Dieta para perros con problemas hepáticos

El hígado realiza funciones imprescindibles para la vida, como la síntesis de sustancias, la eliminación de tóxicos de la sangre o la fabricación de factores de coagulación. Además, produce la bilis, que se acumula en la vesícula biliar hasta su liberación en el duodeno, donde ayuda a la digestión de las grasas. No hay que perder de vista este aspecto a la hora de confeccionar una dieta para perros con problemas hepáticos.

Cuando el hígado falla, apreciaremos signos clínicos inespecíficos, como anorexia, adelgazamiento, vómitos, diarrea, aumento de la ingesta de agua y de la eliminación de orina, pero, también, otros característicos de la insuficiencia hepática, como ictericia, ascitis o encefalopatía hepática, que cursa con descoordinación, cambios en el comportamiento o hipersalivación y es consecuencia del alto nivel de toxinas que se quedan sin eliminar en la sangre.

Dentro de estas toxinas destaca el amoniaco, que procede del metabolismo de las proteínas. Por ello, estas, además de la inapetencia y los problemas digestivos, son otros elementos a tener en cuenta en la dieta para perros con problemas hepáticos. La insuficiencia hepática puede deberse a diferentes causas. Será el veterinario quien, tras las pruebas pertinentes, llegue al diagnóstico y prescriba el tratamiento adecuado, que va a combinar fármacos y dieta.

Como hemos visto, el hígado interviene en múltiples funciones del organismo, como la síntesis de sustancias o la eliminación de tóxicos. Por eso, parte del tratamiento consiste en controlar las sustancias que va a tener que metabolizar o desechar este órgano. De ahí que sea importante actuar directamente sobre la alimentación en estos perros. De lo contrario, mantener su dieta habitual o descuidar este aspecto puede llevar a un sobresfuerzo del hígado o a incrementar la cantidad de sustancias tóxicas que se acumularán en la sangre.

Esta situación puede provocar graves lesiones al perro, por ejemplo, si llega a sufrir una encefalopatía hepática. Por eso, en los problemas hepáticos, pasar al perro a una dieta adaptada a este trastorno es tan importante como darle el tratamiento farmacológico que paute el veterinario. Necesita una nutrición específica y de alta calidad, controlando tanto la composición como los porcentajes de cada ingrediente seleccionado. Hay que saber que a veces el cambio de alimentación es temporal, pero habrá casos en los que será de por vida, pues algunos perros sufrirán daños hepáticos irreversibles.

Conscientes de la necesidad de disponer de un alimento para perros con problemas hepáticos, son varias las marcas que ofrecen dietas comerciales pensadas para ellos, tanto de comida húmeda como de pienso. Pero, ¿cómo alimentar a un perro con problemas hepáticos? Lo vemos a través del ejemplo de NFNatcane. Su línea Special Care cuenta con un producto creado para ayudar al funcionamiento del hígado, por lo que es apto para perros con insuficiencia hepática aguda o crónica, que son los que deberán consumir este tipo de alimento durante toda su vida.

Se considera super premium y está hecho para perros adultos. Se caracteriza por un bajo contenido en proteína, en un porcentaje del 18 %, lo que es importante para controlar la presencia de amoniaco, derivado de su metabolismo. De esta forma no se sobrecarga el hígado. Esta proteína es, además, de fácil digestión, alta calidad y origen animal, procedente del pollo, del atún y del pato. Contiene también una combinación de botánicos con efecto colerético, es decir, que activa la producción de bilis, y colagogo, que ayuda a la expulsión de la bilis retenida en la vesícula biliar.

Como fuente de hidratos de carbono encontramos el boniato, la patata y el arroz. La receta también incluye frutas, verduras y aceite de salmón, rico en ácidos grasos omega 3 y 6, que contribuyen al mantenimiento de una piel y un pelo sanos. Los probióticos y prebióticos naturales presentes ayudan a cuidar del sistema digestivo.

Las carnes se añaden hidrolizadas y las hortalizas deshidratadas, lo que favorece todavía más la digestión y garantizar que los alimentos mantienen sus nutrientes lo máximo posible. Si tu perro sufre problemas hepáticos, no dudes en probar Special Care de NFNatcane, se trata de un alimento de gran calidad y a un precio más que competitivo.

Consideraciones a tener en cuenta en casos especiales

Hay que recordar que este tipo de alimentos no son para perros sanos y solo pueden administrarse si los receta el veterinario tras examinar y diagnosticar al perro. Es importante tener este dato en cuenta, no solo porque podríamos perjudicar a un perro sano, sino porque algunos perros con problemas hepáticos van a necesitar un alimento todavía mucho más específico.

Un ejemplo son los que sufren de encefalopatía hepática, que van a requerir proteínas, pero no de origen animal, sino vegetal o procedentes de la leche. También hay que saber que algunos perros con problemas hepáticos pueden rechazar el pienso, ya que se sentirán inapetentes. En estos casos podremos recurrir a una opción húmeda o a remojar el pienso con agua durante unos minutos para que adquiera una consistencia blanda más apetecible. Además, si servimos el alimento tibio aumentamos su aroma y lo hacemos más atractivo para el perro enfermo.

Se recomienda ofrecer la comida varias veces al día y en pequeñas raciones. En concreto entre 3 y 6, según nos indique el veterinario.

Los veterinarios recomiendan dar a los ejemplares enfermos un pienso hepático para perros comercial porque consideran que es más sencillo controlar el aporte de nutrientes que le estamos ofreciendo, por no hablar de que es una opción fácil de administrar y de conservar. Pero si nuestro perro no acepta el pienso, podemos pensar en recurrir a una dieta casera. Lo importante, siempre, es que coma, aunque no sea lo más adecuado.

Si nos decantamos por esta opción, siguiendo el asesoramiento del veterinario, tendremos que escoger carnes bajas en grasas, como el pollo o el pavo. Tienen que representar aproximadamente un 20 %, pero hay que ir valorando el aporte en función de la evolución del perro. También pueden darse proteínas de origen vegetal o lácteo, de soja o de gluten de maíz.

A la receta, sin sal, puede añadirse, por ejemplo, pulpa de remolacha, que incorpora fibra, e hidratos de carbono, no más de un 45 %. El arroz blanco cocido es muy utilizado en estos casos. Las verduras también pueden formar parte de la receta y podemos aliñar el plato con aceite vegetal. Con las grasas hay que tener cuidado, sobre todo si el perro padece colestasis, en la que hay una obstrucción del conducto biliar que impide el normal flujo de la bilis del hígado hasta el duodeno. Por último, habrá que añadir las vitaminas que nos indique el veterinario. Este profesional también será el encargado de pautarnos las cantidades según las necesidades de nuestro perro.

Más que hablar de prohibiciones tenemos que insistir en que los alimentos que se le ofrezcan al perro sean de calidad. Prohibir o limitar el consumo de algunos a la hora de confeccionar la dieta para nuestro perro con un problema hepático, va a depender del trastorno concreto que padezca. Por ejemplo, en los casos en los que la comida deba tener un contenido limitado de cobre debemos evitar alimentos que lo presenten en alta cantidad como cordero, cerdo, vísceras, judías, lentejas, germen de trigo o champiñones.

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