus cantonensis, un nematodo nativo de Asia que, en la actualidad, se ha extendido a regiones de América, África y Australia. Este parásito es capaz de causar meningitis en humanos, originando importantes daños a nivel cerebral.
En cualquier caso, la enfermedad no se debe al contacto directo con la babosa, sino a consumirla voluntariamente o de forma accidental. En el primer caso, ha sido reportado que jóvenes se retan a ingerir estos animales vivos en una especie de juego de lamentables consecuencias. El consumo accidental sucede cuando se ingieren vegetales mal lavados, como la lechuga, que es una planta en la que puede vivir esta babosa.
Por otro lado, varias especies son consideradas plagas, ya que pueden causar daños masivos a plantaciones de interés para los seres humanos. En este sentido, se han desarrollado distintos tipos de controles biológicos y químicos para minimizar el impacto agrícola de estos animales.
¿Las babosas son venenosas para los perros?
Los perros suelen ser muy curiosos y pueden comerse todo lo que encuentran en su camino, por eso a veces llegan a consumir una babosa o un caracol, lo que puede generarles complicaciones importantes para su salud, no porque las babosas sean venenosas, sino porque, al igual que ocurre con las personas, estas transmiten parásitos que les pueden generar enfermedades.
Entre estos parásitos encontramos el Angiostrongylus vasorum, llamado comúnmente gusano francés del corazón, aunque es un gusano pulmonar, o el Crenosoma vulpis. El primero es causante de afecciones cardiacas, obstruye arterias, produce trombosis por la formación de coágulos, insuficiencias respiratorias, hemorragias, problemas neurológicos e incluso la muerte del animal.
El Crenosoma vulpis es un nematodo responsable de problemas a nivel respiratorio, específicamente en bronquios, bronquiolos y tráquea. Cuando esto ocurre, los perros sufren una alteración de la respiración, tos y dificultad para hacer ejercicio.
¿Las babosas son venenosas para los gatos?
Al igual que sucedía con las personas y con los perros, las babosas para los gatos no son venenosas por contacto, pero, si ingieren una, sí pueden transmitirles parásitos, como Aelurostrongylus abstrusus o Troglostrongylus spp., que principalmente afectarán a su sistema respiratorio al alojarse en los pulmones.
Además, las personas y, en especial, los agricultores, utilizan sustancias químicas para controlar a las babosas, dejándolas impregnadas de tóxicos. Si un gato o un perro consume una de ellas, es posible que el animal resulte envenenado. La afectación del sistema nervioso, convulsiones o salivación excesiva son signos que nos deben poner en alerta. Se hace necesaria la atención inmediata del veterinario.
¿Qué pasa si tocas una babosa?
Como hemos visto, las babosas producen una mucosidad que utilizan con diversos fines. Además de los mencionados, también sirve para la protección de los huevos, manteniéndolos húmedos y alejados de los depredadores, gracias a una sustancia repelente que se conoce como «miriamin». Pero no hay reportes que indiquen que provoque ninguna toxicidad en los seres humanos solo por tocar una babosa.
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- Engelhaupt, E. (2018). «Por qué no debes comerte una babosa (por si necesitabas razones para no hacerlo)». Disponible en: https://www.nationalgeographic.es/animales/2018/03/por-que-no-debes-comerte-una-babosa-por-si-necesitabas-razones-para-no-hacerlo.
- Salazar, K. y Granados, J. (2014). «Evaluación de diferentes tácticas para el control de gasterópodos (babosas terrestres) en el cultivo de lechuga (lactuca sativa l. Var. Fallgreen) en la zona de el guarco de Cartago».
- Schroeder, F., González, A., Eisner, T. y Meinwald, J. (1999). «Miriamin, a defensive diterpene from the eggs of a land slug (Arion sp.). Disponible en: https://www.pnas.org/content/96/24/13620