Mi perro es agresivo con los niños, ¿qué debo hacer?
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La agresividad es un problema de conducta grave y más aún cuando está dirigido a bebés y niños. Una mordedura o un intento de ataque es suficiente como para acudir a un profesional de inmediato, ya que este tipo de reacciones suelen ir a peor y las consecuencias pueden ser fatales.
En este artículo de ExpertoAnimal te explicaremos qué debes hacer si tu perro es agresivo con los niños, ayudándote a evaluar el riesgo de la situación y las opciones a las que puedes acogerte para solucionar este problema.
¿Por qué algunos perros son agresivos con los niños?
Muchas personas creen que este tipo de agresividad se debe a un problema de celos, pero lo cierto es que existen muchas razones por las cuales los perros atacan a niños, destacando:
- Mala comunicación: el niño no entiende el lenguaje canino e ignora las señales corporales que realiza el perro cuando se siente agobiado, acorralado o molesto. Este suele ser el desencadenante de las primeras conductas negativas.
- Experiencias desagradables: es normal que un niño pueda acabar tirando del rabo del perro e incluso metiéndole un dedo en el ojo. El problema aparece cuando nosotros no frenamos este comportamiento, permitiendo que el perro se sienta molesto y que el niño siga siendo invasivo. Es entonces cuando el perro toma la iniciativa y empieza a gruñir e intentar atacar al niño.
- Castigos y/o uso de materiales aversivos: si no permitimos al perro expresarse libremente, castigándolo cuando gruñe, puede pasar a morder directamente. También puede ocurrir que le castiguemos de forma frecuente o utilicemos aversivos (collares de ahorque, semi-ahorque y/o eléctricos) cerca del menor, por lo que el perro acabará asociando la presencia del niño con algo negativo.
- Desplazamiento social: finalmente puede ocurrir que, después de la llegada del niño o mientras éste crece, empecemos a ignorar al perro, le situemos en el jardín o no nos preocupemos tanto por él. Entonces pueden surgir problemas de conducta (trastornos relacionados con la separación, estrés, ansiedad, aislamiento social...) que también pueden ser asociados de forma negativa con el niño.
¿Cuándo acudir a un adiestrador de perros, educador canino o etólogo?
En ExpertoAnimal queremos resaltar que, desde el primer momento que observemos una conducta agresiva del perro hacia el niño será imperativo acudir al profesional, ya que de ello depende la seguridad de nuestro hijo, además, existen algunos factores de riesgo que se deben sopesar:
- Tener un hijo menor de 5 años es un factor de riesgo muy elevado, ya que el niño no es consciente de que el perro puede ser peligroso. A esta edad tampoco siguen nuestras indicaciones y no tienen empatía con el perro y la situación en general. Además, el riesgo de accidente es mayor, así como el de la gravedad del ataque.
- Si el perro realiza ataques poco predecibles hacia el niño, sin señales previas de apaciguamiento, intentar huir, ladrar o gruñir.
- También puede ocurrir que un miembro de la familia no le esté dando a la agresividad la importancia que merece y que sea reacio a acudir al especialista. Debemos explicarle por qué es importante llevarlo a cabo y qué consecuencias puede tener para el menor.
Antes de acudir al especialista debemos tener claro que los resultados no van a ser inmediatos y que no siempre van a ser eficaces al 100%. Dependiendo del perro, el tiempo que lleve manifestando esta conducta y los factores mencionados anteriormente puede ser más o menos complicado de tratar. Además, si se dejan de aplicar las pautas que nos recomiende el especialista, el perro podría volver a mostrarse agresivo con los niños.
¿Qué podemos hacer mientras esperamos la visita del especialista?
Antes de empezar una terapia para tratar la agresividad será fundamental evitar las situaciones conflictivas, como es el contacto directo entre el niño y el perro. Podemos pedir a un familiar que se quede unos días con el perro o bien con el pequeño, hasta que el profesional acuda a nuestro hogar y podamos empezar la terapia.
También será útil mejorar el bienestar del perro, proporcionándole la atención necesaria, los paseos apropiados y bajando sus niveles de estrés. No olvides que un perro mentalmente sano aprenderá mejor y más rápido y se mostrará más predispuesto a trabajar.
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