¿Cómo se llama el dios gato egipcio?
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A decir verdad, el dios egipcio gato es en realidad una gata y se trata de la diosa egipcia Bastet o Bast, protectora de lo humanos y del hogar, y diosa de la felicidad y la armonía. Esta divinidad egipcia tenía su templo de culto en la ciudad de Bubastis, en la región oriental del Delta del Nilo, y allí es donde se encontraron multitud de felinos momificados en tumbas a su medida debido a que eran considerados como reencarnaciones de Bastet en la Tierra, por lo que podían vivir en los templos, eran gatos sagrados y al morir, se les momificaba como si de un faraón o un noble egipcio se tratara.
Si quieres saber cómo se llama el dios gato egipcio realmente, cómo la diosa egipcia leona se convirtió en la diosa egipcia gata y cómo eran considerados los gatos en el Antiguo Egipto, sigue leyendo este artículo de ExpertoAnimal y resuelve todas tus dudas.
El mito de Sejmet, la diosa leona
Como en todas las religiones, hay una serie de mitos que sirven para explicar cosas que a priori son difíciles de entender, y este es el caso del mito de Sejmet o Sehkmet, la diosa egipcia encarnada en una humana con cabeza de leona y alter-ego de la diosa gata egipcia.
Según la leyenda, un día el padre de Sejmet, el gran dios egipcio Ra (creador del mundo, de los humanos y de los dioses), siendo ya anciano envió a uno de sus ojos a ver qué estaba pasando por la tierra. Cuando vio que después de haberlos creado, los humanos le mostraban faltas de respeto y se burlaban de él desobedeciendo las leyes que él había creado, Ra se enfadó muchísimo y decidió castigarles enviando a su querida y poderosa hija Sejmet a la Tierra.
Cuando bajó, Sejmet se transformó en una leona con una sed de sangre incalculable, por lo que empezó a devorar a todo humano que veía. Y cuanta más sangre bebía más sed tenía. Fue entonces cuando su padre Ra y sus hermanos se empezaron a preocupar porque, lo que ellos querían era darles una lección de humildad a los humanos pero no extinguirlos. Así que el dios Ra habló con Sejmet pero esta no le hizo ni caso y siguió devorando a todos los humanos que se cruzaban por su camino.
Como Sejmet no entraba en razón, al dios Ra se le ocurrió una buena idea para domesticarla, y una tarde en que la diosa leona estaba durmiendo una siesta, ordenó a unos humanos que vertieran a su lado un montón de vino de granadas (famoso por emborrachar muy rápido) para que cuando despertará se lo bebiera pensando que era un charco de sangre, y así fue. Cuando la diosa egipcia Sejmet se despertó y vio ese charco de vino, pensándose que era sangre se lo bebió todo y se emborrachó muy rápido, cosa que le hizo darse cuenta de la catástrofe que estaba provocando en la Tierra y entró en razón, transformándose en la diosa gata egipcia Bastet. Por eso cuentan que las dos diosas, Bastet y Sehkmet, son opuestas y representan el equilibrio de las fuerzas de la naturaleza, siendo Sejmet la parte destructora y Bastet la parte pacificadora.
La diosa gata egipcia: Bastet
Así pues, la diosa egipcia Bastet, representada como una humana con cabeza de gata o simplemente como una gata negra doméstica, se convirtió en protectora de los humanos, del hogar y de la magia. Se dice que protegía a los mortales de las plagas, de las enfermedades, de los malos espíritus y de los males de ojo y que simbolizaba la alegría de vivir. Asimismo, también protegía tanto a las familias como a los animales domésticos que vivían en las casas, sobre todo a los gatos, que eran considerados sus representaciones en la Tierra.
Cada año la diosa gata egipcia quería que se celebrara un festival en su honor en el que se bebía mucho vino de granadas, por lo que los humanos se emborrachaban sin freno y hacían grandes bacanales. Así la diosa gata egipcia se convirtió también en símbolo de la fertilidad y la maternidad y en protectora de las embarazadas. Normalmente era representada con un instrumento musical llamado sistro, ya que le encantaba ver como los humanos tocaban música y bailaban en su honor, por eso también es considerada como la diosa de la música y la danza.
Pero cuidado, porque si los humanos no cumplían con sus deseos Bastet podía enfurecer y ser tan mala como Sejmet. De ahí la dualidad entre la tierna y pacífica gatita, y la feroz y violenta leona en la que se podía convertir. Al ser su padre Ra un dios solar, Bastet personificaba los cálidos rayos del Sol y todos los poderes benéficos que aportaban, a diferencia del calor abrasador representado por Sejmet. Asimismo, a la diosa gata egipcia también era considerada como la "Señora del Este" que es por donde nace el Sol, en contraposición a la diosa leona conocida también como "Señora del Oeste", que es por donde muere el astro rey.
Los gatos en el Antiguo Egipto
La primera prueba que demuestra la convivencia de los gatos con los egipcios se remonta al séptimo milenio a.C, en una tumba del cementerio predinástico de Mostaggeda en la que hallaron a un humano y a un gato juntos dentro. Según cuentan los expertos, los egipcios intentaron domesticar a todos los animales que encontraban pero no fue hasta el tercer milenio a.C. que lo consiguieron solamente con los gatos. Si bien consiguieron domesticarlos, los humanos admiraban el carácter y la independencia de los mininos, por lo que los trataban como compañeros y no como una raza inferior, sabiendo que no podían ser sus dueños sino sus amigos.
Así pues, los gatos ayudaban a los egipcios a acabar con las ratas y otros roedores que entraban a sus casas en busca de alimentos cosechados, por lo que gracias a ellos, los humanos tenían comida durante todo el año. Años más tarde, los gatos en el Antiguo Egipto también fueron empleados para cazar sobre todo aves, por lo que sustituyeron al perro en estas labores.
Los humanos admiraban de los gatos el carácter misterioso, tranquilo y tierno pero a veces feroz y desafiante, y la habilidad para cazar a sus presas con suma agilidad y elegancia. Además según el Libro Sagrado de los Muertos, los egipcios creían que Ra, el dios del Sol creador de todas las cosas, tomó la forma defensiva de un gato para destruir con un cuchillo a la serpiente Apofis, dios del mal absoluto, en el árbol Ished de Heliópolis "la noche en que fueron destrozados los enemigos del Señor del Universo", por lo que no solo se consideraban las reencarnaciones de la diosa Bastet sino también de su padre Ra (el dios gato egipcio) y por lo tanto, los gatos en el Antiguo Egipto eran sagrados.
En consecuencia, los Miw o Mau ("gato" en egipcio) eran adorados y muy apreciados por los antiguos egipcios, que preferían morir de hambre antes que comérselos. Además de ser enterrados con sus dueños, momificados para que renacieran en el más allá como ellos y enterrados con su correspondiente rito funerario, las leyes de Egipto eran muy protectoras y matar a un gato se castigaba con la pena de muerte.
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