Partes de la abeja
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Las abejas son criaturas fascinantes que desempeñan un papel vital en nuestro ecosistema. No solo nos deleitan con su belleza, sino que también son polinizadores clave, lo que significa que desempeñan un papel crucial en la reproducción de muchas plantas. Para comprender mejor a estos increíbles insectos, es fundamental conocer las partes que conforman su anatomía. Desde su cuerpo hasta sus órganos especializados, cada componente de las abejas juega un papel esencial en su supervivencia y en el equilibrio de la naturaleza.
En este artículo de ExpertoAnimal exploraremos detalladamente las 3 partes de las abejas y descubriremos cómo cada una contribuye a su singularidad y adaptabilidad.
Cabeza de las abejas
La cabeza de las abejas es una estructura compleja que alberga numerosas partes especializadas. Cada una de estas partes cumple funciones específicas y es fundamental para el funcionamiento y el comportamiento de estos insectos sociales. A continuación, exploraremos las principales partes de la cabeza de las abejas:
Ojos compuestos
Los ojos compuestos de las abejas están compuestos por miles de omatidios, que son unidades visuales individuales. Cada omatidio actúa como una pequeña lente y contiene células fotosensibles llamadas fotorreceptores. Estos fotorreceptores son sensibles a diferentes longitudes de onda de luz, lo que permite a las abejas percibir una amplia gama de colores, incluidos los ultravioleta. Esta visión ultravioleta les resulta especialmente útil para encontrar flores, ya que pueden detectar patrones de color y señales visibles solo para ellas.
Ojos simples
Las abejas tienen tres ocelos ubicados en la parte superior de su cabeza. Aunque los ocelos no proporcionan una visión clara, son sensibles a la luz y se utilizan para detectar cambios en la intensidad lumínica. Esto ayuda a las abejas a mantener el equilibrio y la estabilidad durante el vuelo, así como a navegar utilizando referencias como la posición del sol.
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Antenas
Las antenas de las abejas son órganos altamente sensibles y multifuncionales. Están cubiertas de pequeñas estructuras llamadas sensilas, que son sensibles a diferentes tipos de estímulos químicos y táctiles. Las antenas permiten a las abejas detectar feromonas emitidas por la reina y otras abejas de la colmena, lo que ayuda en la comunicación y la organización social. También les permiten detectar olores y sabores en el ambiente, lo que es esencial para encontrar fuentes de néctar y polen, así como para identificar posibles amenazas.
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Mandíbulas o mandíbulas masticadoras
Las mandíbulas de las abejas son estructuras fuertes y dentadas que les permiten recoger polen de las flores y manipular materiales en la colmena. Estas mandíbulas también son utilizadas para defender la colmena, ya que las abejas obreras las emplean para morder e incapacitar a posibles intrusos. Las mandíbulas están adaptadas de forma especializada según la función de cada abeja dentro de la colmena, como alimentar a las larvas o construir los panales de cera.
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Probóscide o lengua
La probóscide es una estructura alargada y flexible en forma de tubo que las abejas despliegan para recolectar néctar de las flores. Esta lengua está formada por dos partes tubulares llamadas lacinias, que están recubiertas de diminutos pelos que son las papilas gustativas. Las abejas pueden introducir su probóscide en el interior de las flores para alcanzar el néctar, mientras que las papilas gustativas les permiten saborear y evaluar la calidad del néctar. La longitud de la probóscide puede variar según la especie de abeja y el tipo de flores que visitan.
Tórax de las abejas
El tórax es una sección crucial del cuerpo de las abejas, ya que es el centro de su sistema locomotor y alberga las principales partes responsables del vuelo y la movilidad. Las alas, las patas, el esternón y los músculos de vuelo trabajan en conjunto para permitirles a las abejas volar, recolectar alimentos, comunicarse y llevar a cabo las tareas diarias dentro de la colmena. Veamos las partes principales del tórax de las abejas:
Alas
El tórax de las abejas contiene dos pares de alas: las alas anteriores y las alas posteriores. Estas alas son membranosas y están conectadas al exoesqueleto del tórax. Las abejas pueden mover y ajustar la posición de sus alas para generar diferentes patrones de vuelo, desde el zumbido rápido y agitado durante la recolección de néctar hasta el vuelo lento y estacionario durante la polinización de flores.
Las alas les permiten a las abejas explorar su entorno y desplazarse de un lugar a otro. Además, son capaces de plegar sus alas hacia atrás cuando no están volando, lo que les permite moverse dentro de la colmena sin obstáculos.
Patas
Las abejas tienen tres pares de patas unidos al tórax. Cada pata consta de varias partes, incluyendo el fémur, la tibia y el tarso. Estas patas son altamente especializadas y adaptadas a diferentes funciones. Las patas delanteras están equipadas con estructuras especiales llamadas peines que utilizan para la limpieza y el mantenimiento de las antenas y las partes bucales.
