Problemas del comportamiento

¿Cómo castigar a un gato cuando se porta mal?

 
Eduarda Piamore
Por Eduarda Piamore, Técnica en psicología, educación y adiestramiento canino y felino. 25 septiembre 2024
¿Cómo castigar a un gato cuando se porta mal?
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El momento oportuno para señalar a tu gato una conducta inapropiada o indeseada es justo después de la ejecución de la misma. No obstante, tan importante es saber cuándo castigar a un gato como entender cómo hacerlo de la manera correcta. En este sentido, debes tener claro que el castigo solo cumple un propósito educativo cuando se limita a la señalización mediante palabras o gestos de una conducta o acción que resulta peligrosa o destructiva, ya sea para ti, para tu hogar o para el propio minino.

Así pues, castigar a un gato jamás debe suponer una privación de sus libertades básicas, como tampoco la exposición a cualquier tipo de violencia o humillación. Para ayudarte, en este artículo del ExpertoAnimal, explicamos cómo castigar a un gato cuando se porta mal sin poner en riesgo su bienestar ni vuestro vínculo. ¡Sigue leyendo!

Índice
  1. ¿Cuándo castigar a un gato?
  2. Tipos de castigo en gatos
  3. ¿Cómo corregir a un gato cuando se porta mal?

¿Cuándo castigar a un gato?

Antes de saber cómo castigar a un gato cuando muerde o se porta mal, es necesario entender que esta acción combativa solo surtirá el efecto deseado cuando se realiza inmediatamente después de que la conducta inapropiada se lleva a cabo. Así pues, si deseas indicar a tu gato que morder no es un comportamiento aceptable durante una sección de juegos, debes señalarle esto inmediatamente después de que se produzca la mordida. De esta manera, te aseguras de que tu gato pueda conectar tu reacción con el comportamiento que tratas de combatir (morderte mientras juega, en este caso).

Si regañas a tu gato por una conducta que se produjo varios minutos o incluso horas antes, él no logrará entender la razón por la que lo regañas. En consecuencia, tu comportamiento solo le generará confusión, estrés o incluso miedo. Y si esta situación se repite en vuestro día a día, lo más probable es que tu gato acabe teniéndote miedo, lo que perjudicará vuestro vínculo y su proceso educativo. Para profundizar en este tema, te recomendamos la siguiente lectura: “¿Por qué mi gato me tiene miedo?”.

¿Cuándo NO castigar a un gato?

En los siguientes apartados, hablaremos de cómo combatir estas y otras conductas inadecuadas en nuestros mininos. Pero, antes, aclaremos que el empleo del regaño y cualquier tipo de castigo no es eficaz ni aconsejable para inhibir comportamientos instintivos en los gatos. Estas conductas son inherentes a la naturaleza felina y cumplen un rol clave en la comunicación de los gatos, por lo que intentar eliminarlas supone atentar contra sus libertades básicas.

Así mismo, los comportamientos relacionados con el deseo sexual, como el marcaje, la monta y el escapismo, pueden ser atenuados mediante una castración temprana. Si quieres saber más sobre este procedimiento y el mejor momento de llevarlo a cabo, echa un vistazo a: “¿Cuándo castrar a un gato?”.

¿Cómo castigar a un gato cuando se porta mal? - ¿Cuándo castigar a un gato?

Tipos de castigo en gatos

En primer lugar, es importante aclarar que el término “castigo” tiene un significado específico - y distinto a la concepción popular – dentro del adiestramiento felino y canino. Usualmente, las personas suelen conectar el acto de castigar con exponer a un individuo a estímulos o circunstancias desagradables o incluso dolorosas. Si redujéramos el concepto de “castigo” a este entendimiento, es obvio que no habría una metodología correcta o aceptable de cómo castigar a un gato cuando se porta mal. Ello porque exponer a un animal, independientemente de su especie, a este tipo de contextos negativos tiene un efecto contraproducente en su educación y en su salud física y mental.

No obstante, en el universo del adiestramiento existen diferentes tipos de castigos en gatos, los cuales se subdividen en dos grandes grupos:

  • Castigo positivo: consiste en añadir un estímulo desagradable o aversivo en el entorno del gato. Por ejemplo, gritarle, pegarle o encerrarle después de que haya hecho algo que se considera “malo”. Por ende, este tipo de castigo en gatos es lo que más se asemeja a la concepción usual de castigar.
  • Castigo negativo: su aplicación supone eliminar del entorno del minino un estímulo agradable o placentero. Por ejemplo, interrumpir inmediatamente una sección de juegos cuando tu gato te muerde, con el propósito de señalarle que, al morderte, él se verá privado de algo que le resulta placentero (el acto de jugar, en este caso).

