Sonidos que solo escuchan los perros

Cuando regresas a tu hogar, ¿tienes la impresión de que tu perro sabía que estabas a punto de llegar e incluso se había preparado para recibirte con gran entusiasmo? Lejos de ser un mero producto de tu imaginación, esto es un hecho que se explica por el asombroso alcance de la audición de los perros. No es que tu perro intuya que tu llegada está por producirse, sino que es capaz de oír tus pasos, el ruido de tus llaves y también de sentir tu olor mucho antes de que te acerques a la puerta.

También hay veces en las que el alcance auditivo de los perros genera algunas situaciones curiosas, como cuando los tutores se preguntan “¿por qué mi perro ladra a la nada?” o “¿por qué mi perro se queda mirando fijamente a la nada?”. En ambos casos, no es necesario recurrir a fantasmas ni ningún otro tipo de fenómeno sobrenatural para explicar esta conducta. Casi siempre, lo que sucede es que el perro percibe algún estímulo y reacciona ante esta percepción. Pero, como nuestros sentidos no son capaces de detectar este estímulo, creemos que la reacción de nuestro peludo es hacia la nada misma.

Y cuando hablamos de largas distancias, hay varios tipos de sonidos que solo pueden escuchar los perros. Para que te hagas una idea, nuestros perros pueden captar sonidos que se producen a más 25 metros de donde se encuentran, lo que supone una distancia cuatro veces superior a la que nosotros podemos escuchar.

Lamentablemente, estos dispositivos han sido – y siguen siendo - ampliamente empleados en el adiestramiento canino. Su funcionamiento se basa en la emisión de frecuencias ultrasónicas que son, precisamente, uno de los sonidos que solo escuchan los perros. Es por ello que, cuando alguien sopla un silbato ultrasónico para perros, las personas de alrededor no escuchan ningún ruido, pero los perros sí.

De hecho, una de las grandes diferencias entre la audición humana y la perruna está en el rango de frecuencias que cada una es capaz de detectar. Mientras los perros pueden percibir frecuencias sonoras de hasta 70.000 Hz, los humanos sólo podemos oír las que se ubican entre los 15.000 o 16.000 Hz y los 20.000Hz. En términos prácticos, ello significa que nuestros perros escuchan ruidos mucho más agudos de los que nosotros somos capaces de oír. El problema es que las frecuencias de sonidos muy agudos, como las emitidas por los silbatos ultrasónicos, resultan sumamente desagradables para los perros. Por esta razón, desde ExpertoAnimal, no fomentamos el uso de dispositivos de ultrasonido y recomendamos que pruebes con otros métodos más seguros y motivadores para tu peludo, como el refuerzo positivo o el uso del clicker para perros.

Así mismo, hay muchos otros ruidos (no necesariamente ultrasónicos) que suelen generar incomodidad o incluso estrés en los perros, los cuales deberíamos evitar dentro de lo posible. Para conocerlos uno a uno, no dejes de echar un vistazo al siguiente artículo: “Sonidos que más molestan a los perros”.

Es cierto que los perros, y algunos otros animales, pueden intuir los desastres naturales. Si bien no existen evidencias científicas que respaldan esta capacidad premonitoria, sí hay estudios que apuntan a que los perros son capaces de detectar vibraciones o sonidos de alta frecuencia que provienen del suelo en estas ocasiones y que están directamente relacionados con los movimientos sísmicos. Además, está comprobado que el oído de los perros puede llegar a captar hasta 35.000 vibraciones por segundo.

Estos sonidos que pueden escuchar los perros y otros animales con una audición sumamente sensible, les permitiría anticipar la llegada de fenómenos naturales como terremotos, sismos o tsunamis, antes de que sus efectos sean perceptibles para las personas. Y si tienes un particular interés en este tema, te recomendamos la siguiente lectura: “Cosas que los perros pueden predecir”.

Aunque nuestros ancestros debieron desarrollar buenas habilidades de caza para sobrevivir, hace ya muchos siglos que los humanos nos hemos habituado a no tener que cazar para conseguir nuestros alimentos. Entre otras repercusiones, ello ha hecho que, hoy en día, no tengamos un instinto cazador tan acentuado ni habilidades sensoriales tan desarrolladas como otros animales, como los perros. En un entorno natural, los perros, al igual que los lobos, deberían ser capaces de reconocer fácilmente la presencia de posibles presas en su entorno. Para ello, emplearían su poderosísimo olfato y su gran alcance auditivo para identificar la ubicación de los animales que, posteriormente, serían cazados.