Estas estructuras también se utilizan para manipular el polen y recolectarlo de las estructuras de las flores. Las patas medias son utilizadas para recolectar y transportar polen, mientras que las patas traseras tienen canastas de polen (corbícula) donde las abejas recolectoras almacenan las cargas de polen. Además, las patas de las abejas les permiten caminar, trepar y manipular materiales en la colmena.
Esternón
El esternón es una placa ventral en el tórax de las abejas que sirve como punto de unión para los músculos de vuelo. Estos músculos, que se extienden desde el esternón hasta las alas, se contraen y relajan rápidamente, permitiendo que las alas se muevan hacia arriba y hacia abajo durante el vuelo. El esternón también contiene glándulas de cera en las abejas obreras. Estas glándulas producen pequeñas escamas de cera que las abejas utilizan para construir los panales y almacenar miel y polen en la colmena.
Músculos de vuelo
Las abejas poseen una musculatura de vuelo altamente desarrollada en su tórax. Estos músculos, conocidos como músculos torácicos, están formados por dos grupos principales: los músculos directos e indirectos de vuelo. Los músculos directos controlan el movimiento de las alas anteriores, mientras que los músculos indirectos son responsables del movimiento de las alas posteriores. La contracción y relajación coordinada de estos músculos permiten a las abejas volar, cambiar de dirección y mantener el equilibrio en el aire. Los músculos de vuelo son especialmente desarrollados en las abejas obreras, ya que son las principales responsables de la recolección de néctar y polen.
Abdomen de las abejas
El abdomen es una sección importante del cuerpo de las abejas que alberga varios órganos vitales y desempeña funciones esenciales como la respiración, la digestión, la producción de cera y la reproducción. Cada parte del abdomen contribuye a la adaptación y el funcionamiento eficiente de las abejas dentro de su colmena y en su entorno natural. Veamos las principales partes del abdomen de las abejas:
Anillo abdominal
El abdomen de las abejas está compuesto por varios segmentos o anillos abdominales que se unen mediante membranas flexibles. Estos segmentos permiten cierta movilidad y flexibilidad en el abdomen de las abejas. Además, cada segmento contiene músculos que ayudan en la contracción y relajación del abdomen durante diversas actividades, como la extracción de néctar de las flores, la expulsión de heces y la defensa de la colmena.
Los segmentos abdominales están cubiertos por placas duras y esclerotizadas llamadas tergitos y esternitos. Los tergitos son las placas dorsales del abdomen, mientras que los esternitos son las placas ventrales. Estos, están conectados por membranas flexibles, lo que permite cierta movilidad en el abdomen de las abejas. La cantidad de tergitos y esternitos varía según la especie, pero generalmente hay seis visibles.
Glándulas de cera
En la anatomía de las abejas obreras nos encontramos que tienen glándulas de cera en su abdomen. Estas glándulas están ubicadas en la parte inferior del abdomen y producen escamas de cera. Cuando las abejas necesitan construir nuevos panales o reparar los existentes, segregan cera líquida a través de pequeños poros en los segmentos abdominales. Luego, manipulan y moldean la cera con sus mandíbulas y patas para crear las células hexagonales características de los panales.
Espiráculos
Otra de las características de las abejas son los espiráculos, pequeñas aberturas en los segmentos abdominales de las abejas que les permiten respirar. Estas aberturas están cubiertas de pequeños pelos que actúan como filtro para evitar la entrada de partículas no deseadas en el sistema respiratorio de las abejas. Los espiráculos son una parte crucial del sistema respiratorio de las abejas, ya que permiten el intercambio de gases al tomar oxígeno del aire y liberar dióxido de carbono producido durante la respiración celular.
Órganos digestivos
El abdomen de las abejas alberga los órganos digestivos principales, incluyendo el buche y el estómago. El buche, también conocido como esófago anterior, es una expansión del tubo digestivo que almacena y transporta el néctar recolectado desde la boca hasta el estómago.
El néctar almacenado en el buche es procesado por enzimas digestivas y se mezcla con enzimas procedentes del estómago para iniciar la descomposición de los azúcares presentes en el néctar. Posteriormente, el néctar procesado pasa al estómago, también llamado buche de miel, donde se completa la digestión y se absorben los azúcares para proporcionar energía a las abejas.
Órganos reproductivos
En las abejas, el abdomen alberga los órganos reproductivos. En las abejas obreras, estos órganos están subdesarrollados y no son funcionales. Sin embargo, en las abejas reinas, el abdomen contiene los ovarios, que son los órganos donde se producen y maduran los óvulos. Las abejas reinas son las únicas abejas fértiles de la colmena y son responsables de poner huevos, lo que es esencial para la reproducción y la continuidad de la colonia.
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