¿Por qué los perros se comen a sus crías?

En general, las perras saben cuidar de sus crías perfectamente sin necesidad de ninguna ayuda. Nada más nacen, la perra las libra de la bolsa de líquido amniótico, las lame para eliminar secreciones que pudieran tener en nariz y boca, les corta el cordón y se asegura de mantenerlas cerca para que conserven el calor y mamen cuando lo necesiten.

Dispensa todos estos cuidados instintivamente, de igual manera que es capaz de levantarse y tumbarse en el nido sin aplastar a ninguna cría. Pero hay algunas conductas que a ojos humanos resultan confusas, siendo muy difícil de entender, sobre todo, por qué los perros se comen a sus cachorros. Lo explicamos en los siguientes apartados.

La versión idílica de la maternidad que acabamos de exponer se trunca en ocasiones, por suerte no muy numerosas, en las que alguno de los pequeños nace muy débil y perjudicado, al punto de resultar incompatible con la vida y fallecer. Para la madre, su cuerpo será como un residuo del parto, lo que explicaría por qué el perro se come a sus crías cuando mueren, ya que es habitual que ingieran cordones umbilicales, placentas y cualquier otro resto para evitar atraer a los depredadores. El instinto de la perra no sabe que no corre estos peligros en el interior de nuestro hogar.

Por lo tanto, si nuestra perra se ha comido un cachorro lo más normal es pensar que el pequeño había fallecido. Por otra parte, no es extraño que en cada camada muera alguna cría y no por ello la perra se la come. Así, faltan más estudios que expliquen por qué algunas perras se comen a sus bebés.

Otras veces las perras pueden abandonar a sus cachorros si no tienen leche o sufren algunas complicaciones como eclampsia, mastitis o metritis. También, si algún pequeño está enfermo y su temperatura desciende, la madre lo expulsa del nido. Para nosotros es cruel pero para la perra es instintivo, es selección natural. Además, es posible que las madres lesionen a los cachorros si los confunden con la placenta, al cortar el cordón, etc. Los problemas son más habituales en primerizas, perras con poco interés en la maternidad o aquellas que han sufrido una cesárea que les ha afectado al establecimiento del vínculo.

Por último, si la perra sufre un aborto es posible que ingiera los restos que elimine, cachorros incluidos, de ser el caso. Es también un comportamiento instintivo y natural.

Ya hemos visto que el porqué los perros se comen a sus crías tendría una base instintiva por mucho que, desde el punto de vista humano, nos resulte una conducta reprobable. Lo mismo sucede cuando la perra deja solos a sus cachorros. Al principio es normal que no se separe de sus pequeños y tan solo se levante para alimentarse u orinar, no tardando más que unos minutos en volver al nido. Pero, según pasen los días estos períodos de separación irán aumentando. A veces los pequeños llorarán desesperados pero no debemos preocuparnos, ya que la perra sabe cuánto puede ausentarse. Solo si la perra se niega a volver al nido y hace caso omiso a la llamada de sus crías podríamos hablar de abandono materno e intervenir.

Hacia los 10 días de vida, los cachorros comenzarán a abrir los ojos, a los 15 empezarán a andar y a las tres semanas ya son capaces de comer sólidos. Conforme estos avances se producen, cada vez interactuarán más entre ellos y menos con su madre.

Quitando los casos en los que la perra puede morder accidentalmente a sus pequeños, hay otro comportamiento materno que se explica atendiendo a la misma razón que el porqué los perros se comían a sus crías, que no es otra que el instinto. Se trata de los ataques, mordiscos incluidos, de la madre contra sus cachorros.

Estos suelen comenzar al mismo tiempo en el que la camada se lanza a andar y a comer sola. En esa época es normal que la perra los ataque si intentan comer de su comedero. De la misma manera, llegará un momento en el que los rechace violentamente cuando quieran mamar. La perra está educando a sus crías y es un comportamiento absolutamente normal de la especie.

Ya hemos visto por qué los perros se comen a sus cachorros y, al tratarse de una conducta instintiva, va a ser difícil de evitar, pero sí podemos intentar incidir sobre los factores que aumentan la probabilidad de muerte de las crías. Así, si adoptamos una perra embarazada debemos procurarle una alimentación adecuada a su estado y un seguimiento veterinario. En ningún caso le daremos ningún producto, ni siquiera suplementos alimenticios, sin prescripción veterinaria, ya que podrían provocar malformaciones en los fetos e incluso abortos. También es recomendable no estresar a la perra y ofrecerle un ambiente cómodo y tranquilo.

Por otro lado, si al nacer todos los cachorros están vivos pero observamos que la perra rechaza a un cachorro, podemos cogerlo para llevarlo al veterinario y someterlo a un examen por parte del profesional a fin de saber si sufre algún problema de salud.

Los perros machos no se comen a sus crías ni las matan, al menos no conscientemente. Sí es cierto que hay ejemplos de machos de otras especies, como leones o gorilas, que, al hacerse con el control de un grupo, matan a todas las crías por dos motivos: para no tener que destinar recursos al cuidado de unas crías que portan unos genes que no son suyos y, segundo, para, retirada la cría, hacer que la hembra vuelva a entrar en celo. En el caso de las perras sus celos se producen aproximadamente cada seis meses, con independencia de que tengan o no crías.

Eso sí, un perro rondando el nido puede estresar a la madre y lastimar a los cachorros sin querer si su contacto con ellos es demasiado brusco. Por eso debemos vigilar estas interacciones hasta que los cachorros crezcan lo suficiente. Permitir más o menos relación también dependerá del carácter del macho adulto.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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