¿Qué es la ecolocalización y qué animales la utilizan?

La ecolocalización se define como un proceso fisiológico utilizado por algunas especies de animales a través del cual emiten unas ondas de sonido, las cuales rebotan en el entorno y vuelven al emisor en forma de eco para darles información sobre objetos, otros animales y, en general, aquello que se encuentre lejos y no puedan percibir directamente con la vista. De esta manera, la ecolocalización, que se confirmó alrededor del año 1947, es un proceso de evaluación del entorno que hacen los animales con ciertas características que les brindan esta posibilidad.

Aunque muchos animales pueden emitir diversos sonidos como parte de su proceso comunicativo, e incluso escuchar los ecos que se forman, la ecolocalización es una adaptación de tipo acústica muy especializada y utilizada de manera particular por ciertas especies. A través de miles de años evolutivos, los animales capaces de llevar a cabo la ecolocalización han pasado por procesos adaptativos que fueron refinando y mejorando esta capacidad. Hoy sabemos que emiten sonidos, en muchos casos, imperceptibles para los seres humanos debido a que son pulsos ultrasónicos que nuestro oído y el de otros animales no puede captar.

La ecolocalización es un proceso que utilizan los animales, por un lado, para orientarse, ya que algunos tienen hábitos nocturnos y no poseen buena visión o habitan en aguas muy turbias, con sedimentos, que dificultan la visibilidad incluso cercana, por lo que requieren de otro sistema para moverse adecuadamente y no evitar accidentes que podrían en muchos casos ser fatales. Otros viven en cuevas oscuras de las cuales deben salir o movilizarse dentro de ellas, donde la visión es casi nula.

Además de para evitar obstáculos, la ecolocalización es indispensable para obtener alimentos. Las especies que se apoyan en este sistema emiten sus sonidos para obtener información sobre posibles presas a las que luego capturan con facilidad.

Por último, puede ayudar en las interacciones sociales, ya que, aunque no es propiamente una manera de comunicarse entre dos individuos, les ayuda a identificar animales posiblemente inofensivos o, por el contrario, potencialmente peligrosos y de los que deben huir.

La ecolocalización es un proceso complejo que se inicia cuando el animal emite unos pulsos o sonidos en breves ráfagas, con unas frecuencias muy específicas que se miden en una escala que va desde unos 1 000 Hz hasta alrededor de 200 000 Hz, según la especie. De esta manera, algunos animales emiten frecuencias extremadamente bajas, mientras que otros, considerablemente mucho más altas.

Después de emitir las ondas, chocan contra los diferentes elementos que hay en el entorno y vuelven al lugar de origen, permitiendo que estructuras específicas del animal las capten y obtengan información muy precisa en cuanto al lugar o individuo contra el que chocaron.

Lo anterior nos revela entonces que la información recibida le permite al animal que emite las ondas conocer el espacio para moverse o identificar a su alimento y tomarlo sin problema alguno. En cualquiera de los casos, la ecolocalización es de suma importancia para la supervivencia de ciertos animales.

Órganos y estructuras que permiten la ecolocalización

En cuanto a las estructuras que están involucradas en la ecolocalización, varían en función de la especie:

• Cetáceos: producen unos clics de alta frecuencia, los cuales dirigen en dirección al espacio o lugar de interés. Estas ondas son producidas cuando el aire atraviesa estructuras nasales próximas al espiráculo y se reflejan en el cráneo, siendo todo esto modulado por un órgano de tipo graso, típico en estos mamíferos, llamado "melón". Luego, el animal recibe los ecos y los percibe en estructuras también adiposas que se ubican en la mandíbula, para llevarlos y procesarlos en el oído medio.
• Murciélagos: emiten el sonido en la laringe y sale por la boca, aunque unos pocos pueden hacerlo por la nariz. Después, el eco de retorno es procesado por una pequeña estructura llamada "trago", ubicada en el oído externo y que permite interpretar la información.
• Aves: la ecolocalización es tal vez menos compleja que en los animales anteriores, pues el sonido es audible para los humanos. En este caso, sale por la boca y, al volver en forma de eco, lo procesan con sus oídos. A pesar de ser menos complejo, también les permite ecolocalizar comida u objetos en el entorno por la manera tan especial en la que procesan la información de retorno.

Como hemos adelantado, la ecolocalización está reservada solo para algunos animales. No es un proceso presente en muchos grupos, sino que, por el contrario, se limita a algunos pocos. En este sentido, la ecolocalización está presente en los siguientes grupos:

• Muchos murciélagos, específicamente todos los comúnmente agrupados como micromurciélagos y en un género de los macromurciélagos, el cual está identificado como Rousettus. Algunas especies que podemos mencionar a modo de ejemplo de murciélagos con ecolocalización son: murciélago canino de alas blancas (Peropteryx leucoptera), murciélago narigudo (Rhynchonycteris naso) y murciélago espectral (Vampyrum spectrum). Descubre todos los Tipos de murciélagos en este artículo.
• Todos los miembros del grupo Odontoceti, es decir, el grupo de cetáceos, que son mamíferos marinos. Muchos de ellos son conocidos como ballenas dentadas, donde se incluyen a los famosos delfines, orcas, marsopas, belugas, entre otros. No obstante, como decimos, todos los cetáceos llevan a cabo la ecolocalización. Conoce todos los Tipos de cetáceos en este otro post.
• Algunas especies de musarañas, específicamente pertenecientes a la familia Soricidae. Algunos ejemplos de estos animales con ecolocalización son: musaraña pigmea de Cachemira (Sorex planiceps), musaraña tibetana (Sorex thibetanus), musaraña bicolor (Sorex araneus) y musaraña de cola larga (Sorex dispar).
• Una especie de ave nativa del sur y algunas zonas de Centroamérica, el guácharo (Steatornis caripensis). Estas aves viven en cuevas donde se refugian durante el día y salen por las noches, que es cuando están activas.
• Un grupo de aves de la tribu Collocaliini, donde se ubican salanganas y vencejos de cueva.

Algunos datos de interés sobre la ecolocalización son que, en el caso de delfines y murciélagos, el oído humano no puede captar las ondas que emiten, en cambio, sí percibe el sonido de las aves.

Por otro lado, en murciélagos y algunas de las ballenas dentadas hay un gen que está relacionado con este sistema de ecolocalización, el cual les facilita a estos dos grupos recibir con más sensibilidad las ondas cuando retornan. El aspecto más llamativo de esto es la presencia de un gen prácticamente idéntico en especies animales totalmente diferentes, lo que indica la ocurrencia de un proceso conocido como evolución convergente, es decir, un mismo rasgo se desarrolla de manera independiente en dos grupos distintos de la misma manera, como ha ocurrido con estos mamíferos voladores, los murciélagos, y los mamíferos marinos, como ciertas ballenas dentadas.

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