Mi perro cojea al andar pero no al correr - Causas
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¿Alguna vez has visto a tu perro correr y jugar durante un largo rato y empezar a cojear justo cuando estáis caminando tranquilamente de vuelta a casa? ¿O te has percatado de que cojea tras estar un tiempo acostado pero luego se pone a correr sin problema? Esto puede resultar algo preocupante y desconcertante para el tutor del animal, pero lo cierto es que en muchas ocasiones las cojeras se producen de forma intermitente y hay varios factores que afectan en su aparición.
Si el animal sufre una lesión grave, una fractura o presenta un estado avanzado de alguna patología osteoarticular, es probable que evite completamente apoyar la extremidad afectada, que rechace correr o que cojee independientemente de la situación. Estos casos requieren una intervención y seguimiento veterinario exhaustivo, pero afortunadamente no son las situaciones más frecuentes y lo más probable es que tu perro sufra una cojera puntual a la que se le puede aplicar un tratamiento. Si tu perro al andar pero no al correr y te preguntas por qué, este artículo de ExpertoAnimal te interesa, pues te contamos las posibles causas y cómo abordarlas.
Traumatismo
Sabemos que algunos perros pueden llegar a ser muy brutos jugando entre ellos o un poco patosos a la hora de salir de aventuras y es probable que se caigan o se den algún golpe fuerte contra algo. Al igual que nos ocurre a nosotros, muchas veces los canes no son realmente conscientes de que sienten dolor hasta que se "enfrían", por lo que pueden continuar corriendo durante un tiempo y empezar a quejarse o a cojear cuando ya han descansado y se ponen a caminar.
En estos casos, tras localizar la extremidad afectada, se debe palpar con cuidado, flexionando y estirando suavemente el miembro para valorar el grado de dolor del animal y comprobar si existe inflamación o heridas.
¿Qué hacer?
Generalmente, las cojeras puntuales ocasionadas como consecuencia de un golpe son leves y, aunque el animal está molesto durante un rato, no se suele quejar demasiado. Lo habitual es que los síntomas remitan por sí mismos al cabo de un tiempo, pero si detectas que la pata se hincha, se forma un hematoma o el dolor va a más, debes acudir a un veterinario para que te paute un tratamiento.
Lesión muscular o tendinitis
Los animales que hacen ejercicio de manera muy intensiva, como por ejemplo perros que realizan algún deporte de alto impacto o canes muy activos que salen a correr y ejercitarse a diario, son más propensos a sufrir rotura de fibras musculares o tendinitis por sobrecarga. Esta inflamación en los tendones suele producir cojeras algo más acusadas que, al igual que en el caso anterior, pueden no ser perceptibles hasta que el perro cesa el ejercicio y se pone a caminar de manera más calmada.
¿Qué hacer?
Al ser más dolorosas, las tendinitis requieren de tratamiento con antiinflamatorios pautado por un veterinario. Igualmente, se recomienda reposo durante unas semanas, en las que el perro puede salir a caminar, pero debe restringir la actividad física extenuante, y aplicación diaria de frio en la zona para ayudar a bajar la inflamación. La rehabilitación y los ejercicios terapéuticos también son de gran ayuda para acelerar la recuperación.
Heridas, quemaduras y cuerpos extraños
Los cortes, pinchazos, quemaduras en las almohadillas, rotura de uñas o accidentes con cuerpos extraños son causas muy habituales de cojeras puntuales e intermitentes. Por tanto, en estos casos es habitual notar que el perro cojea al andar pero no al correr. Muchas lesiones no resultan especialmente dolorosas en el momento en que se producen y pueden no afectar a la marcha del perro hasta un tiempo después. Este es el caso, por ejemplo, de las quemaduras en las almohadillas, muy frecuentes en las ciudades durante el verano, debido a las altas temperaturas que alcanza el asfalto.
Otro ejemplo es la inserción de cuerpos extraños en la base de la pata o entre los dedos del animal. Un caso muy típico es el de las espigas, que pueden clavarse en la piel del perro y no provocar molestia hasta que, pasado un tiempo, la herida se infecta y aparece inflamación y dolor. Esto ocasiona, entre otros síntomas, una cojera cuando el perro camina, la cual puede desaparecer cuando está jugando o corriendo.
¿Qué hacer?
Independientemente de si detectas o no una cojera, es importante que revises bien las patas (almohadillas, uñas, espacio entre los dedos, etc.) de tu peludo cuando volváis de pasear, especialmente si hace mucho calor y frecuentais zonas de campo con espigas. Existen cremas y bálsamos que pueden resultar útiles ante quemaduras, rozaduras o heridas, especialmente en las almohadillas, pero en caso de una sintomatología más grave, debe ser el veterinario quien revise al animal.
Problemas articulares
El dolor que ocasionan las artrosis es otra de las causas más frecuentes de cojera. Al tratarse de una patología inflamatoria de tipo degenerativo, los animales afectados suelen ser aquellos de edad avanzada que, junto a la cojera, presentan otros síntomas típicos como son la dificultad para levantarse o saltar, el lamido excesivo de algunas zonas o la hipersensibilidad al contacto.
Los perros que padecen artrosis suelen cojear cuando caminan tras llevar un tiempo tumbados o descansando y su cojera se hace menos evidente a medida que empiezan a hacer más ejercicio, incluso pueden llegar a correr de una manera aparentemente normal siempre que la patología no se encuentre muy avanzada. Esto es así porque, al "calentarse" la articulación, el dolor percibido es menos intenso y el animal puede realizar movimientos de manera más natural.
¿Qué hacer?
Como la artrosis es un problema crónico y degenerativo, en el momento en que se detecta se debe administrar un tratamiento paliativo para reducir el dolor y retrasar al máximo posible la aparición de los síntomas. Dicho tratamiento puede incluir el uso de fármacos antiinflamatorios, pero también es muy importante controlar el peso del animal, proporcionarle una dieta y suplementos adecuados y adaptar el ejercicio físico a sus necesidades.
Displasias
La displasia de cadera y la displasia de codo son patologías degenerativas y hereditarias de tipo osteoarticular que suelen afectar a perros de razas grandes y gigantes. Cuando la displasia es avanzada, provoca problemas notables de movilidad y cojeras persistentes, pero en estadios iniciales, puede ocasionar unas cojeras más leves y de tipo intermitente. Así pues, es posible que un perro con displasia corra y juegue sin que seamos capaces de percibir de manera evidente una cojera pero esta se hace más clara cuando el animal camina o realiza algún tipo de movimiento específico.
Además, en el caso de la displasia de cadera, los animales, sobre todo aquellos más jóvenes, suelen mantener sus patas traseras juntas cuando saltan, por lo que parece que den "saltos de conejo" y tienen una peculiar forma de sentarse y tumbarse, lo que puede dar señales de que algo no va bien.
¿Qué hacer?
La displasia puede controlarse a través de tratamientos y, en ciertos casos, se puede llegar a corregir con cirugía.
Como ves, son varias las causas que pueden explicar por qué tu perro cojea al andar pero no al correr. En general, se trata de un síntoma de un problema leve, pero, en algunos casos, si no se trata puede convertirse en algo grave. Por ello, siempre es recomendable acudir al veterinario.
Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.
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