Características de las serpientes
Las serpientes u ofidios (clase Serpentes) son unos reptiles que carecen de patas y, sin embargo, se desplazan con facilidad. Poseen un cuerpo muy delgado, pero pueden comer animales mucho más grandes que ellas. Además, algunas especies presentan un veneno tan potente que puede matar a un ser humano. Por este motivo, las serpientes se han relacionado con la muerte o el diablo en muchas culturas y han sido muy perseguidas a lo largo de la historia.
A pesar de los mitos sobre ellas, la mayor parte de las serpientes no suponen ningún peligro para los seres humanos. Al contrario, la mayoría se alimentan de otros animales que sí son una seria amenaza para las cosechas. Por ello, es muy importante conocer mejor a estos reptiles tan interesantes. No te pierdas este artículo de ExpertoAnimal sobre las principales características de las serpientes, dónde viven y qué comen.
¿Cuáles son las características de las serpientes?
Las serpientes u ofidios (clase Serpentes) pertenecen al clado de los saurópsidos, como los lagartos, las tortugas y las aves. Por este motivo, presentan las típicas características de los reptiles. Además, poseen otros caracteres propios que las diferencia como grupo. En este apartado te mostramos las principales características de las serpientes.
Características físicas de las serpientes
Las serpientes son reptiles de cuerpo alargado que no poseen patas, por lo que se desplazan reptando sobre el suelo. Es una de las principales características de las serpientes, pero ¿cómo lo hacen? Su cuerpo está recorrido por vértebras cortas, anchas y flotantes que les permiten desplazarse mediante rápidas ondulaciones laterales. Para ello, se impulsan ejerciendo fuerzas laterales contra las irregularidades del terreno.
Gracias a su movimiento, las serpientes son muy hábiles huyendo o buscando alimento. Todas son carnívoras y muchas de ellas pueden alimentarse de animales más grandes que ellas. Esto es posible porque su cráneo posee articulaciones muy débiles. Además, los huesos de sus mandíbulas tan solo están conectados por ligamentos elásticos. Estas características les permiten abrir mucho la boca y separar los huesos del cráneo mientras tragan.
Como en todos los reptiles, el cuerpo de las serpientes está recubierto por una serie de escamas muy duras. Esto les permite resistir las inclemencias del tiempo. El número y disposición de las escamas se emplea para distinguir los diferentes tipos de serpientes. Pueden identificarse, incluso, mediante su piel o “camisa”, muy fácil de encontrar en el campo. Se debe a que mudan su piel de manera periódica, es decir, se desprenden de la piel antigua y generan una nueva.
En la muda se puede observar también la membrana transparente que cubre los ojos y evita su desecación. Se debe a que las serpientes no poseen párpados, por lo que sus ojos permanecen siempre abiertos. Aún así, la vista no es uno de sus sentidos más desarrollados.
Los sentidos de las serpientes
Salvo en algunas especies arborícolas, la vista de las serpientes no es muy buena. Además, su audición es prácticamente nula, ya que carecen de oído externo y de membrana timpánica. Sin embargo, sí que son muy sensibles a las vibraciones del suelo, por lo que son hábiles detectando el movimiento de sus presas. Algunas víboras también presentan fosetas termosensitivas en la cabeza. Gracias a ellas, detectan el calor procedente de los cuerpos de otros animales.
Su sentido más desarrollado es el olfato. Para utilizarlo, no emplean solo su nariz, sino también su lengua. Cuando quieren investigar el ambiente, sacan su lengua bífida y la agitan. Esta atrapa las partículas olorosas y las dirige hasta un órgano presente en el paladar que se conoce como órgano de Jacobson. Se trata de una estructura que detecta sustancias químicas, entre las que destacan las hormonas.
¿Las serpientes son venenosas?
El veneno es una de las características de las serpientes que más llama la atención. A pesar de ello, la mayor parte no son venenosas para el ser humano, aunque sí para sus presas.
Muchas serpientes poseen una glándula de veneno que contacta con unos dientes o colmillos especializados. Estos funcionan como una especie de jeringuilla. Su función es matar o paralizar a sus presas antes de comérselas. De esta manera, pueden consumir animales más grandes.
Según la presencia o no de veneno y su manera de inocularlo, podemos diferenciar varios tipos de serpientes:
- Serpientes aglifas: no tienen dientes especializados en la inyección de veneno. Algunas especies pueden tener una saliva ligeramente venenosa, pero son inofensivas para el ser humano. Te hablamos un poco más sobre ellas en este artículo sobre Tipos de serpientes no venenosas.
- Serpientes opistoglifas: presentan un par de colmillos en la parte posterior de la mandíbula superior. Están conectados con la glándula de veneno y presentan un surco abierto por el que este desciende. Su veneno suele ser inofensivo para los seres humanos, por lo que muchas especies no se consideran venenosas.
- Serpientes proteroglifas: sus colmillos se encuentran en la parte anterior de la mandíbula superior. Presentan un surco más cerrado que el de las anteriores, por lo que son más eficientes matando o durmiendo a sus presas. Algunas tienen un veneno muy potente. Aún así, deben dedicar mucho tiempo a inocularlo.
- Serpientes solenoglifas: presentan unos colmillos huecos que se sitúan en la parte anterior de la mandíbula superior. El veneno discurre por dentro del colmillo y se inyecta a la presa en la primera mordida. En este grupo se encuentran muchas de las serpientes que son venenosas para el ser humano.
Dentro de las características de las serpientes, son muy peculiares aquellas que tienen que ver con su reproducción. Para conocerlas, te recomendamos leer este otro artículo sobre Cómo se reproducen las serpientes. Si deseas saber dónde viven y qué comen, ¡sigue leyendo!
