¿Cómo piden perdón los perros?

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que "algo malo" es un concepto muy diferente para los humanos y para los perros. En nuestro caso, consideramos "algo malo" el hecho de que el animal defeque dentro de casa, que haga agujeros en el jardín, que muerda los muebles o que nos rompa las zapatillas. Sin embargo, para un perro estas son conductas completamente naturales (algunas de ellas incluso muy divertidas). Por tanto, a diferencia de lo que mucha gente cree, los canes no tienen la capacidad innata de saber que han hecho algo mal porque no tienen ni idea de qué significa eso.

Pero entonces, te preguntarás, "¿por qué cuando llego a casa y mi perro se ha meado en la alfombra viene a pedirme perdón con las orejas gachas y el rabo entre las patas?". Pues aquí es donde entra en juego el proceso de aprendizaje. Los perros aprenden muy rápido a través de la asociación entre eventos, lo que significa que, si cada vez que llegas a casa y hay un charco de pis en el salón regañas a tu peludo, este termina asociando la presencia de la orina con una posterior reprimenda y actúa en consecuencia.

Sin embargo, te habrás fijado que, aunque regañes a tu perro en el momento en que te das cuenta de que ha hecho algo inapropiado, este no deja de hacerlo inmediatamente. Por ejemplo, si te encuentras con marcas de dientes en las patas de una silla y castigas al animal por ello, es probable que un rato después el perro continúe mordiendo la silla como si nada. Esto es porque el perro no es capaz de comprender así que ha hecho algo "malo", ya que es posible que el comportamiento se haya producido hace horas. Para que el perro pueda asociar de manera adecuada una conducta (morder) con un castigo (el "NO"), ambos eventos deben producirse a la vez. Esto quiere decir que si no pillas a tu perro in fraganti, es absurdo regañarle un rato después, pues el animal ya no entiende qué le estas queriendo decir, por muy "arrepentido" que parezca.

Cuando los tutores comentan que sus perros están arrepentidos y que piden perdón por hacer algo malo suelen referirse a que manifiestan una serie de posturas corporales y expresiones faciales muy características, entre las que destacan las siguientes:

• Cabeza y orejas hacia abajo.
• Cuerpo arqueado.
• Rabo entre las patas traseras, generalmente moviéndose de forma rápida.
• Relamido de belfos.
• Gemidos.
• Tumbado en el suelo bocarriba.
• Bostezos.
• Mirada ladeada.
• Se acerca y se aleja repetidamente.
• Cierra los ojos.

Todos estos comportamientos se corresponden, en realidad, con señales de calma o apaciguamiento. Además de ser capaces de asociar eventos temporales, los perros son verdaderos expertos en observar y analizar nuestro lenguaje corporal, interpretando con gran precisión cada uno de nuestros movimientos, ¡y no solo eso!, también pueden detectar, a través del olfato, cambios químicos en nuestro organismo, que les aportan indicios claros acerca de nuestro estado de ánimo.

Todo lo anterior quiere decir que, aunque no le regañes, el simple hecho de enfadarte genera una serie de señales que los perros captan rápidamente (voz más grave de lo normal, resoplidos, ligero aumento de la temperatura corporal, sudor, llevarse las manos a la cabeza, expresiones faciales de disgusto, etc.). Si tu perro ha visto estas señales alguna vez antes de ser reprimido, las asociará con una experiencia negativa. ¿Y cuál es su forma de actuar en consecuencia? Desplegar todo el repertorio de comportamientos anteriormente nombrados con el objetivo de calmar tu enfado y liberar tensiones. Ahora bien, esto no quiere decir necesariamente que tenga la más mínima idea de qué es lo que ha hecho o de por qué estás enfadado. Por tanto, ¿los perros piden perdón? No exactamente.

La conclusión de todo esto es que los perros no tienen una concepción del "bien" y del "mal" tan clara como nosotros, pero sí que son animales muy inteligentes con una enorme capacidad para aprender, por lo que no resulta complicado enseñarles que hay ciertos comportamientos que no deben realizar. Lo ideal es que la educación del perro empiece desde que es un cachorro, pues en este periodo su comportamiento es más modificable porque su sistema nervioso todavía es inmaduro y es capaz de crear y destruir miles de conexiones cada día, dotando al animal de una enorme predisposición para aprender cosas nuevas. Por ende, para lograr que tu perro entienda lo que para ti está bien, deberás tener en cuenta lo siguiente:

• Una buena socialización y un vínculo sano son la base para la convivencia con un perro y, solo con eso, nos evitaremos muchos problemas de comportamiento. En este artículo te explicamos "Cómo socializar a un cachorro".
• Siempre se debe educar a los perros utilizando refuerzos positivos, evitando amenazas y castigos físicos (golpearlo, atarlo, encerrarlo, etc.), pues a partir de estas experiencias negativas el animal puede desarrollar miedos que serán muy complicados de eliminar en el futuro y que pueden desembocar en problemas conductuales y emocionales, reduciendo su bienestar.
• Actúa al momento. Como todos sabemos, es inevitable que nuestros perros hagan cosas que no nos gusten alguna vez, especialmente cuando son cachorros, y en estos casos es importante recordar lo que hemos explicado previamente en este artículo: los canes solo asocian de manera consistente sucesos que ocurren a la vez. Por tanto, no regañes a tu perro si hace alguna trastada mientras no estás en casa, eso solo le confundirá. Es mejor que llames su atención solo si le ves haciendo algo malo y que le ofrezcas, a cambio, un comportamiento alternativo (similar e igualmente estimulante) que sí sea apropiado, reforzando este último. De esta forma, el perro no solo aprenderá qué es lo que no debe hacer, sino que también sabrá qué es lo que sí que está permitido.

Ahora que sabes cómo "piden perdón" los perros y cómo debes actuar, no te pierdas este vídeo en el que te ayudamos a educar a tu cachorro:

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