Cómo piensan los caballos

El caballo es un animal social que vive en manada para protegerse de forma conjunta de los depredadores. La estructura familiar está fuertemente consolidada y tiene en su cabeza un caballo líder que guía al grupo entero hacia la protección y el alimento de los prados.

La figura del entrenador o jinete es una forma de ocupar esta posición en la vida social del caballo, de esta forma un buen jinete conoce a su caballo y sus intenciones mediante el lenguaje corporal o la actitud que pueda mostrar.

Cada caballo tiene un comportamiento totalmente diferenciado del de otros caballos, al igual que sucede con las personas podemos encontrar caballos tímidos, valientes, sociales o expresivos. La mejor forma de descubrir el comportamiento concreto de un caballo es pasando el tiempo con él, ejercitándolo y observando su comportamiento.

Al igual que sucede con los perros, los caballos tienen una actitud u otra dependiendo de cómo se les trate: el refuerzo positivo, el cariño y el amor harán del caballo un animal social y tranquilo mientras que el uso abusivo de la fusta o del comportamiento negativo hará de nuestro animal un ser triste, asustadizo y huraño.

Otro factor a tener en cuenta es que al tratarse de seres sociales observan el comportamiento de otros caballos para aprender qué deben o no hacer. Observamos muy claramente la imitación en los potrillos que hacen exactamente lo mismo que sus madres.

Nos puede llegar a sorprender la rapidez de aprendizaje de un caballo en un entorno tranquilo y relajado. Al tener una memoria excelente el caballo es capaz, mediante la repetición, de repetir ciertos comportamientos. Todo lo contrario va a ocurrir en caso de encontrarse en una situación incómoda, el caballo solo permanecerá asustado y no logrará concentrarse en lo que le pides.

Los potros reciben lecciones de imprinting desde su más tierna edad para lograr comprender su entorno y no desarrollar conductas propias como puede ser la huida.

Otra cosa a tener en cuenta es que los factores negativos o los recuerdos que le produzcan miedo quedan permanentemente en la mente del caballo provocando un trauma, generalmente sucede cuando es la primera vez que se enfrentan a un estímulo. Debemos evitar que nuestro caballo padezca cualquier situación desagradable.

Por la noche los caballos se relajan y recuerdan aquello que han aprendido durante el día, por este motivo si hemos repetido un ejercicio muchas veces probablemente el caballo lo llevará a cabo mejor el día siguiente.

A diferencia de otros animales también considerados como una mascota o compañero familiar, el caballo posee una sensibilidad única en el mundo animal.

Aunque nos parezca que el caballo es un animal distraído y de grandes dimensiones lo cierto es que en su mente y corazón el caballo puede sentir muchas cosas: amor, confianza, tristeza, soledad, celos etc. Con el tiempo podemos descubrir cómo muestra el ejemplar en particular todos esos sentimientos. Y es que un caballo puede sentirse triste durante meses por la pérdida de un amigo, hijo e incluso del jinete habitual.

Debemos destacar que el caballo es un animal que siempre ha vivido huyendo de sus depredadores, por este motivo podemos relacionar la gran velocidad, su capacidad de reacción y la fácil asociación de una experiencia negativa como partes fundamentales del razonamiento del caballo.

Se trata de animales con una sensibilidad especial que solo puedes descubrir si te acercas a conocerle sin miedo y con una actitud muy positiva. Y recuerda, todo aquello que sea cómodo y placentero para el caballo es bueno mientras que los factores estresantes o incómodos son muy negativos.

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