¿Dónde viven las serpientes?
Las serpientes se distribuyen por todo el mundo, aunque son mucho más abundantes en las zonas cálidas o de clima moderado. En todos los lugares, la competencia por el hábitat disponible ha causado su adaptación a lugares muy diferentes. De esta manera, encontramos varios tipos de serpientes:
- Terrestres.
- Arborícolas.
- Acuáticas.
- Marinas.
Serpientes terrestres
Muchas serpientes viven en la superficie de la tierra, escondidas entre las rocas o la vegetación. Algunas viven en túneles, normalmente preconstruidos por micromamíferos u otros animales. También son muy frecuentes en los muros de piedra que el ser humano realiza alrededor de las parcelas agrícolas.
La mayor parte de serpientes terrestres presentan colores crípticos que se camuflan con el medio. Las serpientes que viven en lugares áridos son de colores marrones. Un ejemplo es la víbora cornuda del desierto (Cerastes cerastes) que se mimetiza con la arena. La víbora aspid (Vipera aspid), sin embargo, suele vivir en zonas rocosas, por lo que presenta colores grises.
Muchas serpientes terrestres son excavadoras y viven bajo tierra. Es el caso de la mayor parte de serpientes de la familia Atractaspidinae. Las serpientes de coral (Micrurus spp.) también se esconden bajo tierra o entre la hojarasca, por lo que son difíciles de ver a pesar de su llamativo aspecto. Esta serpiente venenosa no se camufla, sino que presenta un patrón de colores muy llamativo que advierte a los depredadores sobre su toxicidad.
Serpientes arborícolas
Las serpientes que habitan en bosques no suelen vivir en el suelo, sino en los árboles. De esta manera, no solo se protegen de sus depredadores, sino que también aprovechan la altura para cazar. La mayor parte de las serpientes arborícolas son verdes o marrones. Por ejemplo, la bejuquilla verde (Oxybelis fulgidus) es de color verde brillante y su cuerpo se divide longitudinalmente. Debido a ello, es fácil confundirla con las hojas de los árboles en los que habita.
Si deseas saber más sobre camuflaje o cripsis, no te pierdas este artículo sobre Mimetismo Animal.
Serpientes acuáticas
Algunas serpientes se han adaptado a la vida en los ríos o lagos. Un ejemplo curioso es la culebra viperina (Natrix maura), una serpiente acuática no venenosa que adopta el aspecto de una víbora cuando se le molesta. Para ello, aplana su cabeza, que adquiere forma triangular, y muestra los dibujos de su dorso. Estos son semejantes a los de las víboras presentes en España y Francia, los países en los que habita.
Serpientes marinas
Muy pocas serpientes se han adaptado a la vida en el mar. Es el caso de la subfamilia Hydrophiinae, unas serpientes venenosas conocidas como serpientes marinas. Debido a su adaptación a vivir en los mares, presentan una cola adaptada a la natación. Muchas tienen el cuerpo algo aplanado, como ocurre en los peces. Normalmente, habitan en corales o zonas rocosas, donde se esconden y camuflan. Quizá el mejor ejemplo es Aipysurus laevis, habitante de los corales Indo-Pacíficos.
¿Qué comen las serpientes?
Todas las serpientes son carnívoras y voraces depredadoras. Es, quizá, la más conocida dentro de las características de las serpientes. Estos reptiles cazan a otros animales y se alimentan de ellos. Debido a su enorme diversidad, tanto en su tamaño como en su método de caza, la alimentación de las serpientes depende de cada especie. Sus presas más frecuentes son las siguientes:
- Mamíferos pequeños y/o medianos.
- Lagartos y lagartijas.
- Aves.
- Invertebrados.
- Anfibios.
- Peces (en las serpientes acuáticas).
¿Cómo cazan las serpientes?
Las serpientes venenosas, como las víboras (Viperidae), pueden alimentarse de animales de mayor tamaño. Se debe a que el veneno les sirve para paralizar o matar a sus presas antes de comenzar a tragarlas. De esta manera, pueden dedicar mucho tiempo a consumirlas, por lo que atrapan todo aquello que les quepa en la boca. Aún así, el tamaño de las presas que pueden consumir depende de la potencia de su veneno.
En cuanto a las serpientes no venenosas, como la mayoría de las culebras (Colubridae), consumen a sus presas inmediatamente después de atraparlas. Por este motivo, no suelen cazar animales muy grandes. Su alimentación se reduce a pequeños mamíferos, lagartijas e invertebrados. Aquellas que tienen colmillos posteriores, los utilizan para aquietar a sus presas mientras las engullen. Por ello, el tamaño de sus presas tampoco suele alcanzar un gran tamaño.
Algunas serpientes sin veneno utilizan otras técnicas de caza. Un ejemplo son las boas (Boidae), que acechan a sus presas antes de estrangularlas. Debido a su potente musculatura, las boas de mayor tamaño pueden consumir animales tan grandes como los ciervos o los leopardos. Sin embargo, las boas más pequeñas comen animales de tamaño más reducido, como aves, lagartos e, incluso, invertebrados.
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- Arxold, E.N. & Burton, J.A. (1978). Guía de campo de los anfibios y reptiles de España y Europa. Editorial Omega. Barcelona.
- Hickman, C. P. et al (2009). Principios integrales de Zoología. McGraw-Hill, Madrid.
- Moon, B. R., Penning, D. A., Segall, M., & Herrel, A. (2019). Feeding in snakes: Form, function, and evolution of the feeding system. In Feeding in Vertebrates (pp. 527-574). Springer, Cham.