¿Los gatos tienen buena memoria?

Al igual que ocurre con el resto de los animales, y con los seres humanos, la memoria felina reside en una sección del cerebro. El cerebro del gato ocupa menos del 1% de su masa corporal, pero cuando se trata de memoria, y también de inteligencia, lo determinante es el número de neuronas que estén presentes en él.

De esta manera, un gato cuenta con trescientos millones de neuronas. ¿No sabes a qué equivale esto? Para que puedas realizar una comparación, los perros poseen tan solo ciento sesenta millones de neuronas, por lo que biológicamente la capacidad de retención de los gatos es superior a la de los canes.

Estudios han comprobado que la memoria a corto plazo de los gatos es de alrededor de 16 horas, lo cual les permite recordar eventos recientes. No obstante, para que esos eventos pasen a la memoria a largo plazo necesariamente deben ser de cierta importancia vital para el gato, para que sea capaz de realizar la selección y guardar ese acontecimiento como algo que podría ser útil para el futuro. El mecanismo exacto a través del cual se realiza esto todavía hoy es desconocido.

La memoria de estos felinos caseros además de selectiva es episódica, es decir, son capaces de recordar la ubicación de las cosas, a ciertas personas, las rutinas, los acontecimientos positivos o negativos, entre muchas otras, porque ya las han vivido, y de acuerdo a la intensidad de las sensaciones de esas experiencias es que almacenan o no en la corteza cerebral toda esa información.

Al igual que ocurre con los seres humanos, diversos estudios han logrado comprobar que en muchos individuos felinos la capacidad cognitiva, y por lo tanto los recuerdos, se van deteriorando y perdiendo cuando se llega a la vejez, lo cual se traduce en una condición denominada disfunción cognitiva felina, que afecta a los gatos de 12 años en adelante. Por supuesto, no todos la sufren.

La observación y las experiencias propias son las que le permiten al gato aprender todo lo que necesita para vivir cómodamente. ¿Cómo le saca provecho a las cosas observadas y vividas? Pues a través de la memoria, que selecciona lo que le será útil y le permite reaccionar de la manera más adecuada para sus intereses la próxima vez que se presente la misma situación.

La memoria del gato funciona de esta manera tanto en los caseros como en los salvajes, pues desde pequeños observan a su madre para aprender todo lo que necesitan. Este proceso de aprendizaje a través de la memoria está vinculado con las sensaciones que el gato experimentó durante la experiencia vivida, ya sean buenas o malas. De esta forma, es capaz de reaccionar ante estímulos que relaciona con la hora de la comida, como huir de aquellas personas o mascotas que han intentado hacerle daño.

Este sistema le permite al gato mantenerse a salvo de posibles peligros, al tiempo que identifica a su dueño y recuerda todo lo que positivo que es capaz de asociar con él, como la deliciosa comida, el cariño y las horas de juego.

Lo que aprende el gato tiene que ver directamente con los beneficios que puede sacar de este aprendizaje, si considera que no le servirá es muy probable que sea eliminado con la memoria a corto plazo. Por esta razón es que resulta tan difícil, en la mayoría de los hogares, evitar que hagan cosas como arañar sitios específicos, aunque se puede enseñar a un gato a utilizar el rascador, no siempre es posible educarle.

Todavía no existe un estudio que haya determinado la antigüedad máxima de los recuerdos que puede almacenar un gato, es decir, qué tan atrás en el pasado es posible que su memoria se adentre. Algunas investigaciones apuntan a tan solo tres años, pero cualquiera que tenga un gato podrá relacionar comportamientos de este a situaciones que vivió hace mucho más tiempo.

Sin embargo, todavía no existe ninguna opinión absoluta al respecto. Lo que sí es seguro es que no solo son capaces de recordar situaciones que pueden serles favorables o desfavorables, para saber si repetirlas o no y cómo reaccionar ante ellas, sino que también almacenan la identidad de las personas y las otras mascotas (y las sensaciones que vienen acompañadas de esa experiencia vivida junto a ellos), además de tener memoria espacial.

Gracias a esta memoria espacial es gato es capaz de aprender muy fácilmente la ubicación de los objetos de la casa, sobre todo aquellos que más le interesan, como su cama, sus cuencos y su arenero, y notar cuando añades al mobiliario alguna pieza que antes no estaba.

¿Te sorprende que tu gato salte a la cama pocos minutos antes que tú? Unos cuantos días viviendo contigo son suficientes para que memorice toda tu rutina, así sabe cuándo vas a salir, a qué hora te levantas, cuándo puede acurrucarse contigo para dormir, y un largo etcétera.

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