Gato tonkinés

Los tonkineses son descendientes de los siameses y los burmeses, pues fue a través de cruces de felinos de estas dos especies cómo se originaron los primeros ejemplares de gato tonkinés. Al principio se los conocía como siameses dorados, lo cual hace difícil datar el momento exacto de la aparición de la raza. Muchos dicen que ya en 1930 existían los gatos tonkineses, mientras que otros apoyan que no fue hasta 1960 cuando nació la primera camada que sería reconocida como tal.

Sea cual sea la fecha que data el origen del gato tonkinés, lo cierto es que en 1971 la raza fue reconocida por la Canadian Cat Association y por la Cat Fanciers Association en 1984. Por el contrario, la fife aún no ha establecido el estándar de la raza.

Los gatos tonkineses se caracterizan por tener un cuerpo equilibrado, ni demasiado grande ni demasiado pequeño, con un peso promedio de entre 2,5 y 5 kilogramos, siendo gatos de tamaño mediano.

Siguiendo con las características físicas del gato tonquinés, podemos decir que su cola es bastante larga y fina. Su cabeza es de silueta redondeada y forma de cuña modificada, más larga que ancha y de hocico romo. En su cara destacan sus ojos de penetrante mirada y forma almendrada, de gran tamaño y siempre de color azul cielo o verde azulado. Sus orejas son medianas, redondeadas y de base ancha.

Colores del gato tonkinés

El pelaje de los tonkineses es corto, suave y lustroso. Se aceptarían los siguientes colores y patrones: natural, champagne, azul, platino y honey (aunque este último no es aceptado por la CFA).

Los tonkineses son unos gatos de carácter dulce, muy cariñosos y que adoran pasar tiempo con su familia y con otros animales, lo cual es un gran punto a favor si queremos que nuestro tonkinés conviva con niños o con otros animales. Por esta razón, no toleran bien pasar mucho tiempo solos, pues necesitan de la compañía de los suyos para ser felices.

Tendremos que considerar que esta raza es extremadamente activa e inquieta, por lo que han de tener un espacio suficiente para sus juegos y poder ejercitarse, de lo contrario se mostrarán excesivamente nerviosos y pueden presentar tendencias destructivas o disruptivas como los excesos de maullidos.

Dado que son tan juguetones podemos prepararles un parque de juegos con rascadores de diversas alturas, juguetes comprados o hechos por nosotros mismos.

Estos felinos son muy agradecidos también en lo que a cuidados se refiere, pues, por ejemplo, su pelaje solo requerirá un cepillado semanal para mantenerse limpio y en un estado envidiable. Eso sí, hemos de cuidar que su dieta sea balanceada y saludable, no dándoles demasiados snacks y proporcionándoles un pienso de calidad que les permita tener un estado de salud y un peso óptimos. También podemos optar por elaborar una dieta casera, como la dieta BARF, siguiendo los consejos de un veterinario especializado en nutrición.

Puesto que el gato tonkinés es una raza que se caracteriza por ser muy activa, es bueno que juguemos con él diariamente y le ofrezcamos un adecuado enriquecimiento ambiental, con rascadores de varias alturas, juguetes variados, etc. Si tenemos niños será fácil que ambos pasen tiempo juntos y se diviertan en esa compañía mutua.

Los tonkineses son gatos bastante saludables, aunque parecen sufrir con más facilidad una anomalía visual denominada estrabismo, que provoca que los ojos muestren una descoordinación, teniendo una mirada que para muchos no resulta demasiado estética. Esto lo comparten con los siameses, pues lo han heredado de ellos, pero no implica más problemas que la mera estética, e incluso hay casos en los que se corrige solo.

De todas formas, es importante acudir al veterinario de forma periódica para comprobar que su estado de salud se encuentra en perfectas condiciones, administrar las vacunas pertinentes y llevar a cabo una correcta desparasitación. Si ofrecemos todos los cuidados, la esperanza de vida del gato tonkinés se sitúa entre los 10 y los 17 años.