El empleo del castigo positivo en gatos y perros está cada vez más desaconsejado, ya que supone exponerlos a emociones negativas, como el miedo y el estrés, que repercuten muy negativamente en su salud y su comportamiento, así como en el vínculo con sus tutores. No obstante, un correcto empleo del castigo negativo puede ser necesario en ciertas ocasiones. Por ejemplo, si vemos que un gato va a ingerir alguna comida o planta tóxica para él, o si está masticando un cable que conduce electricidad, es evidente que debemos actuar rápidamente para privarlo de este estímulo y, así, prevenir daños a su integridad. Lógicamente, la clave está en saber cómo hacerlo de la manera correcta, sin lastimar al gato ni generar una reacción negativa que puede resultar tan peligrosa como la acción que deseamos evitar.

¿Cómo corregir a un gato cuando se porta mal?

La clave para educar a un gato correctamente está en entender que señalar una conducta inadecuada es solo el primer paso, pero no resulta suficiente para evitar que la misma se repita. Para ello, es necesario presentar al gato la alternativa correcta, es decir, enseñarle cuál es la manera más adecuada y segura de satisfacer sus necesidades o deseos. Para lograrlo, y saber cómo castigar a un gato cuando se porta mal, es importante seguir los siguientes pasos:

  1. Señala la conducta inadecuada. Para ello, no es necesario recurrir al castigo positivo, ya sea mediante gritos o el empleo de cualquier tipo de violencia o amenaza. Basta con decirle un firme “¡NO!” inmediatamente después de la ejecución de la conducta inadecuada para señalarle que la misma no es aceptable. En algunos casos, podrás emplear el castigo negativo, privando a tu minino de un estímulo agradable, para que él entienda que la ejecución de esta conducta no conlleva a la obtención de ninguna recompensa. Por ejemplo, si tu gato te muerde jugando, además de decirle el firme “¡No!”, debes interrumpir inmediatamente el juego, lo que, como vimos, supone privarlo de un estímulo placentero.
  2. Presenta la alternativa correcta. Por más inteligentes que sean, los gatos no pueden aprender por sí solos qué significa, para los humanos, portarse mal o bien. Es nuestra responsabilidad, como tutores, enseñarles a nuestros mininos qué conductas consideramos adecuadas y cuáles no. Así pues, además de señalar a tu gato que no debe comportarse de cierta forma, necesitas mostrarle cómo esperas que él se comporte. Siguiendo con el ejemplo anterior, después de comunicar a tu gato que no debe morderte, necesitarás ofrecerle recursos que sí sirven para este propósito, como un juguete o un mordedor.
  3. Refuerza las conductas adecuadas. Siempre que tu gato lleve a cabo la conducta u orden que intentas enseñarle, ofrécele una recompensa para facilitar que él asimile su ejecución con la obtención de algo placentero. El refuerzo positivo es mucho más eficaz que cualquier tipo de castigo en gatos, justamente porque se concentra en favorecer la asimilación de conductas deseables, manteniendo a los mininos motivados a avanzar en el aprendizaje. No obstante, es importante variar el tipo de premios que ofreces a tu gato (no usando siempre la comida como una motivación), así como reducir progresivamente su ofrecimiento, a medida que el minino vaya incorporando la conducta a su rutina.
  4. Evita fomentar conductas indeseadas. Cuanto antes empieces a educar a tu gato, más rápida y sencilla será la asimilación de cualquier conducta, orden o tarea que desees enseñarle. Por ello, lo ideal es que la educación del gato se inicie después de su llegada al hogar, y preferiblemente desde una temprana edad. Además, es clave no fomentar en los gatos cachorros conductas que no deseamos ver reflejadas en el comportamiento de un gato adulto. Para ayudarte en este proceso, preparamos la siguiente guía: “¿Cómo educar a un gato desde que es pequeño?”.

Por último, pero no menos importante, ten en mente que, muchas veces, la manifestación de conductas destructivas en los gatos está impulsada por la necesidad de liberar un exceso energético. Esto sucede con particular frecuencia cuando un minino vive en un ambiente empobrecido, donde no encuentra los recursos más apropiados y seguros para gastar energía y entretenerse. Por ello, enriquecer el ambiente de tu gato es sumamente importante en la conservación de un comportamiento equilibrado y una buena conciliación del sueño. Y si no sabes bien por dónde empezar, no pierdas nuestros consejos en: “Enriquecimiento ambiental para gatos”.

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