Si bien llevan varias décadas conviviendo con las personas en entornos domésticos u hogareños, los perros siguen conservando una serie de comportamientos instintivos y varios de ellos están directamente relacionados con la caza y toda la estimulación sensorial involucrada en esta actividad. Así pues, aunque tu perro jamás haya tenido que cazar para alimentarse, su oído es perfectamente capaz de reconocer incluso los ruidos más sutiles que provienen de otros animales, ya sean gatos o pájaros, entre otros, que podrían ser presas en el contexto de una cacería. Además, tratándose de animales que construyen sus madrigueras y/o se mueven bajo la tierra, como los topos y los ratones, la capacidad que tienen los perros de percibir las vibraciones subterráneas también es de gran utilidad en la detección de estas presas.

Sin embargo, estos ruidos de posibles presas no siempre son sonidos que solo pueden escuchar los perros, ya que hay otros animales con habilidades auditivas y de caza bien desarrolladas que también son capaces de percibirlos. Por ejemplo, los gatos detectan con notable facilidad los sonidos que naturalmente emiten sus principales presas (por lo general, ratas y pequeñas aves). Sin embargo, los mismos suelen resultar inaudibles para los humanos.

Más allá de los movimientos de sus presas, hay varios otros sonidos que sólo escuchan los perros provenientes de la naturaleza. Por ejemplo, las hojas de los árboles moviéndose con el viento, las masas de agua siguiendo su curso, el zumbido de las diferentes especies de insectos, las gotas de agua de la lluvia cayendo sobre los pétalos de las flores, el ruido que hacen las aves y los murciélagos al batir sus alas, entre muchos otros.

En este caso, el hecho de que no siempre podamos percibir tales estímulos no necesariamente está relacionado con nuestro bajo alcance auditivo. Es decir, hay veces en que realmente no podemos oírlos porque se producen muy lejos de donde nos encontramos y no tenemos la misma amplitud auditiva que nuestros perros. Pero, hay otras veces en que sencillamente no prestamos atención a los estímulos más sutiles de nuestro alrededor. Generalmente, ello se debe a que vivimos casi en modo automático y las cosas más sencillas llegan a parecernos una pérdida de tiempo.

Por ello, una de las cosas que los perros nos enseñan es a reconectarnos con la naturaleza que nos rodea y que es una fuente inagotable de belleza. Tomarnos el tiempo para disfrutar de estos momentos sencillos al aire libre no solo nos ayuda a afianzar el vínculo con nuestros perros, sino que también nos permiten llevar una vida más activa y conocernos mejor a nosotros mismos, redescubriendo nuestras habilidades sensoriales, físicas y cognitivas.

Los latidos cardíacos son un fenómeno acústico que se produce a causa de los movimientos de abrir y cerrar de las válvulas del corazón. Te habrás dado cuenta de que los propios médicos especialistas en la salud de este órgano necesitan emplear un aparato para amplificar este sonido y averiguar si hay algo anómalo en él. Sin embargo, los perros son perfectamente capaces de oír estos sonidos del corazón sin el uso de cualquier aparato amplificador. De hecho, tu perro detecta rápidamente que tu frecuencia cardíaca se acelera y esta es una de las señales que le permiten saber cuándo tienes miedo, te sientes estresado o estás enfadado por alguna razón. No obstante, es su poderoso olfato el principal responsable de detectar los cambios hormonales y fisiológicos que se producen en tu cuerpo cuando te ves afectado por el temor, el estrés, la ira, la tristeza u otra emoción negativa. Entonces, si te preguntas si los perros pueden oler el miedo de las personas, la respuesta es: ¡SÍ!

Además, los perros entrenados para tareas de búsqueda y rescate son capaces de oír incluso frecuencias cardíacas y pulmonares muy débiles provenientes de personas soterradas por la nieve o atrapadas bajo escombros, por ejemplo. Ello se debe a que el entrenamiento al que han sido sometidos ha estado enfocado en amplificar aún más su alcance auditivo y maximizar su concentración.

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