¿Los topos son ciegos?

Los topos son mamíferos subterráneos pertenecientes a la familia de los tálpidos del orden Eulipotyphla. Estos animales se localizan en distintos países euroasiáticos y en Norteamérica donde excavan túneles aprovechándose de los terrenos blandos y ricos en nutrientes. Pasan prácticamente toda su vida bajo tierra, puesto que esto les ofrece una mayor protección frente a sus mayores depredadores, como por ejemplo las aves. Únicamente salen al exterior para reconocer el entorno en el que se encuentran o para cazar algunos insectos. No obstante, su dieta consiste principalmente en lombrices, las cuales muerden en un principio y posteriormente las almacenan dentro de los túneles hechos por ellos mismos para consumirlas en cualquier momento.

Se caracterizan por su pequeño tamaño (2-15 centímetros), su cuerpo rechoncho, un hocico largo con el que olfatean muy bien el alimento y unos dientes cortantes a modo de crestas con los que desgarran las lombrices u otros pequeños animales. También es conocido por sus extremidades anteriores en forma de pala, las cuales les sirve para desplazarse excavando en el sustrato. Sin embargo, lo más peculiar del topo son sus ojos y su visión, como veremos a continuación.

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Podemos pensar que los topos carecen de ojos, puesto que estos no son notables a simple vista aun teniéndoles de cerca. Sin embargo, la verdad es que sí poseen estos órganos básicos y funcionales implicados en la visión, pero son tan pequeños que resultan prácticamente inapreciables.

Existen diferentes hipótesis para este hecho, entre ellas la disminución de los mismos a lo largo de la evolución por el mero hecho de no ser útiles para vivir bajo tierra o bien su reducción con el fin de que no se dañen en los lugares subterráneos donde habitan. Además, los ojos de los topos se encuentran cubiertos por una capa de pelo densa y una cutícula dérmica que les protege. En definitiva, se puede decir que se encuentran cerrados por debajo de la piel, aunque, como veremos, esto no quiere decir que no perciban la luz.

El recubrimiento de los órganos especializados en la visión del topo que mencionábamos anteriormente y que le da, por tanto, un aspecto de ojos cerrados a estos animales por la ausencia de párpados, nos lleva a pensar que son totalmente ciegos. Realmente esto no es así, pues pueden llegar a percibir luz, ya que las estructuras internas de los ojos son funcionales y, aunque la visión no sea muy buena, al menos pueden distinguir entre periodos de oscuridad y periodos más luminosos.

Además, la mala visión de los topos también se ha demostrado mediante estudios científicos, los cuales han comprobado que interior del ojo de estos animales experimenta un defecto que consiste en el mal o incompleto desarrollo de las fibras del cristalino, estructura encargada en enfocar los objetos que se encuentran a distancias diferentes.

Esta mala o atrofiada visión no les supone grandes desventajas a los topos, ya que en los lugares donde prácticamente no llega la luz, como son los túneles subterráneos excavados por los mismos, sus ojos desempeñan un papel poco importante.

Ahora que ya sabemos que la vista de los topos no es su mejor cualidad, te preguntarás cómo pueden entonces relacionarse con su entorno y encontrar alimento con facilidad. La verdad es que tiene tres sentidos muy desarrollados que sí les sirve de gran utilidad bajo tierra: el olfato, el oído y el tacto.

Aunque pueden escuchar los movimientos de sus presas y olerlas gracias a su flexible hocico, su sentido del tacto es el más desarrollado. Gracias a la presencia de unos pelos táctiles o "vibrisas" presentes en distintas zonas del cuerpo, como las extremidades, el rostro o la cola, pueden percibir corrientes de aire e información del entorno al entrar en contacto con todo aquello que le rodea. De este modo, gracias a las vibrisas y a su función sensorial, los topos pueden calcular la presencia y la distancia a la que se encuentran los diferentes objetos o sus presas.

En definitiva, aunque estos pequeños mamíferos permanezcan prácticamente con los ojos cerrados y carezcan de una buena visión, pueden llevar a cabo una vida hipogea muy buena, ya que cuentan con otros sentidos bien adaptados para la búsqueda de alimento y protección frente a los depredadores.

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