¿Existieron los unicornios?

Los relatos sobre el unicornio datan de muchos años, de hecho, están presentes desde hace siglos. Existen diferentes planteamientos sobre los posibles orígenes de la leyenda de este mítico animal. Uno de estos corresponde aproximadamente al año 400 a.C., y se encuentra en un relato elaborado por el médico griego llamado Ctesias de Cnido, el cual tituló Índica. En esta narración, se hace una descripción sobre el norte de la India, destacando la fauna del país y se menciona al unicornio como un animal silvestre, similar a un caballo o un asno, pero de color blanco, ojos azules y con la presencia de un cuerno de unos 70 cm de longitud. Según la referencia, este cuerno tenía propiedades medicinales, por lo que podía aliviar ciertos males. Otros personajes griegos que también hicieron alusión a animales de un solo cuerno fueron Aristóteles y Estrabón; además del romano Plinio el Viejo. El también escritor romano Eliano, en su obra sobre la naturaleza de los animales, cita a Ctesias y refiere que en la India se pueden encontrar caballos con la presencia de un solo cuerno.

Por otro lado, algunas traducciones de la Biblia interpretaron la palabra hebrea "reʼém" como "unicornio", mientras otras versiones de las escrituras le dieron el significado de "rinoceronte", "buey", "búfalo", "toro" o "uro", probablemente porque no había claridad sobre el verdadero significado del término. Sin embargo, posteriormente, especialistas tradujeron la palabra como "bueyes salvajes".

Otra de las historias que ha planteado la existencia de estos animales es que, en la edad media, el supuesto cuerno del unicornio era muy codiciado por sus aparentes beneficios, pero, además, porque se convirtió en un objeto de prestigio para quien lo poseyera. En la actualidad, se ha identificado que muchas de estas piezas que se encuentran en algunos museos corresponden al diente de un narval (Monodon monoceros), que son cetáceos dentados en los que existe la presencia de un gran colmillo helicoidal en ejemplares machos, que sobresale considerablemente llegando a medir en promedio 2 metros de largo. De esta manera, se estima que los vikingos de la época y habitantes de Groenlandia, para satisfacer la demanda de cuernos de unicornios en Europa, llevaban estas piezas dentales haciéndolas pasar por cuernos porque los europeos de la época desconocían al narval, el cual era nativo del Ártico y norte del Atlántico.

También se ha planteado que muchos de los cuernos comercializados como de unicornio pertenecían realmente a rinocerontes. Entonces, ¿existieron los unicornios realmente? Ahora que conocemos algunas de las leyendas e historias más populares que han situado a este animal en el planeta, veamos la realidad.

La verdadera historia de los unicornios está relacionada con un animal que era conocido como elasmoterio, unicornio gigante o siberiano, que realmente sería el animal al que podemos referir como unicornio, el cual, por cierto, está extinto y perteneció a la especie Elasmotherium sibiricum, por lo que era más parecido a un rinoceronte gigante que a un caballo. Este rinoceronte gigante vivió en el pleistoceno tardío y habitó en Eurasia. Fue taxonómicamente ubicado en el orden de los perisodáctilos, la familia Rhinocerotidae y el género, también extinto, Elasmotherium.

La principal característica de este animal era la presencia de un gran cuerno, de unos 2 metros de largo, considerablemente grueso, probablemente producto de la unión de los dos cuernos que tienen algunas especies de rinocerontes. Este rasgo, según algunos científicos, puede ser el origen real de la historia de los unicornios.

El rinoceronte gigante compartió hábitat con otra especie extinta de rinoceronte y de elefantes. Se ha precisado por el hallazgo de sus dientes que era un animal herbívoro especializado en el consumo de pasto. Estos gigantes de la edad de hielo doblaban el peso de sus parientes, por lo que se estima que pesaban en promedio unas 3,5 toneladas. Además, tenían una prominente joroba y muy probablemente podían correr a grandes velocidades. Aunque con diversas correcciones previas, últimamente se ha afirmado que esta especie vivió hasta hace al menos unos 39 000 años. También se ha referido que existió al mismo tiempo que los últimos neandertales y los humanos modernos.

Aunque no se descarta que la caza masiva pudiese haber presionado su extinción, no hay evidencias concretas al respecto. Los indicios apuntan más a que era una especie poco común, con una baja tasa poblacional y que sufrió los embates climáticos de la época, los cuales finalmente causaron su desaparición.

Considerando a la especie Elasmotherium sibiricum como el unicornio real, existen diversas evidencias fósiles de su existencia. Los unicornios, como los conocemos hoy en día, no existieron y, por tanto, no hay evidencias de su presencia en el planeta. Volviendo a la presencia del rinoceronte gigante catalogado como "unicornio", se han hallado una gran cantidad de restos esqueléticos de la especie en Europa y Asia, principalmente de partes dentales, huesos del cráneo y la mandíbula; muchos de estos restos fueron encontrados en localidades de Rusia. Los especialistas han sugerido que la especie presentaba dimorfismo sexual debido a ciertas diferencias y similitudes encontradas en diversos cráneos de individuos adultos, especialmente vinculadas al tamaño de ciertas áreas de la estructura ósea.

Más recientemente, los científicos lograron aislar el ADN del unicornio siberiano, lo cual permitió establecer la ubicación de Elasmotherium sibiricum, así como del resto del grupo perteneciente al género Elastrotherium y además esclarecer el origen evolutivo de los rinocerontes. Conoce los tipos de rinocerontes actuales en este otro artículo.

Una de las más importantes conclusiones de los estudios es que los rinocerontes modernos se separaron de sus antecesores hace unos 43 millones de años y el unicornio gigante fue la última especie de este antiguo linaje de animales.

En artículos como estos vemos que los animales no solo nos maravillan desde su existencia real, sino también a partir del surgimiento de mitos y leyendas que, aunque muchas veces tienen su origen en la verdadera presencia de algún animal, al añadir aspectos fantásticos generan atracción y curiosidad, lo que finalmente promueve que se desee conocer más sobre las especies que inspiraron estas historias. Por otra parte, vemos también cómo el registro fósil es un aspecto invalorable, pues solo desde el estudio del mismo es posible poder llegar a conclusiones importantes sobre el pasado evolutivo de las especies que pueblan el planeta y las posibles causas que originaron la extinción de muchas, como es el caso del unicornio real.

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